Los humedales del altiplano cundiboyacense y de la Orinoquia, figuran entre los más afectados. Según el Instituto Alexander von Humboldt, aproximadamente el 88 % de los humedales del país no se encuentran bajo figuras de protección. Ganadería, agricultura, minería, desarrollo y crecimiento urbano figuran entre las mayores causas de la transformación de estos importantes reservorios de agua.
BOGOTÁ DC.- En Colombia, los humedales cubren el 26 % del territorio nacional, es decir, que existen un poco más de 30 millones de hectáreas de humedales con un inventario nacional, regional y local de 48.473 humedales, según datos registrados en Colombia Anfibia: un país de humedales. Once de estos ecosistemas figuran en la lista de humedales de importancia internacional de la Convención Ramsar, como son la Laguna de la Cocha, el Complejo de humedales Lagos de Tarapoto, el Sistema Lacustre de Chingaza y el Complejo de Humedales Laguna del Otún, entre otros (ver listado completo) (Lectura recomendada sobre sitios Ramsar).
Este 2 de febrero, cuando se conmemora el Día Mundial de los Humedales, Germán Ignacio Andrade, asesor científico del Instituto Humboldt y con Ronald Ayazo, investigador del Centro de Soluciones Basadas en la Naturaleza del Instituto Humboldt, revisaron la situación de estos ecosistemas en el país.
De acuerdo con la Convención Ramsar, los humedales están entre los ecosistemas más amenazados del mundo: el 85 % de los humedales se han perdido desde el 1700 y, al menos, un 35% se ha perdido desde 1970.
Como explica Ronald Ayazo del Instituto Humboldt, entre los factores de riesgo están: el cambio climático, las alteraciones de los regímenes hidrológicos, la pérdida de conectividad, la extracción excesiva de agua, plantas, animales y otros recursos naturales. Los asentamientos urbanos también suponen amenazas importantes.
Según el Reporte BIO del 2020 del Instituto Humboldt, en promedio, el 75 % de los humedales están conformados por coberturas naturales (bosques, herbazales, arbustales y cuerpos de agua) que indican un buen estado de conservación; sin embargo, aproximadamente el 88 % de los humedales del país no se encuentran bajo figuras de protección.
Hoy se estima que cerca del 95 % de las causas de transformación de los humedales en Colombia se debe a la ganadería establecida en áreas que históricamente han sufrido la deforestación y por la agricultura. "Si bien, estas son las principales causas, también vemos que, en algunas regiones, la minería, el desarrollo y expansión de núcleos urbanos son otras de las principales amenazas que también vienen afectando la cantidad y calidad de agua de los humedales", señala Ronald Ayazo.
En lo que respecta a la zonas más afectadas, Germán Andrade explica que una de ellas es el Piedemonte llanero, donde hay zonas que alguna vez fueron humedales, pero que infortunadamente han sido desecadas y, por tanto, es importante restaurarlas.
La situación del altiplano cundiboyacense tampoco es la mejor. En áreas como el complejo de humedales del río Bogotá, del cual hacen parte la Laguna de Fúquene, Cucunubá y Palacio y gran parte el Lago de Tota, se ha disminuido su área hasta quedar solo el 1 %.
Hay otra área que, aunque no está tan afectada como el Piedemonte y el altiplano cundiboyacense, sí se está viendo transformada por el cambio climático. "Se trata de los humedales de la alta montaña, es decir, todos los complejos de lagunas, turberas y lagos que se ubican sobre los 2.800 m s.n.m.", dice Andrade.
Los complejos de humedales requieren urgentemente acciones de restauración y protección, pues con ellos también se ponen en riesgo los servicios ecosistémicos que prestan los humedales a la sociedad como son la adaptación al cambio climático.
Mucho más que agua
Los investigadores recuerdan que los humedales son mucho más que agua. "Son ecosistemas que, debido a sus condiciones geomorfológicas e hidrológicas, generan acumulación de agua de manera temporal o permanente, originando suelos característicos que pueden ser arenosos, arcillosos y, la mayoría de veces, orgánicos".
Estas condiciones particulares favorecen la presencia de una gran diversidad de organismos vivos adaptados, como plantas hidrófitas (buchón, enea, junco), peces (mojarras, bagres y bocachicos), anfibios y reptiles (ranas, sapos, tortugas y caimanes), aves y mamíferos acuáticos (garzas, cigüeñas, nutrias y manatíes); así como una amplia variedad de insectos, moluscos y microorganismos.
Según la Convención Ramsar, también hacen posible nuestra existencia en la Tierra, pues están altamente interconectados y son biodiversos. Unen montañas con océanos, atraviesan fronteras nacionales, conectan distintos hábitats y facilitan el movimiento de especies. Los humedales, en el mundo, cubren 12,1 millones de kilómetros cuadrados, esto es, el 6 % de la superficie terrestre del planeta. Son importantes reservorios de agua dulce, por lo que se les conoce como "los riñones del planeta" y son fuente de la dieta básica de más de la mitad del mundo, que depende de productos cultivados en humedales.
La organización internacional señala que el 40 % de todas las especies conocidas de animales y plantas viven y se reproducen en humedales, lo cual incluye muchas especies en peligro, amenazadas y endémicas que solo pueden sobrevivir en determinados hábitats de humedales. Son, además, cruciales para la seguridad hídrica y almacenan más carbono que cualquier otro ecosistema. En cuanto a las diversas formas de vida que habitan en los humedales, según datos de Colombia Anfibia: país de humedales, se destacan:
- Vegetación acuática: plantas superiores que se encuentran tanto en el agua como en la tierra durante la época seca, como los juncos (Typha angustifolia).
