En el Gran Libro de la Orinoquia Colombiana, publicado por el Instituto Humboldt y la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional -GIZ- con apoyo de Ecopetrol, se prenden alertas por los riesgos que afronta este extenso territorio, por la agroindustria, la ganadería y el acaparamiento de tierras.
BOGOTÁ D.C.- La Orinoquia, una de las regiones del país que aún conserva gran parte de sus áreas naturales, es la protagonista de la edición especial de un libro que muestra el origen geofísico de sus espléndidos paisajes, las características de los ricos y frágiles ecosistemas y las dinámicas socioambientales que han logrado consolidarse con el tiempo.
A pesar de estar ocupada desde comienzos de la colonia, la Orinoquia todavía tiene zonas con una alta integridad ecológica, es una región que como macrocuenca- red natural de cauces de agua - posee una oferta muy amplia de servicios ecosistémicos dado que dispone desde áreas nivales - fuentes hídricas - hasta zonas semiáridas, según lo describe la editora del libro, Clarita Bustamante.
"Precisamente las dinámicas hídricas en las sabanas inundables y la presencia de grandes lagunas y herbazales en la altillanura han permitido que estas dos regiones que componen parte de la gran Orinoquia hayan evolucionado, por ejemplo, en la actividad ganadera no sólo en términos ecológicos sino sociales al consolidarse como una gran tradición de apropiación cultural", dijo.
Y pese a que históricamente algunas regiones de la Orinoquia no han sufrido grandes transformaciones, actualmente este comportamiento se está modificando, lo cual pone en riesgo su característica sostenibilidad ambiental: uno de esos motores de transformación es el acaparamiento de tierras.
Como bien señala la editora Bustamante, esta dinámica tiene dos orígenes: de una parte, la sobrevaloración de las tierras con fines económicos en donde se utilizan bovinos para acaparar territorios, lo cual no implica que haya ganadería.
De otra parte, el tipo de agroindustria que no está basada en el aprovechamiento de la oferta ambiental del territorio sino en la transformación total, tanto de las características físicas y químicas del suelo, como de los flujos hídricos, representada en la desecación de humedales en la sabana inundable y la altillanura.
Si bien la actividad ganadera tradicional desarrollada en la Orinoquia ha coevolucionado con los diferentes paisajes de la región, en los últimos años se ha intensificado con prácticas como la introducción de pastos no nativos que tienen condiciones distintas y que terminan afectando la estructura funcional de las sabanas que coexisten con las especies de flora y fauna típicas de la región.
Reservas para conservar
La Orinoquia es una de las regiones con mayor número de Reservas de la Sociedad Civil -RSC - y la mayor en área, lo cual es un indicador de la conciencia social frente al rol de la ciudadanía en la conservación, conectividad y funcionamiento socioambiental del territorio.
La Orinoquia en Colombia ocupa 34.720.832 hectáreas, cargadas de diversidad de vida, paisajes y culturas: montañas inmensas que indígenas y campesinos habitan y aprovechan desde las frías cumbres hasta los bosques cálidos ubicados a menor altitud; extensas planicies que pasan de ser desiertos temporales a grandes humedales, trabajadas por llaneros; selvas achaparradas como las de Matavén, de población índigena mayoritaria, grandes afloramientos rocosos como la Sierra de La Macarena, y zonas de colonización y ciudades en desarrollo y crecimiento acelerado como Villavicencio, Yopal y Puerto López.
La cuenca del Orinoco ocupa casi la cuarta parte de América del Sur y está conformada por unos 750 ríos y miles de arroyos y quebradas.
Tiene156 ecosistemas no intervenidos y se estima que a lo largo de la cuenca del río Orinoco hay una población de 10 millones de personas que vive y realiza actividades productivas, que aporta a las economías de Colombia y Venezuela.