Aunque Colombia es considerada potencia hídrica mundial, más de 2 millones de sus habitantes sufren la escasez del preciado líquido. Hoy, cuando se conmemora el Día Mundial del Agua, Naciones Unidas llama la atención sobre la necesidad de proteger los ecosistemas como grandes reguladores de este recurso vital.
BOGOTÁ D.C.- Pese a que Colombia se clasifica como uno de los países con mayor oferta hídrica natural del mundo, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), 2.2 millones de personas en Colombia no cuentan con acceso al acueducto y por lo menos 5.8 millones carecen del servicio de alcantarillado sanitario en sus hogares.
En este mismo sentido, la entidad calculó -para 2019- que aproximadamente 6,6 de cada 100.000 menores de edad fallecieron en Colombia por causas relacionadas con diarreas. En ese mismo año, 13,3 de cada 100.000 niños fallecieron por infección respiratoria aguda. Además, la falta de acceso a agua potable está directamente relacionada con la desnutrición y con retrasos en el desarrollo, que tienen secuelas de por vida en los niños y niñas. Datos del Ministerio de Educación, señalan que el 40% de las escuelas rurales no tienen acceso a servicios de agua potable.
Por su parte, Unicef ha determinado que las y niñas y las mujeres adultas son las que generalmente se encargan de recoger y transportar el agua para toda la familia en lugares como La Guajira, donde se sufre de escasez. Ellas pueden tardar hasta 5 horas de su día en esta tarea, según cifras del Banco Mundial.
A esto se suma que por falta de acceso al servicio de agua, 1.4 millones de personas todavía deben realizar sus necesidades fisiológicas a campo abierto dada la falta de acceso a opciones de saneamiento, anota Unicef, organización que reitera la relación directa entre la ausencia de saneamiento básico y la aparición de enfermedades como la diarrea, lo cual afecta a grupos poblacionales que habitan principalmente zonas rurales, de acuerdo con datos del Programa Conjunto de Monitoreo (JMP).
Para entidades de Gobierno como el Instituto de Estudios Ambientales y Meteorológicos, IDEAM, el sector que más demanda agua es el agrícola con 16.760,3 millones de m3 (46.6% del total), seguido por el sector energía con 7.738,6 millones de m3 (21,5% del total), el sector pecuario con 3.049,4 (8,5%) y el sector doméstico con 2.963,4 (8,2%). El mayor uso de agua se concentra en el área hidrográfica de los ríos Magdalena y Cauca con 20.247,2 millones de m3 (67% del total) seguida de Caribe (16%), Orinoco (12%), Pacífico (4%) y Amazonas (1%).
En el área hidrográfica Magdalena-Cauca se usan los mayores volúmenes de agua por parte de todos los sectores considerados en el ENA 2014, con excepción del sector hidrocarburos cuya mayor participación se concentra en el área del Orinoco.
Por otra parte, el IDEAM señala que el aprovechamiento de las aguas subterráneas en la mayor parte del territorio colombiano es todavía incipiente, debido, entre otros motivos, al desconocimiento del potencial de tales recursos, tanto a nivel regional como local.
Cambio climático, riesgo para el agua
El más reciente informe ejecutivo de Naciones Unidas sobre el agua, prevé que el cambio climático podría intensificar el ciclo hídrico global y que siga aumentando la frecuencia y la gravedad de las sequías e inundaciones.
Dicha organización advierte que a medida que las economías se industrializan, las poblaciones se hacen más urbanas y se amplían los sistemas de abastecimiento de agua y saneamiento. Los efectos del crecimiento demográfico suelen registrar menores índices de consumo de agua per cápita. "Actualmente, casi la mitad de la población mundial sufre escasez de agua al menos durante parte del año", menciona el informe.
Una cuarta parte de la población mundial se enfrenta a niveles de estrés hídrico extremadamente altos y utiliza más del 80% de su suministro renovable anual de agua dulce. En los países de rentas más bajas, la mala calidad del agua ambiental se debe principalmente a los bajos niveles de tratamiento de las aguas residuales. En cambio, en los países de rentas más altas, las escorrentías agrícolas constituyen el problema más grave. Desafortunadamente, los datos sobre la calidad del agua siguen siendo escasos en todo el mundo, se lamenta el estudio.
Entre los contaminantes emergentes que causan preocupación se incluyen las sustancias per- y polifluoroalquiladas (PFAS), productos farmacéuticos, hormonas, sustancias químicas industriales, detergentes, cianotoxinas y nanomateriales. En todas las regiones se han hallado altas concentraciones de antibióticos debido a un tratamiento insuficiente de las aguas residuales procedentes de los hogares, de la ganadería y de la acuicultura.
Dado que los ecosistemas regulan la cantidad de agua disponible en el espacio y el tiempo, así como su calidad, la sobreexplotación de los servicios ecosistémicos de aprovisionamiento (alimentos, agua, fibra y otras materias primas) ha disminuido varios beneficios proporcionados por los ecosistemas, como por ejemplo su capacidad de regular el clima y el agua. Tales consecuencias incluyen disputas por los recursos medioambientales y el socavamiento de la prosperidad y la paz.
La degradación y fragmentación de los ecosistemas se han asociado a brotes de enfermedades, como la COVID-19 o el ébola, y a vectores de enfermedades transmitidas por el agua, como la malaria. Estos factores también aumentan la probabilidad de conflictos entre los seres humanos y la vida silvestre.
La magnitud de la degradación de los ecosistemas y su papel en los conflictos y la pérdida de prosperidad muestran la posibilidad de que la restauración ecológica se convierta en una respuesta dominante para mejorar la calidad y la disponibilidad del agua, así como para la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos. Las soluciones basadas en la naturaleza suelen proporcionar beneficios adicionales, incluidos algunos relacionados con la prosperidad local, y están demostrando ser cada vez más rentables. "Existen oportunidades de mediar para la paz aprovechando el papel positivo que quienes trabajan en el ámbito de la ciencia y la educación ambiental pueden desempeñar en la resolución de controversias", asegura Naciones Unidas en su informe ejecutivo sobre el agua..