Al conmemorarse este 16 de Octubre el Día Mundial de la Alimentación, la FAO hace un llamado por la solidaridad y a tomar acciones para mejorar la forma en que producimos y consumimos nuestros alimentos, en medio de una crisis mundial de seguridad alimentaria.
BOGOTÁ D.C.- El hambre, que aumenta cada día, dejó en 2021 a 828 millones de personas marginadas del derecho a alimentarse (según el último informe de la FAO, El estado de Informe sobre la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo -SOFI), y 3.100 millones de personas aún no pueden permitirse una dieta saludable.El incremento en los precios de los alimentos, la energía y los fertilizantes, se suman a factores que agravan la situación, como la crisis climática y los conflictos, mientras que la pandemia de COVID-19 continúa teniendo un efecto colateral, destacando cómo están interconectadas nuestras economías y vidas, señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
Pobreza, crisis e inseguridad alimentaria son factores que inciden con mayor impacto en la salud y el bienestar de mujeres, jóvenes, pueblos indígenas y productores rurales, que a menudo son, al mismo tiempo, quienes más luchan por acceder a la formación, la financiación, la innovación y las tecnologías, señala un comunicado de la organización internacional..
Este año, el Día Mundial de la Alimentación propone tener una mirada integral, buscando que se mejoren la producción, la nutrición y la gestión responsable de los recursos naturales para lograr el bienestar común; transformando los sistemas agroalimentarios y avanzando en la implementación de soluciones sostenibles y holísticas que consideren el desarrollo a largo plazo, el crecimiento económico inclusivo y una mayor resiliencia.
“Ante la crisis alimentaria mundial que se avecina, debemos aprovechar el poder de la solidaridad y el impulso colectivo para construir un futuro mejor en el que todos tengan acceso regular a suficientes alimentos nutritivos”, expresó QU Dongyu, director general de la FAO, en su discurso de apertura de la ceremonia en Roma.
Acto que anualmente conmemora la fundación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 1945, y que busca generar alianzas para combatir el hambre y la malnutrición en todas sus formas (desnutrición, sobrepeso y obesidad).
Según la FAO, Colombia vive un momento de transición con el que se busca en simultáneo mejorar la producción, estabilizar las economías locales a partir del fomento del uso de la tierra y la inclusión de los productores de la agricultura familiar, campesina y comunitaria, como base para la seguridad y soberanía alimentarias.
Con la alerta de tener a 4.2 millones de colombianos en inseguridad alimentaria (según el informe SOFI 2021) y 13,5 millones de personas que no pueden acceder al consumo de una dieta saludable, ha hecho que el gobierno nacional aborde diferentes medidas para que esta problemática encuentre salida desde diferentes ángulos.
Dando inicio a buscar alternativas para que los colombianos encuentren una estabilidad económica que les permita acceder a alimentación saludable, y priorizando en estas la compra a pequeños productores rurales, para buscar la anhelada equidad social.
Y es que la pobreza, que según reporte del DANE (2021) reflejaba que el 12,2% de la población se encontraba en condición de pobreza extrema, es decir, aquellos que no cuentan con los ingresos suficientes para acceder a una canasta básica de alimentos, es una de las raíces de la problemática del hambre.
También incide en los casos de sobrepeso y obesidad, que se ocasiona en buena medida a la alternativa que tienen los consumidores con menos recursos, de priorizar la compra de alimentos a partir de sus ingresos, incluyendo en su canasta familiar alimentos de baja calidad o con mínimos aportes nutricionales.
Será necesario entender esta situación y tomar medidas bajo un enfoque de derechos, propiciando la revisión y diseño de políticas que den respuesta efectiva. Acceso a la tierra, innovación e inversión, serán claves para que las comunidades rurales puedan encontrar en el campo un escenario de desarrollo y aporte a la salud de las personas y el planeta, con la producción de alimentos saludables y sostenibles.
Pero es también importante establecer sinergias sólidas entre la empresa privada, los consumidores y las instituciones, de manera que todos los actores del sistema agroalimentario participen de forma responsable y solidaria en el impulso de la economía rural del país.
Solo así, con la unión y la solidaridad, como principios básicos del desarrollo, Colombia podrá cumplir la promesa de ser despensa alimentaria para sus propios ciudadanos y el mundo. Trabajemos juntos para que tener mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida para todos, sin dejar a nadie atrás, pase de ser un sueño a una realidad.