Para el ambientalismo, la defensa del patrimonio natural es una apuesta central resu- mida en las 11 propuestas presentadas en La Habana. El SI es también por el respeto a las miles de personas sacrificadas por reivindicar la defensa de páramos, selvas y ríos, humedales, ciénagas, aire, fauna y suelos ancestrales.
El aleteo veloz de los colibríes se parece a la dinámi- ca de muchos jóvenes que están promoviendo el SI del Plebiscito. Objetivo: convencer a los in- decisos con una respuesta al cambio y a la confianza.
Es el inicio de una oportunidad de cambiar las reglas de convivencia ciudadana y de generar una cultura co- lombiana de no violencia, aceptar una sanación colecti- va contra las desigualdades que hieren la humanidad.
El entusiasmo de organizaciones y redes de jóvenes que están revoloteando como colibríes para polinizar el SÍ, se presenta como una gran inauguración para hacer ejer- cer mayor control ciudadano sobre la puesta en mar- cha y la concreción de los Acuerdos suscritos en la Ha- bana y la ruta del desarrollo de la próxima década.
Para el ambientalismo, la defensa del patrimonio natu- ral en los territorios es una apuesta central resumidas en las 11 propuestas presentadas en La Habana. Hoy, el SI es también por el respeto a las miles de personas sac- rificadas por reivindicar la defensa de páramos, selvas y ríos, humedales, ciénagas, aire, fauna y suelos ancestrales.
El SI evidencia efectos positivos en otros frentes: la entrega de banderas de ambientalistas de- canos hacia las generaciones “del cambio climático”, incluyendo blogueros, recicladores agremia os, animalistas, montañistas, pescadores, ciclistas, cami- nantes, y otros tantos amantes diversos de la naturaleza.
Miles de jóvenes se están movilizando y generado men- sajes y campañas espontaneas en redes sociales, entre amigos y estudiantes. El twitter, instrumento de comu- nicación utilizado por varias generaciones, está per- mitiendo la interlocución a muchos niveles y sin cita previa con senadores, ministros ni políticos region- ales para exigir seriedad, decencia y cumplimiento.
La coyuntura del voto por el Si agrupa juventudes y varias edades, incluyendolageneracióndelgrupoétareodelos50-60-70(del siglo pasado). Crece el consenso por las banderas laicas de la compasión y de la libertad para aprender a compartir con los que han estado en la clandestinidad, en recodos donde revolotean miles de colibríes.
Las propuestas en La Habana
1. Construir una nueva ética e institucionalidad ambiental, sobre la base de que el clima, la Tierra, el agua, la biodiver- sidad, la cultura y en general el territorio, no deben ser con- siderados “objetos” alrededor de los cuales los seres humanos negociamos, sino actores decisorios que deben ser consultados y tomados en cuenta para actuar con precaución.
2. Planificar y propiciar una novedosa paz territorial, basada en aprendizajes derivados de procesos locales participativos y del reconocimiento de la deuda y los pasivos ambientales.
3. Incorporar en los criterios de la paz territorial conceptos y prácticas novedosos como el buen vivir y el bienestar bajo en carbono, en lugar de insistir en los modelos de desarrollo que
han probado su inconveniencia para Colombia y otros países de Latinoamérica y el mundo.
4. Trabajar por la confluencia crítica entre la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible con la agenda 2030 del posconflicto (con los ojos puestos por lo menos en el 2050).
5. Comprometerse a redefinir las relaciones entre la Colombia Urbana y la Colombia Rural teniendo en cuenta que los ecosistemas naturales y construidos han sido víctimas de la guerra y que es preciso concertar acciones colectivas orientadas a restaurarlos.
6. Revisar el modelo extractivista minero energético y expresarlo claramente en el ordenamiento territorial, incluyendo la moratoria selectiva, como es el caso de las zonas productoras de agua.
7. Asumir la educación integral y la democratización de la información y el conocimiento como instrumen- tos de construcción de la paz.
8. Fortalecer y reconocer la investigación científica, la innovación y otros modos de construcción del cono- cimiento como medios para mejorar el conocimiento de la realidad ecológica, climática y cultural del país.
9. Hacer un balance participativo de las deudas ambientales en las regiones y localidades recono- ciendo a la naturaleza como víctima del conflicto armado y del modelo de desarrollo colombiano, y por tanto sujeto de Verdad, Justicia y Reparación.
10. Construir colectivamente la Agenda ambi- ental y climática para la paz, a partir del diálo- go desprevenido, constructivo y permanente.
11. Reafirmar el compromiso del ambien- talismo de votar SÍ al Plebiscito y estimu- lar el apoyo colectivo a los Acuerdos de La Ha- bana, y al impulso de los acuerdos con el ELN.