La formulación y ejecución de políticas públicas orientadas a la eficiencia en el uso de los recursos puede jugar un rol fundamental para potenciar el desarrollo económico y social de América Latina. Una mayor eficiencia en el uso de los recursos contribuiría a lograr una mayor sostenibilidad con competitividad, mejorar el perfil de especialización productiva y el tipo de inserción internacional de los países de la región. Además, señala el Informe “Eficiencia en el uso de los recursos en América Latina: Perspectivas e implicancias económicas”, contribuiría a la reducción de la pobreza y la desigualdad.
El estudio ha sido elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con la colaboración de la Red Mercosur de Investigaciones Económicas.
El Informe aborda, desde una perspectiva económica, la relevancia de la eficiencia en el uso de los recursos para avanzar hacia el desarrollo sostenible y se presentará el próximo 17 de junio en Asunción, Paraguay, en el marco de la Reunión de Ministros de Medio Ambiente del Mercosur.
El uso del agua, los cambios en el uso del suelo, y la energía y el cambio climático son las tres temáticas analizadas en el Informe. Estas temáticas se examinaron a partir de diversos estudios de caso sobre políticas e iniciativas relevantes en Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay y Uruguay.
Los hallazgos. Uno de los mayores desafíos ambientales de América Latina es reducir el consumo de agua. Entre los casos analizados en el estudio, está el de la cuenca del río Paraíba de Sul, en Brasil. Sus aguas están sometidas a una gran presión por la presencia de 8.500 plantas industriales y por el rápido crecimiento demográfico en la zona. Las autoridades han tratado de aliviar parte de esa presión imponiendo tasas por la extracción y el uso del agua. En dos años, la extracción por parte de los usuarios sujetos a tasas cayó un 16 por ciento, y el consumo, un 29 por ciento. Además, el mayor coste del agua ha animado a las compañías a apostar por su reutilización. En definitiva, la medida extiende el mensaje del valor económico de este recurso y de la importancia de su uso sostenible.
Las emisiones del sector energético están fuertemente acopladas al crecimiento del PIB y de la población, destaca el informe. Si bien la región contribuye poco a las emisiones globales de CO2, algunos de los países analizados se encuentran en el grupo de países en desarrollo con mayores emisiones per cápita. El marco regulatorio de los sistemas energéticos de estos países prioriza, en general, grandes inversiones en tecnologías intensivas en carbono que ofrecen retornos en el corto plazo y garantizan la seguridad en el abastecimiento, pero intensifican las emisiones y no contribuyen a mejorar la eficiencia.
El informe destaca también que los países de América Latina están sumándose a la tendencia mundial de promoción de la eficiencia energética, de las energías renovables modernas y de los biocombustibles. Como muestra se presenta el caso de México, en donde la modernización y transición tecnológica en la generación y aprovechamiento de la energía puede ser un factor de crecimiento significativo.
El uso del suelo y el impacto ambiental de la producción agropecuaria son, según el informe, un tema clave en el desarrollo futuro de la región, fundamentalmente por sus enormes implicaciones sociales, ambientales y de eficiencia productiva. El estudio destaca que uno de los principales cambios en el uso del suelo se asocia al gran aumento de la producción de soja, que ha situado a países como Argentina, Brasil y Paraguay entre los mayores exportadores mundiales.
El proceso de primarización de la economía de Chile, México y los países del Mercosur, ha causado, según el estudio, un creciente aumento de las presiones sobre algunos recursos esenciales como el agua y el suelo. La falta de iniciativas, políticas o programas orientados a prevenir los impactos ambientales del desarrollo productivo puede desincentivar la mejora ambiental con graves consecuencias económicas. Por otro lado, el informe destaca que la eficiencia en el uso de los recursos y la sostenibilidad a partir de la promoción de una producción más limpia y el cumplimiento de los requisitos ambientales, puede contribuir a la competitividad empresarial.
Lecciones aprendidas. Los doce estudios de caso analizados aportaron lecciones tanto para el análisis socio-económico como para el diseño e implementación práctica de iniciativas públicas, privadas y mixtas relacionadas con la eficiencia en el uso de los recursos. Estas lecciones aprendidas se pueden sintetizar en:
Los resultados de los análisis económicos contribuyen positivamente al diseño y evaluación de programas enfocados en la eficiencia en el uso de los recursos.
