Bogotá, Octubre 29 de 2012 (Unimedios).- El Ideam revela que este sector es el causante del 38% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Ante esto, la única salida es implementar prácticas agrícolas amigables con el ambiente.
Así lo establece el inventario nacional de gases de efecto invernadero (GEI), del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam). La ganadería, con un 18,5%, y la agricultura, con el 18,1%, son los subsectores que más emiten gases.
Dentro del sector, el 93% de las emisiones de CH4 (metano) son producto de la fermentación entérica, 4% del arroz y 3% del manejo de estiércol. Por eso, según un estudio hecho por la entidad, el sector agropecuario debe tomar medidas urgentes para reducir dichas emisiones.
Para Martha Cecilia Cadena, del programa de agroclimatología del Ideam: “el panorama del agro en Colombia frente al cambio climático no es alentador, pus los sistemas de tenencia de la tierra, la desinformación y las malas prácticas agrícolas han ido desencadenando una problemática seria”. Ella fue invitada por la UN en Palmira a la Semana de la Ciencia y la Tecnología.
El cambio climático ya es una realidad y lo que debe hacer el sector agropecuario en Colombia es adaptarse a él, haciendo un buen uso de los recursos naturales.
“Básicamente, el sector debe retomar muchas de las prácticas ancestrales de los indígenas y campesinos, que solían tener un desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza y una producción que no originaba desechos, que no deforestaba y que no acababa con las fuentes de agua. La única forma de adaptarnos es teniendo estas buenas prácticas agrícolas”, sostiene.
Una gran parte de la economía agrícola del país corresponde a una economía campesina y de minifundio. Y los grandes productores son, en su mayoría, arrendatarios. Por tal razón, la experta señala que en el país faltan acciones locales que respalden, sobre todo, a los campesinos.
“Uno ve que los campesinos están muy solos. Las corporaciones regionales y las secretarías de agricultura no propician la participación o la creación de gremios o sociedades en diferentes sectores. Los esfuerzos que se hacen son aislados y deben trabajar con pocos recursos; faltan técnicos, especialistas de las universidades que los orienten, publicaciones, reuniones y capacitaciones”, afirma.
Sin embargo, la agricultura a gran escala también debe efectuar este tipo de prácticas ambientalmente sostenibles, aunque resulten inconvenientes y su implementación no sea tan fácil.
En ese sentido, asegura que la idea es que estos grandes productores paguen por la conservación en zonas donde es posible reforestar y que produzcan de la forma más limpia y sostenible.
“La caña de azúcar es un ejemplo del uso adecuado del agua. Ellos tienen redes de monitoreo de la atmósfera y elaboran unos balances hídricos que disminuyen los desperdicios de agua. Así, obtienen buenos rendimientos cuando se presenta un fenómeno climático como El Niño”, puntualiza.
Y concluye: “es hora de interesarse por el tema del clima, que ya dejó de ser ancilar; es necesario mantenerse informados de estas transformaciones, que los campesinos exijan a las autoridades locales que hagan agremiaciones y que les propongan proyectos a las universidades”.