En 2018, este organismo incautó 34.873 especies silvestres, que fueron dejadas a disposición de la autoridad ambiental. Un artículo preparado por la Dirección de Protección y Servicios Ambientales para revista ECOGUIA, explica cómo se controla el tráfico ilegal de especies.
BOGOTÁ D.C.- Cuando se nombran las especies silvestres, no solo se está hablando de animales vivos, por el contrario, dentro de esta denominación también encontramos los animales muertos, disecados, partes o productos y subproductos derivados de los animales silvestres.
Con la expansión urbanística hacia áreas naturales, encontramos a individuos de especies silvestres que se han adaptado para convivir en asentamientos humanos, la supervivencia de estos animales no se encuentra controlada por el hombre, en estos casos las mismas especies generan comportamientos y adaptaciones que les permite suplir sus necesidades evitando en la mayoría de los casos el contacto directo con las personas.
El consumo de carne y huevos de algunas especies ha traído como consecuencia la sobreexplotación, unida a la pérdida de hábitat, ha ocasionado que muchas de estas especies se consideren amenazadas, esto altera las interacciones y funciones con el ecosistema donde habitan; es el caso dispersión de semillas y control de plagas, lo que tiene consecuencias en el bienestar humano.
Cuando hablamos de tráfico de especies silvestres hacemos referencia a las actividades de extracción de fauna silvestre propias de un ecosistema natural con fines comerciales o para la tenencia como mascotas o animales de compañía convirtiéndose este en una forma de maltrato animal.
La Policía Nacional, en cabeza del Área de Protección Ambiental y Ecológica, despliega sus actividades mediante tres líneas de acción: prevención, control e investigación criminal, siendo la primera la que orienta los planes, programas, campañas y actividades de educación y prevención, dirigidos a la comunidad en general para la protección del ambiente y los recursos naturales.
Esta línea cuenta con tres programas: sensibilización a policías, organización comunitaria y difusión en medios de comunicación; la segunda y no menos importante es la línea de control, cuyo fin primordial es el ejercicio de la actividad de Policía y su despliegue se lleva a cabo mediante cinco componentes: control al tráfico de la biodiversidad, control a la contaminación atmosférica, control a la contaminación de cuerpos hídricos, control a la contaminación visual y control al maltrato animal, todos ellos se adelantan en el territorio nacional y con mayor impacto en zonas de mayor afectación ambiental.
Aunado a lo anterior, en la actualidad esta especialidad cuenta con 16 guías caninos especializados en la detección de fauna silvestre en los principales terminales aéreos y terrestres del país, esta iniciativa estratégica se logró consolidar con el apoyo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a través del Convenio Interadministrativo No 368 de 2015, convirtiéndose en un referente a nivel de Latinoamérica.
No son mascotas
Vamos a señalar porque NO debemos tener fauna silvestre como mascota, iniciando por la normatividad vigente aplicable, así:
* Es un delito tipificado en la normatividad ambiental colombiana (Decreto 1608 de 1978) y el Código Penal (Ley 599 de 2000).
* Requieren de alimento especial y variado que solo consiguen en la naturaleza.
* Necesitan espacio y ambientes naturales para reproducirse y evitar su extinción.
* Les es indispensable la compañía y enseñanzas de individuos de su misma especie para estimular su supervivencia.
* Inevitablemente, el animal en cautiverio termina por demostrar un comportamiento agresivo y temperamental, en muchos casos sin provocación alguna y pueden llegar a convertirse en amenaza para el ser humano.
* Se enferman, deprimen y debilitan, muchas veces sin importar lo bien que los queramos tratar, condición que los lleva a la muerte en poco tiempo
* Por cada ejemplar capturado, enjaulado y maltratado; 10 individuos mueren en el proceso de apresamiento, transporte y comercialización, así lo expresa el instituto Alexander Von Humboldt.
* Los animales silvestre son portadores de muchas enfermedades que se pueden transmitir a los humanos o a los animales domésticos (conocidas como enfermedades zoonóticas), ocasionándo graves afectaciones o incluso la muerte.
A nivel mundial existen instancias que regulan el comercio legal de especies, como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Silvestre (CITES), cuya finalidad es la de velar para que el comercio internacional de especímenes de animales y plantas silvestres no constituya una amenaza para su supervivencia.