Es fundamental generar información confiable y sistemática sobre el uso de los recursos y sus implicancias económicas y ambientales.
La incorporación de buenas prácticas productivas centradas en la eficiencia y la sostenibilidad para los sectores agrícola e industrial, permiten la mejora en la competitividad y la situación ambiental, y pueden contribuir a la inclusión y la equidad social.
El fortalecimiento institucional y la cooperación público-privada son factores clave para que se concreten y se mantengan en el tiempo las iniciativas de eficiencia en el uso de los recursos y cuidado ambiental.
Algunos de los instrumentos de política más efectivos para avanzar en la mejora de la eficiencia son los mecanismos de incentivos, las campañas de sensibilización y de difusión, y los efectos demostrativos de proyectos a pequeña escala.
La expansión de algunos sectores productivos y la primarización de las economías de la región debería estar acompañada por regulaciones y controles adecuados por parte del Estado.
Se requieren esfuerzos específicos, incluyendo investigación y desarrollo, para aprovechar sosteniblemente el potencial energético de la biomasa y la incorporación de tecnologías limpias en materia energética, aumentando así su contribución a la seguridad energética.
Las recomendaciones de política pública. Siguiendo la metodología prospectiva desarrollada por el PNUMA en anteriores informes, el estudio desarrolla cuatro escenarios posibles en torno a la evolución de variables clave en la sostenibilidad y eficiencia de recursos para el período 2010-2030. Tres de ellos, “Eficiencia sin sostenibilidad”, “Statu quo: ni sostenibilidad ni eficiencia”, y “Sostenibilidad sin eficiencia”, suponen algunos avances pero no representan mejoras de largo plazo en la eficiencia del uso de los recursos.
El cuarto escenario denominado “Eficiencia, sostenibilidad y gobernabilidad para la inclusión” es, según el informe, la situación deseable. Entre otras acciones, este escenario conlleva un círculo virtuoso donde mejora el uso de recursos y la calidad de la gestión pública, permitiendo al mismo tiempo avanzar en la promoción de un uso más eficiente de los recursos naturales, financieros, públicos y privados y sociales; promueve un modelo de desarrollo más integrador enfocado en la reducción de las desigualdades; y puede contribuir a la transición hacia una economía verde.
En el marco de estos cuatro escenarios prospectivos, el informe sobre “Eficiencia en el uso de los recursos en América Latina: Perspectivas e implicancias económicas” desarrolla una serie de recomendaciones de política pública que pretenden contribuir al diseño de iniciativas de política a escala nacional y regional. En materia de políticas y fortalecimiento institucional, las principales conclusiones del estudio son:
El mayor desafío es adaptar la institucionalidad existente para ampliar la escala de las experiencias locales exitosas de promoción de la eficiencia en el uso de los recursos.
El Estado debe jugar un papel de liderazgo, articulación, regulación y control para hacer sostenible e inclusivo el uso más eficiente de los recursos.
Las políticas públicas se deben implementar promoviendo espacios de cooperación público-privada y acuerdos con actores múltiples.
Es imprescindible fortalecer las capacidades de investigación y la disponibilidad de estadísticas ambientales.
Los sistemas de regulación nacional y las estrategias productivas deben considerar el uso eficiente y sostenible del suelo y el impacto socio-ambiental de la producción agropecuaria.
Fortalecer el marco institucional y regulatorio e introducir incentivos al uso racional del agua permitirían un uso más eficiente de este recurso.
Se deberían promover esfuerzos adicionales para asegurar una más amplia implementación de prácticas de eficiencia energética y el aprovechamiento de las energías renovables.
Es necesario repensar las estrategias nacionales de desarrollo incluyendo iniciativas de respuesta al cambio climático en los escenarios futuros.
Para avanzar en varios de los desafíos identificados, es necesaria la cooperación regional en materia de estandarización, proyectos demostrativos, cooperación tecnológica y en la regulación de temáticas transfronterizas y resolución de conflictos. Según el informe, los mecanismos nacionales, regionales e internacionales de financiamiento para el desarrollo deberían asegurar la disponibilidad de recursos financieros para fomentar inversiones que promuevan el uso eficiente de los recursos.