Bogotá, Febrero 3 de 2011.- La calidad del aire de la capital colombiana se mantuvo estable durante la jornada del Día Sin Carro. Si bien el ozono bajó un 26% frente a un día de tráfico normal, al pasar de 20,9 partículas por billón a 15,5, los demás contaminantes registraron un leve aumento.
De acuerdo con la Secretaría Distritla de Ambiente, el aumento de los demás contaminantes no es significativo, ya que se presento inversión térmica durante toda la jornada y transitaron los más de 52 mil buses, busetas, colectivos y taxis, principales generadores de material particulado.
Comparado con un día de tráfico normal, el material particulado aumentó un 3% (de 80,9 microgramos por metro cúbico a 83,4); el dióxido de nitrógeno, 1% (de 19,08 partes por billón a 20,1); el monóxido de carbono, 0,4% (de 0,78 partes por millón a 1,08); y el dióxido de azufre, 13% (de 6,15 a 6,54 partes por billón).
“Para mejorar el comportamiento del material particulado es indispensable que los vehículos diesel de transporte público implementen sistemas de control y mantenimiento, y que disminuyan las emisiones”, informó la Secretaría de Ambiente del Distrito.
La Secretaria Distrital de Ambiente, Margarita Flórez, manifestó que este leve incremento está ligado a varios factores como la alta temperatura que azotó a Bogotá, la gran circulación de buses, busetas y colectivos y al comportamiento de los ciudadanos.
“Antes de arrancar con la jornada, muchos bogotanos sacaron sus vehículos y se desplazaron hacia sus sitios de trabajo. Esto se repetirá en horas de la noche, cuando se devuelvan a sus casas. Esto no sólo afecta la movilidad de la ciudad, sino que impide una mejor dispersión de los contaminantes”, apuntó.
“En las primeras horas de la mañana se presentó una inversión térmica a una altura de 6.500 metros sobre el nivel del mar, que fue lo que más dificultó la dispersión de los contaminantes. En la tarde se mantuvieron las condiciones secas con intervalos soleados”.
Sancionados por transitar
Según cifras de la Secretaría de Movilidad, en esta jornada se impusieron 197 comparendos por no acatar la restricción de 13 horas (por lo que tendrán que pagar los $283.350), y se inmovilizaron 55 vehículos por transitar en las principales avenidas.
En los 10 puntos de control de emisiones de las Secretarías de Ambiente y Movilidad y la Policía de Tránsito fueron revisados 417 buses, busetas y colectivos, de los cuales 71 no pasaron los parámetros ambientales (el 17 por ciento).
De los 417 revisados 251 utilizaban combustible diesel (fueron rechazados 44) y 166 combustible a gasolina (27no pasaron las pruebas).
Muchos buses viejos y motocicletas
Desde la Academia, el profesor Luis Carlos Belalcázar, experto del Departamento de Química de la Universidad Nacional de Colombia y del Laboratorio para la Medición de la Calidad del Aire, consideró que los resultados ambientales del Día del No Carro no han sido determinantes.
Explicó que las dos fuentes contaminantes del aire en Bogotá y que más causan daño a la población, como irritación ocular y enfermedades respiratorias agudas, especialmente en niños y ancianos, son el material particulado (producido por los buses y vehículos movidos por diesel) y el llamado “ozono malo”, que es una reacción química que se produce en el aire por la combustión de los vehículos a gasolina. Dichas sustancias se denominan “compuestos orgánicos volátiles”.
Agregó que es muy difícil cuantificar su presencia en el ambiente, porque el ozono no es un contaminante que se emite directamente, sino que se forma en el aire. “Ese es el que nos irrita los ojos en el centro y en el suroccidente de la ciudad (la zona más contaminada) y también produce enfermedades respiratorias”, advirtió.
“La reducción de las partículas del diésel no es muy significativa. Con la jornada del Día sin Carro sí bajan otros contaminantes como el carbono que, en realidad, no es el problema central de la polución en Bogotá, como los dos anteriores”, resaltó.
Si se remueven los vehículos a gasolina, hay una reducción lógica de esos compuestos, pero los más peligrosos son las partículas, que permanecen suspendidas en el aire igual que en un día ordinario.
Llamó la atención en que los resultados son infructuosos porque las medidas que han sugerido la academia y los técnicos desde que comenzaron los estudios de monitoreo en la calidad del aire y que se aplican de igual manera a jornadas especiales como la del Día sin Carro, en los últimos 11 años no se han adoptado.
“Por ejemplo, sugerimos la renovación del parque automotor de los buses y el retiro de los vehículos de servicio público que ya sobrepasaron con creces su vida útil (todavía hay centenares de buses con más de 30 ó 40 años de servicio). Por eso la calidad del aire no ha mejorado”, dijo.
Según Belalcázar, otro de los problemas centrales es el boom en la circulación de motocicletas en la ciudad, y a las que no se les restringió la movilidad durante la jornada. Incluso, dijo que más allá del Día Sin Carro, el aplazamiento del retiro de las motos de dos tiempos sigue agravando la polución.
El asunto de las motos se está saliendo de las manos de las autoridades, porque no solo incrementan la contaminación, sino que están involucradas en la accidentalidad vial, con heridos, discapacitados y muertos.
“Poco a poco, las motocicletas se van a convertir en un mayor foco de contaminación y de accidentalidad de lo que son ahora”, puntualizó el investigador Belalcázar.
En su concepto, el Día sin Carro sirve, pero no es la panacea. “Con jornadas como la de hoy debemos reflexionar y actuar sobre qué sistema masivo de transporte se va a implantar en la ciudad en el corto plazo. No tener un sistema masivo de transporte provoca el desorden en algunas partes de la ciudad, cuando se hacen estas jornadas especiales”, puntualizó.