Esta actividad, que fue prohibida por la Corte Constitucional hace algunas semanas, se practica en el 80% del territorio colombiano tanto en el mar como en aguas dulces-, según el Instituto de Investigaciones Alexander von Humboldt.
La pesca deportiva, también denominada recreativa o Sport fishing, se realiza prácticamente en toda Colombia, especialmente en las cuencas más importantes para esta actividad son el Orinoco, Amazonas y la cuenca del Magdalena.
Así lo señala el Instituto Humboldt en “La pesca deportiva continental en Colombia”, publicación que condensa el trabajo colaborativo entre pescadores deportivos, guías locales e investigadores, e incluye una guía de las 63 especies más importantes, de las cuales 19 se encuentran amenazadas a nivel nacional y 6 son introducidas.
Esta información de base científica es fundamental para estimular la toma de decisiones informadas sobre la gestión sostenible de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos, señala la institución, lo que nos remite a la reciente sentencia de la Corte Constitucional, que declaró como inconstitucional la pesca deportiva en el país, al argumentar que esta práctica "vulnera el principio de precaución y la prohibición de maltrato animal".
Históricamente se ha concebido la pesca como una actividad que tiene la misma finalidad de la caza o la recolección, obtener comida del medio silvestre, recuerda el von Humboldt. Y agrea que la pesca va más allá. "Desde hace mucho tiempo algunas personas vieron en esta actividad algo más en el desarrollo de las habilidades para capturar un pez y que esta era, de por sí, una actividad recreativa", menciona la publicación.
El desarrollo de la pesca deportiva se ha dado de la mano con la creación de nuevos materiales para los equipos de pesca y anzuelos, reseña la publicación. Durante siglos las innovaciones fueron pocas. Hay registros de la pesca en la época de los faraones egipcios o en tiempos del Imperio Romano en que usaban cañas de madera, líneas de fibras vegetales como el cáñamo o fibras trenzadas de animales como los pelos de la cola de los caballos. Así perduró la tradición más o menos hasta principios del siglo XIX cuando se empezaron a usar cañas de bambú compuestas y líneas de seda mucho más largas y resistentes, que almacenaban en rudimentarios carretes de madera o metálicos.
En el caso de Colombia hay evidencias del arte rupestre de Chiribiquete con pictografías que datan de finales del Pleistoceno y principios del Holoceno (hace más de 10.000 años) y ya dan indicios de la importancia de la pesca en la subsistencia del Homo sapiens. También hay restos arqueológicos de peces en la cuenca del Magdalena que muestran su aprovechamiento desde por lo menos 1.000 años.
Es por esto que la pesca deportiva o recreativa tiene una característica principal en todo el mundo: se realiza con una caña o vara, de la cual sale una línea que va al agua y que sirve para capturar el pez con un anzuelo. También son consideradas como deportivas las modalidades que no están dirigidas a capturar un pez sino a “engañarlo” con un señuelo o mosca sin anzuelo.
Desde el 2019, el Instituto Humboldt ha venido trabajando en una agenda nacional centrada en los Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros Continentales de Colombia, dada la importancia de este componente de la biodiversidad para las comunidades humanas del país.
Es así como los peces y su aprovechamiento han tenido una atención particular dentro del quehacer científico del Instituto, ya que ha liderado diferentes estudios orientados a su conservación y aprovechamiento sostenible. Dentro de esta agenda investigativa se encuentra la línea de pesca deportiva, resultados que hoy se presentan con la publicación número XVIII “La pesca deportiva continental en Colombia” (2019).
De acuerdo con la publicación, esta modalidad de pesca se realiza en el 80% de los departamentos del país, principalmente en Vichada, Guainía, Antioquia, Boyacá, Caldas, Cauca, Cundinamarca, Nariño, Santander, Sucre y Valle del Cauca; tanto en el mar como en las aguas continentales, ríos, lagunas, ciénagas, lagos incluyendo los embalses, lagos artificiales o estanques donde se cultivan especies introducidas (exóticas y trasplantadas).
