Los desafíos del calentamiento global han llevado a varios países a instaurar políticas tendientes a reemplazar las energías fósiles para frenar las emisiones de CO2. Colombia no ha comenzado el cambio.
BARRANCABERMEJA.- La Transición Energética en el mundo es irreversible. Los Desafíos del calentamiento mundial así lo exigen y en muchos países ya la están aplicando. En Colombia aún faltan políticas públicas determinantes que prioricen la preservación de la vida sobre los negocios que mercantilizan la naturaleza.
Así quedó planteado en el encuentro “Construyendo transición energética justa para los pueblos y memoria ambiental para la paz”, que se realiza en Barrancabermeja y que concluirá este viernes con una gran movilización convocada por las diferentes organizaciones sociales participantes.
Según el documento “Ideas Verdes”, del movimiento Ríos Vivos y Censat Agua Viva, auspiciado por la Fundación Heinrich Böll, el panorama de la transición energética se refleja en tres situaciones: por una parte, la ciencia ha demostrado que las Emisiones de CO2, producidas por las energías fósiles, constituyen la causa principal de calentamiento del mundial y las cumbres mundiales del clima han reafirmado la necesidad y la urgencia de reducir emisiones.
En segundo lugar, en los últimos años, las llamadas “leyes del mercado” se están poniendo cada vez más del lado de las energías renovables, de tal manera que ya no es solo las ciencias del clima y el ambientalismo los que empujan esa transición, sino que la investigación, las tecnologías y las innovaciones en todas las energías renovables se reflejan en una mayor producción, difusión y ventas y en costos cada vez más bajos y competitivos.
La tercera situación que sugiere la transición energética tiene que ver con las decisiones que se han venido tomando en los últimos años, para dejar de usar petróleo y carbón. En la última Cumbre de Cambio Climático, que se celebró en Bonn (Alemania, noviembre de 2017) 20 países, entre ellos Canadá, Reino Unido, Suiza, Austria, Francia e Italia, anunciaron su compromiso de dejar de usar carbón como combustible para generar energía eléctrica.
De hecho, en los últimos años, algunos países europeos han decidido instaurar una prohibición a la venta y producción de vehículos de gasolina y diésel. En Noruega y los Países Bajos, entre tanto, se prevé prohibir los carros de combustión en 2025; el gobierno escocés estima que podrá eliminar los carros a gasolina y diesel en 2032; en Alemania, en 2030; Francia anuncio que lo hará en 2040 y en Reino Unido planea prohibir la producción de nuevos automotores a gasolina y diésel en 2040.
Colombia sigue con energía fósil
El documento “Ideas Verdes” señala, por otra parte que mientras el Gobierno colombiano continúa promoviendo la dependencia a los combustibles fósiles (petróleo y carbón), organizaciones sociales y comunitarias avanzan en el impulso de energías alternativas o de procesos de eficiencia energética. En el 2012, por ejemplo, se creó la Red Colombiana de Energía de la Biomasa (Red Biocol), que articula organizaciones comunitarias, académicas y no gubernamentales que promueven el uso de la bioenergía a escala y local avanzan es el desarrollo tecnológico de biodigestores aprovechando los residuos orgánicos y mejorando la calidad de vida de familias campesinas.
De otro lado, organizaciones como la Asociación de Pescadores, Campesinos, Indígenas y Afrodescendientes para el Desarrollo Comunitario de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú (Asprocig), la Fundación de Expresión Intercultural, Educativa y Ambiental (Fundaexpresión), la Red de Reservas Campesinas de Santander, Censat Agua Viva y el movimiento Ríos Vivos Colombia vienen impulsando una escuela de técnicos comunitarios que promueve las energías alternativas y procesos de eficiencia energética como la energía solar para procesos de deshidratación, bombeo de agua e iluminación en zonas rurales de Santander, Antioquia y Córdoba.
Sin embargo, según el ambientalista Juan Pablo Soler, vocero del movimiento Ríos Vivos Colombia, estas iniciativas aún no tienen el alcance de procesos como en la Unión Europea, donde la comunidad juega un papel importante ante la ausencia de voluntad política gubernamental.
El desafío hoy en el país es valorar más el papel de los movimientos sociales y populares, así como los de la academia, que trabajan para transformar esta realidad, advierten los activistas congregados en el encuentro de Ríos Vivos.