- Artrópodos y moluscos: crustáceos como los camarones y diferentes especies de caracoles que intervienen en la descomposición.
- Peces: habitan permanente o temporalmente en las ciénagas. Allí conviven especies migratorias como el bocachico (Prochilodus magdalenae) y el bagre rayado (Pseudoplatistoma magdaleniatum).
- Mamíferos: especies como el manatí (Trichechus manatus) que se alimentan de plantas acuáticas, invertebrados y pequeños peces. Y especies como la nutria (Lontra longicaudis) que viven en ríos, arroyos y otros cuerpos de agua.
- Reptiles: habitan babillas y tortugas hicoteas.
-Aves: se pueden ver aves residentes como el vaco cabecinegro (Tigrisoma fasciatum), migratorias locales como el chavarrí (Chauna chavaria) y una migratorias regionales como la garza blanca (Ardea alba).
En cuanto a sus tipologías, la Convención Ramsar establece que los humedales pueden ser de agua salada o dulce, continentales o costeros, naturales o artificiales, permanentes o temporales, estáticos o corrientes. Los humedales de agua dulce son: ríos, lagos, estanques, llanuras de inundación, turberas, marismas y pantanos. Los humedales de agua salada: estuarios, lodazales, marismas saladas, manglares, lagunas, arrecifes de coral y arrecifes de mariscos y los humedales artificiales: estanques piscícolas, arrozales, embalses y salinas.
Desde el punto de vista social, los humedales hacen parte fundamental de la idiosincrasia de las comunidades por los vínculos que el ser humano ha forjado con ellos y que se muestran a través de múltiples expresiones culturales como la literatura, la música, la gastronomía y la arquitectura, todo lo cual ha convertido a Colombia en un país anfibio. En sí, los humedales ofrecen múltiples beneficios socioecológicos:
Seguridad y estabilidad de vida: los humedales pueden servir como estructuras de protección natural (barreras) frente a fenómenos climáticos (inundaciones, tormentas), preservando la integridad de las comunidades relacionadas con ellos.
Salud: los humedales en buen estado disminuyen la contaminación ambiental y pueden prevenir enfermedades; adicionalmente, garantizan la principal fuente de proteína de las personas a través de la pesca. Este importante rol en la nutrición contribuye a la buena salud de las personas. Ganadería, agricultura, minería, desarrollo y expansión urbana, figuran entre las mayores causas de la transformación de estos importantes reservorios de agua.
Se estima que cerca del 95 % de las causas de transformación de los humedales en Colombia se debe a la ganadería establecida en áreas que históricamente han sufrido la deforestación y por la agricultura. "Si bien, estas son las principales causas, también vemos que, en algunas regiones, la minería, el desarrollo y expansión de núcleos urbanos son otras de las principales amenazas que también vienen afectando la cantidad y calidad de estos ecosistemas".
Necesidades materiales básicas: las comunidades obtienen materiales fundamentales de los humedales y sobre ellos basan su forma de vida. Algunos de los beneficios son el agua para consumo, fibras vegetales y madera.
Buenas relaciones sociales: los humedales agrupan a la gente mediante actividades como los paseos de olla o el turismo ecológico. De esta manera, se fortalecen los lazos entre quienes las practican y contribuyen a su bienestar mental y emocional.
Amenazados por el extractivismo
En el escenario lationaomericano, según informa la organización Climate Tracker, los humedales andinos de la región del Gran Atacama —ubicada en la zona fronteriza de Argentina, Bolivia y Chile— albergan especies únicas de flora y fauna, especialmente adaptadas a condiciones climáticas extremas, así como microorganismos que absorben dióxido de carbono y liberan oxígeno. Su alta capacidad para purificar y almacenar agua garantiza el abastecimiento del recurso para comunidades y especies, generando además condiciones de adaptación a la crisis climática.
Sin embargo, debido a la presencia en estos humedales de grandes cantidades de litio —los tres países concentran más del 53% de los recursos (material potencialmente explotable) del mineral— existe una gran presión sobre ellos: actores empresariales y estatales han desarrollado una creciente y masiva industria minera para cubrir la demanda de litio del norte global, orientada a la fabricación de vehículos eléctricos y al almacenamiento de energía de fuentes renovables, entre otros fines.
De su lado, los gobiernos nacionales y provinciales ven en la industria la oportunidad de atraer inversiones y fortalecer sus economías, para lo cual flexibilizan o implementan de forma deficiente la normativa que exige un análisis adecuado de los impactos ambientales y sociales de los proyectos. Asimismo, no se realizan procesos de consulta y consentimiento libre, previo e informado con las comunidades indígenas que viven en los territorios. Tampoco se garantizan los derechos de acceso a la información, a la participación ciudadana, el acceso a la justicia en asuntos ambientales, ni un entorno seguro para las personas defensoras del ambiente.
Una de las principales afectaciones de este tipo de minería es el agua, elemento central de los humedales andinos. El litio se extrae del agua debajo de los salares, para lo cual se utiliza agua salada y dulce. Los humedales andinos están en zonas donde la supervivencia depende de la escasa agua que las caracteriza.