BOGOTÁ.- Ocho especies colombianas de rayas de agua dulce, exclusivas de Suramérica, fueron incluidas en la categoría menos restrictiva de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), según informó el Instituto Alexander von Humboldt.
Esta decisión, según lo explicó la entidad investigativa, contribuye a regular la comercialización de estas especies, cuya exportación se realiza con fines ornamentales.
La decisión consolidará la información estadística sobre individuos, especies y cantidades exportadas, e impulsará la investigación sobre las poblaciones de rayas de agua dulce.
Rayas de agua dulce de la familia Potamotrygonidae (Potamotrygon constellata, P. magdalenae, P. motoro, P. orbignyi, P. schroederi, P. scobina, P. yepezi y P. aiereba) fueron incluidas en la categoría III de la CITES, que autoriza su comercio internacional con permisos o certificados reglamentarios.
Tras la realización de talleres con expertos de países en los cuales se distribuyen estas especies de rayas, análisis de criterios y condiciones –como parte de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), apoyados por el Programa Regional Amazonia de la Agencia Alemana de Cooperación Técnica (GIZ) y las ONG Humane Society y Defenders of Wildlife–, la Secretaría de la Convención de la CITES evaluó y aprobó la solicitud de incluir las especies de rayas en el apéndice III.
La decisión permite que, de ahora en adelante, los países a los cuales sean exportadas las especies para uso ornamental (acuaristas), soliciten los permisos requeridos, de manra que se logre consolidar el registro estadístico de ejemplares que salen del territorio y definir las cuotas de exportación según la capacidad máxima que soporte la población de especímenes.
Al respecto, María Piedad Baptiste, investigadora del programa Ciencias de la Biodiversidad del Instituto Humboldt (línea de Evaluación de Riesgo de Vida Silvestre), explicó que “estas especies son de lento crecimiento, fecundación baja y maduración tardía, razón por la cual hay que analizar y ajustar las cuotas de exportación, que en nuestro país son más elevadas comparadas con países vecinos como Brasil”.
En este proceso ha sido crucial el trabajo articulado con la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), quien ve como una oportunidad los beneficios futuros que la decisión traerá consigo en términos de conservación y uso de la especie.
Para Baptiste “esto ayudará a que Colombia ordene el tema y eventualmente se determine el número de especies que pueden exportarse”. La investigadora confirma, además, que el Instituto, a través de la línea de Recursos Hidrobiológicos, liderada por Carlos Lasso, trabaja en paralelo con algunas ONG para fortalecer información a través de metodologías que documenten el estado de las poblaciones.
Finalmente, la investigadora –que coordina las Autoridades Científicas CITES en Colombia– considera que regular el uso de las especies representa una oportunidad y un compromiso de implementación de la Convención CITES para garantizar que el comercio no vaya en detrimento de las poblaciones biológicas.