Las cuencas con mayor número de especies de interés para la pesca deportiva son el Amazonas y el Orinoco con 42 y 43 especies, respectivamente, le sigue el Magdalena con 28 especies, de las cuales el 53% de las especies son exóticas o trasplantadas.
Además, como producto de esta investigación se elaboró el listado de las especies de interés deportivo y se reconocieron 76 especies, de las cuales 19 especies se encuentran amenazadas a nivel nacional y seis son especies introducidas. Las 76 especies están agrupadas en 11 órdenes, 22 familias y 47 géneros.
Justamente por la condición de amenaza de algunas de estas especies, es importante establecer los estándares de manejo dentro de la práctica con el objetivo de lograr los propósitos de sostenibilidad.
Supervivencia y sostenibilidad
De acuerdo con Carlos A. Lasso, investigador y líder de la línea de Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros del Instituto Humboldt, “algunas de estas especies son consideradas también como un recurso pesquero de consumo con fines comerciales, pero son más sensibles que otras a la pesca dadas sus historias de vida y la recomendación es que sean tratadas aparte, exclusivamente para la pesca deportiva o recreativa, mediante la capura y liberación (pesque y suelte), de modo que se garantice en mayor medida su supervivencia y sostenibilidad. El ejemplo más claro es el de los pavones o tucunarés (Cichla spp), picudas (Salminus spp) y payaras (Hydrolycus spp) . Hay evidencias en otros países de un mayor beneficio tanto desde el punto de vista ecológico como económico en el uso de este tipo de especies, al ser únicamente consideradas para la pesca deportiva”, sin embargo, se requiere realizar este tipo de estudios en Colombia”, señaló Lasso.
Dado que esta actividad se está practicando en casi todo el país, es indispensable garantizar que sea sostenible, para lo cual es necesario tener cada vez más información tanto de la actividad como de las especies objeto de pesca que permita la toma de decisiones asertivas.
“El estudio y la ordenación de la pesca deportiva es aún muy incipiente en el país, y aunque se cuenta con unos lineamientos generales en el Código de conducta para la pesca deportiva responsable en Colombia (Aunap 2012), es necesario implementar todas las acciones ahí consignadas. En este sentido, el papel colaborativo del sector ambiental y en particular de las corporaciones autónomas regionales, es fundamental”, puntualizó Lasso.
En esta misma línea, Hernando García, director del Instituto Humboldt hace un llamado a aunar esfuerzos en la construcción de proyectos conjuntos de investigación, partiendo por un primer diagnóstico a nivel de país y regiones. “Consideramos totalmente necesario llevar a cabo investigaciones sobre el impacto de la pesca deportiva en ciertas regiones y lugares de pesca tradicionales, de manera que tengamos información robusta y de calidad sobre el desarrollo de esta práctica”.
Y es que según señala la publicación, por ejemplo, si bien muchos pescadores capturan y liberan, no existe seguimiento al efecto de los anzuelos, señuelos y carnadas sobre la captura de los peces, y su mortalidad si así fuera el caso.
En esta publicación será posible encontrar una completa caracterización científica de la pesca deportiva, así como una visión amplia de esta práctica que abarca desde la normativa vigente que la regula, hasta la información relevante de cada especie considerada como deportiva. Es además una guía lúdica para pescadores deportivos y personas que quieran iniciarse en esta práctica.
“Sin duda esta obra se convierte en un punto de partida para que autoridades ambientales y tomadores de decisiones sobre los recursos hidrobiológicos del país tengan una perspectiva más completa con información técnica y científica sobre la pesca deportiva, con el fin de promover el uso responsable y sostenible de la increíble diversidad biológica, de manera que pueda consolidarse como una alternativa para las comunidades alejadas de los centros urbanos que dependen de ella”, concluyó el director del Instituto Humboldt.
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