Bogotá, marzo 15 de 2011.- Uno de los mayores desafíos que tiene Colombia en la transición a economías bajas en carbono está en el sistema de transporte. A esa conclusión preliminar llegó el experto inglés David Vincet, director de Proyectos de la Compañía Británica Carbon Trust.
Vincet llegó a Colombia para reunirse con funcionarios de diferentes entidades como los ministerios de Ambiente y Transporte, la Andi, Emgesa, EPM e Isagen, entre otras, y compartir la experiencia de Carbon Trust. Esta empresa fue fundada por el gobierno británico en 2001 como una compañía independiente sin ánimo de lucro y con la misión de acelerar la transición hacia una economía de bajo carbono para contribuir a contrarrestar el cambio climático.
En entrevista exclusiva con Revista ECOGUIA, el señor Vincet manifestó que las emisiones contaminantes de los vehículos de transporte público en Colombia, no sólo se ven, sino que se huelen y se sienten. “En los pequeños tramos que he recorrido a pie me he dado cuenta de que el transporte es uno de los sistemas que debe mejorar Colombia”, advirtió.
En tal sentido, precisó que Colombia tiene un gran potencial y que para hacer la transición en este sistema se requiere de políticas estrictas del Gobierno e incluso de incentivos.
“Las mejoras a este sistema incluye la reducción en emisiones de carbono, lo que no sólo se traduce en un mejor ambiente sino que además influye en una menor incidencia de enfermedades respiratorias”, comentó el señor Vincet.
Sobre las expectativas colombianas, de alcanzar un crecimiento económico del país entre 5 y 7% cada año, el directivo empresarial considera que de alcanzarse esta meta se tendría una franja más amplia de clase media con mayor poder adquisitivo. “Hay que preguntarse, por ejemplo, qué medio de transporte va a utilizar esa nueva clase media”, comentó.
Bajo esas circunstancias, considera que es ahí donde el Gobierno entra a jugar un papel fundamental. “En el Reino Unido, por ejemplo, se cobra un impuesto de rodamiento y hasta hace pocos años este impuesto se basaba en el tamaño del motor. Ahora, este impuesto se tasa según las emisiones de carbono”. Así las cosas, los usuarios han empezado a revisar, a la hora de comprar vehículo, cuál es el carro que genera menos emisiones. La gente también empieza a hacer la transición hacia carros más pequeños, con menos emisiones de gases y con mayor rendimiento de combustible.
Autos en prueba
En el Reino Unido, como en otros países, ya se están empezando a hacer pruebas con vehículos eléctricos, para establecer cuál es la batería más apropiada y cuál será la reacción de los consumidores frente al nuevo tipo de vehículo.
Frente a las nuevas tecnologías que exploran los fabricantes también es importante evaluar el panorama general. En concepto de David Vicent, hay que preguntarse, por ejemplo, si se tiene un gran número de carros eléctricos, “cómo va a afectar esta producción la infraestructura eléctrica de cada país”
A nivel micro, se puede analizar si se puede aprovechar la batería del carro en otros requerimientos de energía en el hogar mientras éste se encuentra parqueado.
En materia de nuevas tecnologías y nuevos modelos bajos en carbono, prácticamente todas las grandes compañías de carros están trabajando. “Toyota ha trabajado mucho en los modelos híbridos; BMW trabaja en el uso de hidrógeno como combustible; Nissan se ha concentrado en los carros eléctricos”, comentó, al advertir que precisamente una de las fábricas del nuevo modelo Nissan Leaf, está en Gran Bretaña. Otras compañías trabajan modelos para biocombustibles.
Conciencia internacional
No obstante haberse reunido con entidades gubernamentales y gremiales, el señor Vincet fue claro en manifestar que su mensaje de producción de economías más limpias va dirigido a la industria, el Gobierno y, en general, a todos los ciudadanos que desde su hogar pueden contribuir a bajar emisiones contaminantes.
Esta iniciativa, subrayó, complementa la tarea a nivel diplomático que viene realizando el gobierno del Reino Unido para generar conciencia internacional sobre cómo frenar el cambio climático y compartir experiencias de cómo se está logrando.
El directivo considera que para hacer la transición a una economía baja en carbono es fundamental la acción del Gobierno, con lo cual se garantiza que los mercados reciban señales correctas acerca de las políticas y las empresas respondan de manera adecuada a los nuevos lineamientos. “En la medida en que estas políticas estén encaminadas a la adquisición de bienes y servicios bajos en emisiones de carbono se podrán condicionar las compras e inversiones en diferentes países”.
Colombia ya está en un punto ventajoso, debido a su alto porcentaje de producción de energía hidroeléctrica, pero esta ventaja está en riesgo por las tendencias en los ciclos de lluvia y sequía. Adicionalmente, por el impacto ambiental negativo que puedan tener estas obras.
De otra parte, subraya, habrá que preguntarse de dónde saldrá la energía extra para sostener este crecimiento. Si bien es positiva la producción de energía hidroeléctrica, en su opinión también es muy importante tener en cuenta la producción de energía eólica y de biomasa.
Y pese a que declaró no ser un conocedor del tema, considera que otro de los grandes retos para Colombia en la búsqueda de economías bajas en carbono es la minería, sector en que debe revisarse el consumo de agua.
“Ningún país por sí solo va a hacer esta transición baja en carbono, pero trabajando conjuntamente hacia este objetivo común, aprenderemos la mejor manera para que cada país avance y así podremos encontrar nuevas oportunidades para la producción de riqueza”.
Colombia muestra un buen comienzo por la amplia disponibilidad de fuentes hídricas, pero también tiene grandes desafíos con la reducción de emisiones en el sector transporte”, concluyo el experto inglés.