Hoy, cuando se celebra el Día Mundial de la Preservación de los Osos, Parques Nacionales Naturales hace un llamado a los colombianos para que conozcan y protejan al oso andino, presente en 22 de las 59 áreas protegidas del país. Todavía los siguen matando.
BOGOTÁ.- En 2016, en Junín, Cundinamarca (zona de influencia del Parque Nacional Natural (PNN) Chingaza), un oso fue encontrado muerto, generando la primera condena judicial por la cacería de un animal silvestre. Después, en 2017, en el mismo Chingaza, se encontró otro ejemplar abaleado en el municipio de Fómeque.
Desde el 2007 Parques Nacionales Naturales de Colombia está trabajando en la Estrategia de Conservación y Manejo del Oso Andino de la mano con Wildlife Conservation Society (WCS), a través de la iniciativa “Conservamos la vida”.
Esta iniciativa promueve la convivencia armónica del oso andino con las comunidades que habitan en su territorio para evitar conflictos con la especie; gracias a la creación de corredores de conservación de más de 3.800 km2 que unen varios Parques Nacionales Naturales.
Son varios los casos que demuestran que en Colombia todavía se persigue a esta especie. Además de los casos citados, en el PNN Complejo Volcánico Doña Juana – Cascabel se encontraron dos garras y una amenaza escrita en contra de los osos. En PNN Pisba se difundió la fotografía deun oso muerto con sus cazadores exhibiéndolo como un trofeo.
Estos casos despertaron la indignación de los colombianos y la preocupación por el estado de esta especie emblemática que por su característica de “jardinero” o dispersor de semillas, es también el guardián de los páramos y el agua.
También se le llama el guardián de los Andes, debido a que su amplia distribución permite la protección de otras especies como el venado cola blanca, el periquito aliamarillo, las ranas arlequines y tigrillos.
El oso andino es considerado una especie sombrilla y al proteger su hábitat se salvaguarda el territorio que da hogar y alimento a más especies (incluyendo al ser humano que depende de los servicios ecosistémicos prestados por las tierras altas).
Eterno caminante
El Tremarctos ornatus es un oso pacífico. Su dieta está basada en plantas dulces como uva camarona y bromelias que le aportan la energía para sus largas caminatas por las montañas.
Aunque consume carne silvestre no es un depredador para temer. Puede convivir de manera armónica con las personas que habitan el bosque de niebla y los páramos. Algunas comunidades hoy día ven la presencia del oso como una oportunidad para transformar sus sistemas productivos; optimizándolos y por ende mejorando su calidad de vida en ecosistemas tan frágiles como son el bosque de niebla y el páramo. Esta optimización, en zonas donde es permitida la ganadería, consiste en la implementación de buenas prácticas como la estabulación del ganado (se confina en cercas para evitar el pastoreo extensivo), la mejora en la calidad del forraje y la diversificación a otras actividades productivas para disminuir la dependencia de la ganadería.
Por otra parte, preocupa el actuar errado de guías y operadores turísticos que están poniendo como cebos a animales muertos para atraer al oso. Es importante hacer un llamado de conciencia para evitar cambios en la dieta natural y el comportamiento de esta especie, que de ocurrir, aumentan su riesgo de ser cazado. “Como turistas y visitantes de la alta montaña, nuestro objetivo no debe ser una selfie con el oso, o molestarlo y perseguirlo para fotografiarlo. Disfrutemos de su presencia a la distancia, de la observación de sus huellas y comederos, sabiendo que no estamos irrumpiendo en su casa. Al igual que a nosotros no nos gustaría que vinieran a tomarnos fotos o entrar en nuestros hogares”, dice Ángela Parra, bióloga especialista en Derecho Ambiental y guardabosques de Parques Nacionales Naturales.
Monitoreo permanente
Desde el 2010 Parques Nacionales Naturales ha liderado la investigación sobre el oso andino, con el apoyo de WCS, corporaciones autónomas regionales, Policía Nacional, alcaldías municipales y empresas privadas, desarrollando el monitoreo de la ocupación del oso andino dentro de las áreas del sistema.
Este consiste en la búsqueda de rastros que permitan identificar su presencia; como comederos, heces, árboles donde marcan sus garras, nidos y avistamientos directos. De igual manera, en el registro de factores que inciden sobre la presencia del oso como el cambio de cobertura vegetal por parte de actividades agropecuarias o mineras.
Los datos resultantes de este monitoreo permiten no solo implementar acciones para la conservación de la especie, sino ayudar a mejorar los sistemas productivos de las comunidades que habitan el mismo territorio del osos.
El fototrampeo ha sido utilizado para identificar el comportamiento y el registro de las especies que conviven con el oso. Por ejemplo, temporadas de cortejos, registros de carroñería, horas de actividad y pautas de desplazamiento dentro de los bosques.
Sin embargo, debido a la baja calidad del registro de foto y video, y a los puntos de vista de las cámaras colocadas en terreno, esta técnica no ha sido útil para la identificación de individuos debido a la dificultad que presenta para determinar las manchas únicas que tiene cada oso en su rostro, cuello y pecho.
Una publicación de referencia es El Oso Andino en el Macizo de Chingaza, que consolida el trabajo que durante más de 20 años el Parque Nacional Natural Chingaza, la Corporación Autónoma Regional del Guavio y la Empresa de Acueducto de Bogotá, han realizado a favor de la conservación de la especie. El libro se puede descargar en https://storage.googleapis.com/pnn-web/uploads/2018/02/Gonza%CC%81lez-Maya-et-al.-2017-Libro-Oso-Chingaza-digital.pdf
Alianza por la conservación
Conservamos la Vida http://conservacionosoandino.org/ es una iniciativa de Parques Nacionales Naturales, Wildlife Conservation Society y Grupo Argos, con el apoyo de Argos, Celsia, Epsa y la Corporación Autónoma del Valle del Cauca (CVC) Smurfit Kappa y la Fundación Mario Santo Domingo. Su área de acción está entre los Parques Tatamá, Farallones de Cali y Munchique, localizados en la cordillera occidental, entre los departamentos del Valle del Cauca, Risaralda y Chocó.
El corredor o núcleo de conservación del oso en esta franja, es de aproximadamente 11.000 kilómetros. El proyecto además de conservar el hábitat del oso, busca mejorar las condiciones de la población directamente involucrada (a través de la implementación de mejores prácticas productivas) y sensibilizar a la sociedad civil sobre la importancia de la especie atendiendo tres frentes: centros educativos, comunidad rural beneficiada del proyecto y sociedad civil urbana a través la divulgación y educación sobre el oso andino.
El proyecto Conservamos la Vida ha avanzado en concertar con los propietarios de los predios de la localidad El Ramal-Limoncillo y El Águila, la intervención del proyecto para el mejoramiento productivo y la disminución de presiones y restauración en zonas boscosas.
Como resultado, se concretan acuerdos con 24 propietarios para realizar acciones que incluyen la restauración de más de 50 hectáreas de potreros para restablecer la cobertura boscosa, al tiempo con acciones de ajuste, mejora y reconversión de las actividades productivas que mantengan o incrementen los ingresos de las familias.