Por segundo año consecutivo se presenta un calor prolongado que está provocando incendios devastadores en el Ártico, según informa la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
GINEBRA (Suiza).- En la semana que comenzó el pasado 19 de julio, en algunas partes de Siberia nuevamente alcanzaron los 30 ° C, mientras que de enero a junio el registro fue de 5°C, superando el promedio histórico.
Se trata de “una temperatura más cálida que en muchas partes de Florida, en Estados Unidos”, indicó la portavoz de la OMM, Claire Nullis en una conferencia virtual.
“Son imágenes dramáticas. El incendio forestal más activo actualmente está a menos de ocho kilómetros del océano Ártico. Esto no debería estar sucediendo y resalta la necesidad de una acción climática urgente, así comoun mayor compromiso con el Acuerdo de París", aseguró la portavoz.
La OMM, además, ha recibido informes sobre una rápida disminución de hielo marino a lo largo de la costa rusa.
La portavoz del organismo internacional explicó que este calor prolongado es resultado del bloqueo que ejerce un frente sobre el Ártico sumado a la persistente desviación hacia el norte de la corriente de chorro, que aporta aire más cálido a la región.
“Sin embargo, este calor extremo hubiera sido casi imposible sin la influencia del cambio climático causado por el hombre, según el análisis de un equipo de climatólogos”, afirmó Nullis.
El Ártico se está calentando más del doble de rápido que el promedio mundial, impactando a las poblaciones y ecosistemas locales, lo que tiene repercusiones globales.
“Lo que sucede en el Ártico no se queda en el Ártico. Los polos influyen en el clima y las condiciones climáticas en las latitudes más bajas, donde viven cientos de millones de personas”, explicó la portavoz.
Las imágenes de satélite han mostrado la extensión de la superficie devastada por los incendios masivos ocurridos por segundo año consecutivo en el Círculo Polar Ártico.
El 22 de julio hubo 188 puntos de incendios probables en Siberia. Las emisiones de carbono totales estimadas desde enero debido a los incendios son las más altas en el registro de datos de 18 años del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copérnico, que observa la actividad del fuego y la contaminación resultante para evaluar su impacto en la atmósfera.
"El verano de 2019 fue inusual en términos de actividad de incendios en las altas latitudes y este 2020 parece estar evolucionando de manera similar. Esto sugiere que podríamos ver muchos incendios en el Ártico en las próximas semanas, sobre todo porque la temporada boreal de incendios forestales alcanza su punto máximo en julio y agosto generalmente ", advierte un comunicado del Servicio de Monitoreo Mark Parrington.
Alta contaminación
Los incendios han sido particularmente intensos en la República Sajá de Rusia (Yakutia) y el Okrug autónomo de Chukotka en el extremo noreste de Siberia, que han experimentado condiciones mucho más cálidas de lo habitual en los últimos meses. Las autoridades rusas también han declarado que existe un riesgo extremo de incendios en todo el Okrug autónomo de Khanty-Mansiysk, Yugra, que se ubica en el oeste de Siberia.
El humo de los incendios forestales desprende una amplia gama de contaminantes que incluyen monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y partículas sólidas de aerosoles. Los incendios forestales del Ártico emitieron el equivalente a 56 megatones de dióxido de carbono en junio pasado, en comparación con 53 megatones en junio de 2019. Los niveles de monóxido de carbono en el noreste de Siberia fueron anormalmente altos en la región de los incendios.
“Los incendios liberan carbono y además reducen durante años la capacidad de los bosques para capturarlo. Se trata de un círculo vicioso”, aseguró la experta, respondiendo a preguntas sobre las implicaciones de los incendios en el cambio climático.
Se derrite el hielo marino
La OMM informó que, según expertos estadounidenses, la ola de calor siberiana de la primavera pasada aceleró la retirada de hielo a lo largo de la costa rusa ártica, en particular desde finales de junio, lo que redujo la extensión del hielo marino en los mares Laptev y Barents. Por el contrario, las otras áreas de los mares árticos parecen estar cerca del promedio registrado de 1981 a 2010 para esta época del año.
Por lo general la mayor parte del deshielo ocurre entre julio y septiembre, cuando se produce la extensión mínima anual del hielo marino. Hasta ahora, el menor registro fue el de septiembre de 2012.
Todos los conjuntos de datos de la OMM coinciden con una tendencia descendente a largo plazo en el hielo marino del Ártico. Se cree que esto afecta los patrones climáticos en otras partes del mundo, y se está investigando si está propiciando una corriente de chorro más débil, un fenómeno asociado con patrones de bloqueo como los que afectaron a Siberia este año.
Gracias a un fenómeno conocido como las “teleconexiones”, los cambios en los polos se observan en eventos climático en otras latitudes, incluido El Niño, donde el aire frío y seco llega a lugares de condiciones más cálidas y húmedas.
Además, la fusión del hielo y el descongelamiento del permafrost, que libera el gas metano de efecto invernadero, está teniendo un gran impacto en la infraestructura y los ecosistemas de toda la región.
Claire Nullis destacó una nueva investigación publicada en la revista Nature Climate Change, que apunta a las amenazas irreversibles para el ecosistema ártico.
"Los osos polares, que como todos sabemos son un símbolo del cambio climático, podrían estar casi extintos para fines de siglo”, dijo.