MADRID (España).- Debido a que cientos de miles de aves mueren cada año al colisionar con el cableado o electrocutarse en los postes, en España, según lo reporta EcoAvant.com, nueve entidades relacionadas con la conservación de la naturaleza han creado la plataforma SOS Tendidos Eléctricos, para llamar la atención en torno al grave impacto de las estructuras de conducción eléctrica sobre la avifauna.
“Ya hemos empezado a reunirnos con algunas administraciones para que asuman sus responsabilidades y estamos estudiando los cambios legales que habría que afrontar para que a las compañías eléctricas, que hasta ahora hacen oídos sordos, no les salga gratis la muerte de las aves. Al mismo tiempo, estamos valorando la posibilidad de que se unan otras personas y organizaciones para que nos ayuden a localizar tendidos eléctricos peligrosos”, explica el responsable de conservación de especies amenazadas de SEO/BirdLife, Nicolás López.
Las aves fallecen al chocar contra los cables de las líneas eléctricas, especialmente contra los cables de tierra de grandes tendidos (que son de menor grosor que los conductores ─menos visibles─ y se colocan encima de éstos para protegerlos) o electrocutadas en el poste al tocar al mismo tiempo un conductor (cable) y un elemento metálico (una cruceta o un apoyo), o tocar dos conductores a la vez: el cuerpo del animal cierra el circuito y la electricidad lo atraviesa, tal y como explica la Sociedad Ibérica para el Estudio y la Conservación de los Ecosistemas (SIECE).
La mayoría de especies electrocutadas utilizan los postes como puntos de observación para divisar a sus posibles presas y predadores, como lugar de descanso y, en ocasiones, incluso como plataforma de nidificación. Las torretas son, por tanto, una trampa mortal para las aves rapaces y otras especies de tamaño mediano y grande, muchas de ellas amenazadas de extinción.
Durante los últimos 15 años se estima que en España han fallecido a causa de una descarga eléctrica, como mínimo, más de 200 águilas perdiceras o de Bonelli y más de 120 águilas imperiales ibéricas, según datos de la plataforma SOS Tendidos.
La infraestructura de la red eléctrica también afecta al comportamiento de los animales, según un reciente estudio de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Universidad Complutense de Madrid publicado en la revista Conservation Biology.
El trabajo revela que la proporción de machos sedentarios de avutarda (en los mismos grupos coexisten individuos sedentarios y migradores) ha pasado del 17% en 1997 al 45% en 2012. Entre los migradores, el 21,3% murió por colisiones contra los tendidos eléctricos, frente al 6,3% del grupo de sedentarios que murieron por la misma causa.
La iniciativa SOS Tendidos Eléctricos es fruto del trabajo de muchos años de nueve entidades. Ya a principios de 2015, la SIECE puso en marcha la campaña Pon un tendido en tu punto de mira, un inventario de tendidos eléctricos potencialmente peligrosos para las aves gracias a la colaboración de una red de voluntarios. A principios de octubre, ya se habían registrado un total de 2.188 animales electrocutados.