Este felino, que se hallaba en proceso de rehabilitación en el municipio de Palestina (Caldas), no logró recuperar los comportamientos requeridos para su liberación.
MANIZALES-. Un puma yaguarundi que se encontraba en proceso de rehabilitación en el centro de atención, valoración y rehabilitación de fauna silvestre Montelindo, ubicado en la vereda Santágueda, del municipio de Palestina, no pudo ser liberado en su medio natural, razón por la cual será trasladado al zoológico de Barranquilla, debido a que no superó el proceso de recuperación al que era sometido por los médicos veterinarios
Como se recuerda, el animal fue rescatado en Viterbo siendo un neonato y entregado a Corpocaldas en delicadas condiciones de salud. Y luego de un proceso de rehabilitación y lograr importantes avances, no superó comportamientos de impronta positiva hacia el hombre, por lo que no puede ser liberado.
Según la Resolución 2064 de 2010, “por la cual se reglamentan las medidas posteriores a la aprehensión preventiva, restitución o decomiso de especímenes de especies silvestres de fauna y flora terrestre y acuática y se dictan otras disposiciones”, una vez aplicados los protocolos de destino final se concluyó que la mejor disposición final para este animal es un sitio de cautiverio permanente donde pueda aportar a la conservación de la especie mediante los diferentes programas y proyectos de educación ambiental que maneja la Fundación Botánica y Zoológica de Barranquilla.
Como se recuerda, el puma ingresó a Corpocaldas en mayo de 2020 procedente del municipio de Viterbo, donde una familia lo rescató de unos cañaduzales que se habían incendiado. Para esa fecha, el animal era un neonato y las personas que lo rescataron lo tuvieron consigo por un mes aproximadamente.
Al momento de ser entregado a la corporación, el animal presentaba bajo peso (540 gramos) y una marcada debilidad.
En el centro de atención se le hicieron las valoraciones médicas pertinentes así como evaluación nutricional y etológica, encontrando procesos serios que comprometían el bienestar del ejemplar, entre ellos: deshidratación, distensión del abdomen, pelaje opaco y en malas condiciones, parasitismo y un comportamiento positivo ante la presencia humana, es decir, que no le temía, un comportamiento inadecuado para un animal silvestre, lo que pone en riesgo su propia vida.
Para restablecer la salud del puma, se iniciaron tratamientos con diferentes medicamentos, se le formularon y suministraron las dietas adecuadas para mejorar su condición nutricional y se inició un proceso de rehabilitación orientado a enseñarle a cazar y a asechar presas vivas.
Oscar Ospina Herrera, profesional especializado del grupo de Biodiversidad y Ecosistemas de Corpocaldas precisó que “el animal no superó los comportamientos aberrantes positivos hacia el hombre a pesar de que desarrolló habilidades para cazar, trepar los árboles, refugiarse y huir de posibles predadores naturales, por lo cual no es posible liberarlo en el medio natural”.
Actualmente, el puma yaguarundí tiene alrededor de 14 meses y pesa cerca de 6 kg, lo que demuestra un óptimo desarrollo mientras estuvo bajo el cuidado de Corpocaldas.
