Estudiantes de la Universidad Nacional diseñan una canastilla de polietileno de 40 centímetros de ancho por 60 de largo, donde caben 12 empaques de cartón corrugado cada uno con capacidad para guardar dos mangos con un peso promedio de una libra.
BOGOTÁ.- La disposición de frutas en los nuevos empaques busca evitar la manipulación directa e impedir que sufra daños durante su traslado desde el cultivo hasta su posterior comercialización, como una estrategia para incentivar el consumo.
A partir del trabajo realizado con pequeños campesinos del municipio de Tocaima (Cundinamarca), donde cerca de 50 familias hacen parte de la Asociación de Fruticultores de Tocaima, certificadas gracias a sus buenas prácticas agrícolas, el proyecto también busca generar una mayor identidad, además de fortalecer los vínculos entre sus distintos miembros.
Con un tiempo estimado entre semana y media y dos semanas para que comience a deteriorarse, el mango tipo Tommy Atkins que se cultiva en Colombia suele tener dos cosechas al año durante los periodos diciembre-enero y julio–agosto, época en la que los intermediarios llegan diariamente al cultivo con el fin de transportar el producto hasta los centros de acopio.
Debido a que en temporada de cosecha la oferta llega a ser excesiva, no resulta extraño que el intermediario deje de recoger la fruta, de tal manera que hasta un 40 % de la producción se termina desechando.
Tales razones llevaron a siete estudiantes de Ingeniería y una estudiante de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), a diseñar un empaque que facilitara la manipulación del producto, además de contribuir a mejorar las condiciones de transporte.
“Entre los principales factores y determinantes que tuvimos en cuenta para el diseño del empaque figuran la humedad del aire, temperatura, así como el que contara con unos canales de ventilación con el fin de garantizar que los mangos se mantuvieran frescos”, explica Daniela Barragán.
“La intención es que el empaque primario pueda sustituir de manera eficaz a los actuales guacales, con el fin de utilizarse un sinnúmero de veces, mientras que el secundario tenga unas características que permitan desecharlo y reciclarlo un vez se consuma el producto”, precisa la estudiante.
Otro de los propósitos del grupo es que gracias al empaque se genere un reconocimiento del producto, de tal manera que el mango que se produce en el municipio de Tocaima sea reconocido por potenciales compradores como un producto de gran calidad.
Con una producción estimada en 20.000 mangos al año por cada hectárea cultivada, se estima que implementar, el nuevo sistema de empaques requeriría una inversión de 650.000 pesos por hectárea cultivada.
No obstante, puesto que la idea del proyecto también contempla la posibilidad de que la Asociación busque mecanismos de financiación para transportar las frutas, el producto final será mucho más rentable, puesto que en la actualidad la mayor parte de las ganancias son para los intermediarios.
