El sector energético es responsable de cerca del 40% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, uno de los llamados gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera y calientan la Tierra. ONU reitera llamado a que los países dejen de depender del carbón.
A pesar de que organizaciones como la Naciones Unidas (ONU) piden urgentemente el fin de los combustibles fósiles, todavía se están construyendo cientos de nuevas centrales eléctricas de carbón, y decenas más están en proceso, por lo que el Secretario General, António Guterres, ha pedido que se impongan impuestos a las emisiones de carbono, que se acaben los subsidios estimados en billones de dólares para los combustibles fósiles y que la construcción de centrales eléctricas de carbón se detenga para 2020, "si queremos tener una posibilidad de poner fin a la crisis climática".
Mientras un alto número de países, particularmente las economías desarrolladas, están comenzando a escuchar el mensaje de la ONU, el sudeste asiático, una de las regiones de más rápido crecimiento económico en el mundo, parece estar atrapada en los combustibles fósiles, lo que convierte a los países de esa región en algunos de los más vulnerables al fenómeno climático.
Según estudios de la Agencia Internacional de Energía, millones de personas en el sudeste asiático han obtenido acceso a la electricidad desde el año 2000, y la región está en camino de lograr el acceso universal para 2030. Entre tanto, datos recopilados por Energía Sostenible para Todos, respaldada por la ONU, muestran que la región tiene el tercer mayor número de plantas de energía de carbón después de China e India. Indonesia, Vietnam y Filipinas tienen la mayor cartera de plantas de carbón de todos los países del sudeste asiático, con Malasia y Tailandia no muy lejos.
Los países asiáticos más ricos también están financiando el carbón más allá de sus fronteras: las agencias financieras estatales en China, Japón y Corea del Sur son ahora, respectivamente, las mayores fuentes de financiamiento para plantas de carbón en otros países: la investigación muestra que China fue la fuente internacional más grande de financiamiento para el carbón, comprometiendo más de US$1.700 millones entre 2015 y 2016.
En la Cumbre de Acción Climática en septiembre de 2019, cuatro años después del Acuerdo de París, los países se comprometieron a intensificar los esfuerzos para limitar el calentamiento global a 1,5° centígrados por encima de las temperaturas preindustriales e impulsar el financiamiento de la acción climática. Muchas naciones anunciaron medidas para combatir la crisis climática, incluida la limitación de la cantidad de electricidad producida a partir de fuentes de carbón.
Se espera que el Reino Unido, por ejemplo, elimine completamente el carbón en los próximos años; Alemania, uno de los mayores usuarios de carbón del mundo, acordó detenerse para 2038; y otros ocho países de la Unión Europea han anunciado que pondrán fin del uso del carbón para 2030. Chile se ha comprometido a cerrar todas sus centrales eléctricas de carbón para 2040, y Corea del Sur cerrará 10 plantas para 2022.
De acuerdo con la ONU, ya existe la tecnología tanto para permitir que el mundo se aleje del carbón y de otros combustibles fósiles, así como para conectar a los 840 millones de personas que aún no tienen acceso a la electricidad a fuentes de energía limpia y renovable. "La evidencia indica que las energías renovables son ahora la forma más barata de generar electricidad en dos tercios del mundo, más barata que el carbón y el gas natural, y, para 2030, junto a la eólica se espera que sean las principales fuentes", señala el informe de esta organización.
Pese a ello, la ONU considera que la transición a la energía limpia no es lo suficientemente rápido y todavía hay una gran brecha entre los compromisos climáticos de los países y su producción planificada de combustibles fósiles, tal como lo demuestra un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y los científicos.
La brecha es mayor cuando se trata de carbón, pues los países planean producir 150% más de carbón en 2030, lo que sería consistente con limitar el calentamiento a 2° centigrados, pero tres veces más de lo que se necesita para limitar el calentamiento a 1,5 °.
"A pesar de más de dos décadas de elaboración de políticas climáticas, los niveles de producción de combustibles fósiles son más altos que nunca", dijo en un comunicado de prensa Måns Nilsson, director del Stockholm Environment Institute, una de las organizaciones que produjo el estudio.