Bogotá, julio 12 de 2013.-.En el extremo norte de Colombia queda Siapana, uno de los 24 corregimientos del municipio de Uribia en la Alta Guajira y que alberga una amplía población de indígenas Wayuu que viven en rancherías dispersas en el desierto.
Es esta zona el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la Unión Europea y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres de la Presidencia de la República adelantan el Proyecto para la gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático en el Caribe en el que desarrollan medidas de adaptación en zona desértica. El objetivo es aumentar la capacidad de resiliencia de los habitantes, disminuyendo su vulnerabilidad por escasez hídrica frente a fenómenos causados por la extrema variabilidad climática.
El internado de Siapana, lugar de encuentro de los indígenas de ese corregimiento y en el que estudian la mayoría de niños de esa comunidad la primaria y el bachillerato, fue el escenario perfecto para que el Proyecto hiciera el taller de socialización y validación de la medida de adaptación que consiste en un sistema de captación de agua lluvia conectado a la fuente principal de abastecimiento para potabilizarla.
Por medio del taller con enfoque de participación directa para identificar problemas, causas y soluciones, autoridades indígenas, docentes, estudiantes y la comunidad en general, aprobaron la medida de adaptación que va a beneficiar a unos 730 alumnos del internado, de los cuales unos 300 son internos, pues las rancherías en donde viven sus familias están a unas tres o cuatro horas de esta institución.
Para Juan Carlos Álvarez, asesor del Proyecto, es alentador que las comunidades estén motivadas con el sistema que también permitirá la reutilización de aguas grises. “El sistema que vamos a implementar permitirá que los 18 mil litros de agua que a la semana son utilizados para bañarse o lavar la ropa dentro del internado, sean reutilizados para el riego de las huertas comunitarias que hay en ese lugar, pues el agua es muy escaza y no se puede desperdiciar”, anotó Álvarez.
Durante la visita al corregimiento de Siapana, el Proyecto también socializó la segunda parte de la medida de adaptación con la comunidad de Magnaripa. Se trata de la adecuación de un jag”ey -zanja con agua producida por las filtraciones naturales del terreno- mediante la siembra de especies vegetales que permitirán aumentar la retención de agua en época de lluvias y generar sombra para evitar la evaporación del vital líquido.
Al finalizar la puesta en marcha de estas medidas de adaptación con proyectos de realización local, replicables, económicos y que integran aspectos culturales y tecnológicos desarrollados participativamente, se espera mejorar la calidad de vida de las comunidades.