Jesús Orlando Rangel, director científico del mapa de vegetación natural recientemente entregado al país, advierte que con esta nueva herramienta se podrá lograr un uso sostenible de los bosques, ya que al conocer lo que el país tiene es posible trazar estrategias efectivas de protección, conservación y restauración.
BOGOTÁ D.C.- Saber qué bosques le quedan al país y dónde se encuentran es una de las condiciones fundamentales para frenar la deforestación en Colombia, especialmente en la región del Amazonas.
Así lo advierte el investigador Jesús Orlando Rangel, docente del Instituto Nacional de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia, quien explica que la vegetación es el esqueleto sobre el cuál se sustentan los sistemas terrestres, de ahí que es fundamental estudiarla, pues esta representa la supervivencia de la fauna, modifica el sustrato del suelo y se relaciona directamente con el clima.
En ese sentido, considera que el mapa de vegetación natural del país se constituye en la guía clave para establecer en qué estado se encuentran los bosques, pastizales, herbazales, manglares y frailejonales del país.
El experto, doctor en biología y quien durante 40 años ha venido estudiando en detalle la biodiversidad del país, se refirió a los retos trazados por el gobierno nacional para frenar la deforestación, especialmente en la Amazonia y Orinoquia, y manifestó que con ayuda del mapa se puede determinar cuál es la oferta ambiental, cómo se puede aprovechar de manera sostenible y cómo orientar mejor los procesos de recuperación de bosques y suelos para enfrentar fenómenos como el del calentamiento global.
El doctor Rangel recordó que desde el MADS se promovió la elaboración del primer mapa de vegetación natural que tiene hoy el país, una valiosa herramienta para trazar planes de restauración de bosques y de desarrollo local, con base en la información actualizada sobre el estado de la vegetación nativa en las diferentes regiones del país -Pacífica, Caribe, Andina, Orinoquia y Amazonia.
Como director científico de este mapa, que se elaboró en coordinación con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS) y con los institutos de investigación Alexander von Humboldt (IAVH), el IDEAM, el Amazónico de Investigaciones Científicas -Sinchi- y el de Investigaciones Ambientales del Pacífico John von Neumann (Iiap)- expone que esta herramienta permite visualizar los diferentes tipos de vegetación natural que aún le quedan al país y la cobertura vegetal que ha sido transformada por cultivos comerciales, ganadería, consumo de madera, obras civiles, cultivos ilícitos y explotaciones extractivas, entre otras actividades.
Los estimativos del director científico del mapa de vegetación señalan que Colombia ha perdido al menos 354.605 km cuadrados, equivalente al 31% de su riqueza natural, siendo las regiones Andina, Pacífico y Caribe, las más deforestadas (ver cuadro).
Al respecto, considera que las tasas de deforestación en Colombia durante los últimos años han alcanzado las 458 mil hectáreas por año, teniendo en cuenta que el consumo de madera se calcula en 128.000 ha por año y el suelo utilizado para cultivos ilícitos en 30.000 hectáreas cada año.
Amazonia, segunda región en riqueza natural
Aunque sobre la Amazonía de Colombia no se tiene un inventario básico de la diversidad en el componente faunístico, sí existe para el vegetal con su flora y vegetación. En flora se tienen registros de cerca de 7.630/8.049 especies de plantas con flores, que la ubican como la segunda región natural en riqueza a este nivel, después de la región Andina o cordillerana e igualmente la segunda a nivel de la cuenca amazónica con 22.130 especies, después del Brasil con 11.651.
En la variedad de sus bosques, selvas, matorrales, el inventario más reciente -aunque no es exhaustivo como en la aledaña región de la Orinoquia- muestra 30 formaciones a nivel de alianza y 149 asociaciones o tipos de bosque. La singularidad de su flora y su vegetación reside en que constituye el punto básico de la dispersión de linajes de la biodiversidad de Colombia. Entre sus tipos de vegetación, figuran los palmares mixtos dominados por Oenocarpus bataua (palma mil pesos), O. mapora, O. minoris, que se extienden por otras regiones como la contigua Orinoquía, el Chocó biogeográfico y el Caribe y también con influencia en las zonas bajas de las cordilleras (valles interandinos), explica el profesor Rangel.
Bajo este panorama, el académico plantea que aprovechando el mapa de vegetación natural se podrá lograr un uso sostenible de los bosques, ya que al conocer lo que tenemos es posible trazar estrategias efectivas de protección, conservación y restauración.
Más plantaciones forestales y menos uso de la madera
Entre las recomendaciones para contrarrestar la deforestación, el profesor Rangel recomienda seguir promoviendo la investigación científica sobre la realidad nacional, para mantener actualizado el mapa de vegetación, incentivar plantaciones forestales -en promedio de 40.000 ha/año-, recuperar las áreas degradadas, fomentar los usos no madereros del bosque y no estimular el consumo de maderas. Adicionalmente, ejecutar el ordenamiento de bosques, lo cual conllevaría a evitar la deforestación.
Para hacer el mapa de vegetación se utilizó una metodología especial que permite establecer un modelo jerárquico, desde las categorías más sencillas, conocidas como asociaciones o comunidades hasta llegar a una escala más compleja conocida como orden.
Inicialmente se buscó la información que ya se tenía, luego se complementó y actualizó hasta los últimos 50 años. “No es un inventario de especies sino de los tipos de vegetación que tenemos en todo el territorio colombiano”, enfatiza el investigador de la UNAL.
Con la información compilada se hicieron tablas de composición florística -estructura y composición de los bosques- y esta información fue transferida al instituto Alexander von Humboldt, que la direcciona al Sistema de Información de Biodiversidad (SIB), para que pueda ser consultada de manera permanente.
“Hemos recogido información sobre casi 4.000 puntos de muestras”, asegura el profesor Rangel y agrega que el mapa “es un logro que nos ha costado mucho, jamás en 45 años había sudado tanto con un proyecto, que pudimos sacar adelante gracias al confinamiento, mi sueño es que se siga trabajando en equipo para sacar adelante esta herramienta”.