Cerca de 1.500 voluntarios se sumaron a la campaña #ChicleChallenge, que busca concientizar sobre la disposición que se le debe dar a los chicles masticados, por los daños ambientales, económicos y estéticos que generan.
TUNJA.- Con espátula en mano, estudiantes, padres de familia y público en general se unían a la jornada para despegar el mayor número posible de chicles en la Plaza Los Libertadores de Duitama (Boyacá).
La cita de los voluntarios para remover chicles que en lugar de ir a la basura son arrojados en lugares públicos fue en diferentes ciudades del país, como parte de una campaña ambiental y de concienciación acerca de la correcta disposición de estos residuos.
La iniciativa se dio en el corazón de Servigenerales, empresa prestadora de servicios de recolección de basuras en Montería, Facatativá y Yumbo, que a través de sus redes sociales lanzó la campaña #ChicleChallenge que busca sensibilizar a las personas frente a las implicaciones que genera la mala y popular práctica de arrojar los chicles al suelo.
Pronto esta idea tuvo eco a nivel nacional y fue así que se sumaron 35 organizaciones entre entes gubernamentales, ambientales, empresas privadas e instituciones académicas. Cabe anotar que la propuesta trascendió fronteras y fue así como en Panamá también se unieron cuatro entidades para realizar la maratón en contra del chicle pegado en el suelo. Durante esta jornada se removieron, en total,24.560 chicles.
La maratónica campaña se ha desarrollado hasta el momento en La Tebaida, Montería, Yumbo, Soacha, Duitama, Facatativá y Montenegro. En Panamá se hizo en Arraiiján, según informaron los organizadores.
Y es que los chicles masticados adheridos al suelo no solo dan mal aspecto a las calles, sino que exponen a las personas a enfermedades como tuberculosis, salmonelosis y estafilococo, además llevan a la muerte a las aves que atraídas por su olor lo tragan y su organismo queda obstruido, también generan sobrecostos a las ciudades que invierten en limpiar las molestas gomas.
El #ChicleChallenge continuará como una campaña permanente que pretende educar a las personas para que luego de consumir chicle lo arrojen dentro de la caneca de basura, recordando que con pequeños actos se hace del planeta un mejor lugar para vivir