Bueno, había que hacer ciertas concesiones con la apariencia de un día cotidiano de trabajo. Las botas de tacón tendrían que quedare guardadas así que, mano a los tenis. Y con tenis, el traje ejecutivo también tenía que mantenerse guardado en el closet. La indumentaria seguía cambiando. Una sudadera fue el atuendo perfecto. El secador, ni pensarlo. Una moña resultó ser la única alternativa, para poder acomodarme el casco. El maquillaje, aunque más suave, fue el único que se salvó del cambio de look en el Día sin Carro. El sacrificio de los hombres en estos temas fue un poco menor, aunque la preocupación por el sudor excesivo los obligó a ellos a incrementar su cuota de desodorante.
Salimos muy a las 8:30 de la mañana, desde uno de los conjuntos residenciales de Ciudad Salitre. Buen viento y buena ciclovía en la zona residencial y en una parte de la Avenida 26, la ruta elegida para llegar al Centro Internacional, donde está ubicada nuestra sede de trabajo.
La dicha llegó hasta la Carrera 30. Ahí se acabó la ciclovía y circular por la derecha nos implicó tener a centímetros las busetas y taxis que circulaban felices en su día y sin un atisbo de convivencia ciudadana con quienes nos movilizábamos en bicicleta. A los nervios de sentir a estos gigantes “respirando” o mejor, “exostando” en nuestra nuca, se sumó la peor de todas las frustaciones. Lo que para las autoridades fue el Dia por el Aire Limpio, a nosotros se nos convirtió en el Día sin Aire Limpio. Cada que una de estas busetas paraba a recoger pasajeros, nosotros también parábamos para no salirnos de nuestra derecha. Al momento de reanudar la marcha, un estornudo de humo nos obligó -por lo menos en tres paradas de estos artefactos motorizados- a comernos buena parte del monóxido de carbono y, a lo mejor, del peligroso material particulado del que tanto habla en su monitoreo la Secretaría de Ambiente.
El verdadero huracán de gases contaminantes nos sorprendió en los puentes de la 26, al cruzar por la depresión que lleva a la carrera séptima. Allí nos apabullaron buses y busetas que vienen por la 26 en las rutas que llevan a las carreras 10 y 13. Por una parte, no podíamos pasar porque esta zona es exclusiva para automotores. Por otra, ahí si que era difícil respirar. Justo en ese punto de nuestro recorrido, pensamos que todavía faltan muchos días por un aire limpio y sobran muchos buses, busetas y taxis que con su diesel y talvez por falta de mantenimiento, siguen emitiendo toda suerte de gases contaminantes.
Ahí también ratificamos que aún falta mucha cultura ciudadana entre los conductores de buses y busetas para facilitar el tránsito de los ciudadanos de la bici. Y que definitivamente se deben completar las ciclorrutas, para estimular al máximo el uso de la bicicleta como un efectivo y ambiental medio de transporte.
El final de nuestro recorrido fue feliz. Un rápido ingreso al baño para reacomodarse el look y un día de trabajo en traje deportivo.
Arribamos a nuestra oficina con el aliciente de haber sido consecuentes con el Día sin Carro, a pesar del humo que debimos respirar en ciertos puntos y con la esperanza de que algún Día, se pueda respirar en Bogotá un aire más limpio.
EL REPORTE OFICIAL
Una disminución de 31% en el Material Particulado (PM10), uno de los contaminantes más peligrosos que flotan en la atmósfera de la ciudad, y de 16% de Monóxido de Cabono (CO), según los registros de la Secretaría de Ambiente en horas pico, permitieron dar un resultado positivo de la undécima jornada del Día sin Carro en Bogotá.
En la jornada de 2008, la concentración de PM10 en esta hora pico registró un promedio de 160.3 microgramos por metro cúbico, mientras que el Día sin Carro de este año, los índices marcaron 110 microgramos por metro cúbico.
Según Juan Antonio Nieto Escalante, Secretario de Ambiente, la baja en la concentración de este contaminante se debe también al diesel de mejor calidad con el que se surte actualmente la capital del país, producto del pacto firmado con Ecopetrol a comienzos del año pasado.
“Actualmente, el diesel de la capital contiene entre 250 y 300 partes por millón de azufre. A comienzos de 2008, esta concentración era de aproximadamente 1.200 partes por millón, y a junio del mismo año fue de 500”, aseguró Nieto.
En cuanto al Monóxido de Carbono, principal contaminante generado por los vehículos particulares, el panorama fue similar. El reporte entregado en la tarde registró una disminución de CO de 21% en comparación con el 2008, y un 39% con un día típico.
“Esta disminución evidencia que la concentración de CO se asocia con la restricción a vehículos particulares”, argumentó Nieto Escalante.
A las 9 a.m. en plena hora pico de la mañana, el PM10 fue de 106,9 microgramos por metro cúbico (ug/m3), mientras que en el 2008 esta cifra fue de 154,8 ug/m3. En cuanto a CO, a las 7:00 a.m., la nueva jornada registró 1,9 partes por millón (ppm), cifra mucho menor la del año anterior, cuando fue de 3.3 partes por millón.