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El investigador Orlando Rangel-Ch*, profesor de la Universidad Nacional y director científico del mapa de vegetación natural de Colombia, considera que no se requieren exorbitantes sumas de dinero en procesos en los que se debe dejar que actúe la dinámica natural. Estas son sus recomendaciones.

BOGOTÁ D.C.- Ante la situación que se presenta por las alteraciones en áreas de páramo y del bosque altoandino afectados por las quemas, la primera recomendación es seguir con los controles (monitoreo) en las zonas donde se presentaron los incendios, evitar la entrada de la gente a los sitios.

Igualmente, se debe reconformar o reforzar los grupos de voluntarios y de bomberos-policía para evitar nuevos brotes de incendios y para la socialización de las medidas de prevención-conservación.

En cuanto a la fase de recuperación, la segunda recomendación es dejar reposar estos sitios; hacer inspecciones (sin intervenir). Esperar que llegue la época de lluvias, hacia mediados de marzo. Una vez que lleguen las lluvias, se puede, entonces, examinar los sitios, documentarlos fotográficamente (georreferenciar); mirar el espesor de la capa de ceniza; nunca sacar las cenizas, ni darle tratamiento de residuos de escombro, pues este es el abono natural para la sucesión.

En algunos sitios donde haya troncos, restos de madera, sacarlos; mirar si es necesario dejar unos clareos para que la luz solar incidente permita que se “despierten”, salgan de la latencia las semillas, del banco de semillas del sitio y que se siga el proceso de sucesión.

Es conveniente documentarse sobre cuáles son las fases principales en el proceso de sucesión vegetal. En el caso de los páramos de Monserrate y alrededores, hay estudios detallados al respecto. Si en un momento es necesario ayudar al proceso de restauración, de recuperación de la vegetación, hay que tener muy en cuenta la composición florística del tipo de vegetación afectada.

En ese sentido, es clave revisar las fotografías, los vuelos de los drones y, con la participación de expertos, marcar en el mapa de vegetación las zonas afectadas. Por ejemplo, para el páramo de Monserrate tenemos muy bien definidos los tipos de vegetación, cuáles son las especies dominantes y cuales las asociadas en cada tipo, donde predominan los arbustos enanos leñosos, cuáles son los tipos de vegetación.

¿Dónde predominan los pastizales, los frailejonales y cuáles son sus especies asociadas? Con esta composición florística, en un momento dado, podemos ayudar al proceso de restauración (ya sea para acelerar la sustitución de las fases, mejorar las condiciones físico-químicas del suelo), esto se calificaría como “intervenirla”. Con conocimiento, se puede hacer y se cuenta con bastante certeza de que no se van a originar inconvenientes en el proceso de sucesión vegetal.

Es indispensable tener en cuenta esta información, la cual está expresada en los mapas de la vegetación actual de Colombia – a la espera de ser puesta al servicio de las entidades gubernamentales, por parte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible).

En estos mapas de la vegetación natural se ofrece cartografía detallada sobre la vegetación de todo el país según sus regiones naturales. Por supuesto, figura la de la región andina con los páramos. Para los páramos alrededor de Bogotá los estudios de caracterización básica y especializada ya existen. Estas zonas están muy bien estudiados, muy bien caracterizadas, por lo que se debe tener mucho cuidado y evitar que en algunos momentos se vayan a trasplantar especies que no son de esa localidad. Las especies que no son de un sitio se comportan como invasoras o foráneas y simplemente alteran la composición y pueden demorar el proceso de sucesión natural.

Es conveniente dejar que se inicien de manera espontánea los procesos de recuperación y hacerles seguimiento a estas etapas. El proceso es lento, en Colombia tenemos como puntos de referencia, por ejemplo, la recuperación de los páramos después de la erupción del volcán Arenas, en 1985. Se monitoreó durante dos, tres años y se vio que era muy lento, lo mismo sucedió en Costa rica.

Proceso lento

En consecuencia, tenemos que aceptar que es un proceso que va a demandar tiempo. Si se aprecia que hay “estancamiento” en una de las fases de recuperación se le puede ayudar al proceso. Por una parte, se puede propiciar que las especies representadas en el banco de semillas aceleren su germinación, esto es una operación conocida, no es nada nuevo.

El otro factor fundamental es controlar el agente tensionante (fuente de la quema), es decir, prestar atención a la entrada de gente, introducción de tipos de ganadería (ovinos o reses).

Se requiere un control estricto, en el cual se incluyan moradores y campesinos de la región. Se debe evitar el acceso a las zonas afectadas para evitar que en la fase de recuperación se aplasten los renuevos

 Si se sigue el proceso con juicio, con bastante probabilidad las zonas afectadas de los páramos se van a recuperar. Debemos recordar que el páramo es el sistema biológico (bioma) por excelencia en donde los procesos de recuperación después de catástrofes naturales están excelentemente ilustrados (puede revisarse información en las contribuciones de Thomas van der Hammen y sus colaboradores sobre paleoecología e historia en los cambios en la vegetación en numerosos sitios de las cordilleras andinas de Colombia: el Cuaternario de Colombia, estudios de Ecosistemas Tropandinos).

En los últimos 14.000 años hemos tenido alteraciones muy fuertes y se han recuperado (erupciones volcánicas, glaciaciones, variaciones drásticas en las lluvias). Indudablemente que se presentaron algunos cambios porque cualquier alteración en un ambiente natural produce afecciones de manera tal que nunca es posible alcanzar una condición original en términos absolutos.

Para concluir, no necesitamos gastar exorbitantes sumas de dinero en procesos en los cuales simplemente hay que dejar que actúe el medio natural con sus dinámicas y en algunos casos con nuestra asistencia, pero lo fundamental es controlar de manera efectiva la presencia del agente perturbador, que en este caso es el hombre.

(*) Profesor Titular Grupo de investigación en Biodiversidad y Conservación Instituto de Ciencias Naturales Universidad Nacional de Colombia Investigador Emérito Colciencias 2016

 

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