Bogotá, Agosto 29 de 2013 (Unimedios).- En convenio con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), los científicos del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia realizaron una completa revisión de estos dos géneros de hormigas arrieras en Colombia, que se caracterizan por su compleja biología dentro de la tribu de hormigas cultivadoras de hongos llamada Attini.
“Salvo una revisión de las especies del Brasil, realizada en 1961, no existen revisiones modernas ni estudios de filogenia interna para Acromyrmex. Para Atta hay una sinopsis de las especies de Colombia, aunque no constan revisiones recientes”, explica el profesor e investigador del ICN Édgar Linares.
Las especies de mayor distribución son “Atta cephalotes, registrada en 29 departamentos entre los 0 y los 3.170 metros sobre el nivel del mar (msnm) y Acromyrmex octospinosus, que se encuentra en 25 departamentos entre los 0 y los 2.430 msnm”, explica.
Este es un aporte importante en el estudio de las hormigas Attini, que, según Linares: “No solo beneficia el conocimiento de las hormigas en Colombia sino que, además, aporta información de base para unos insectos de importancia económica, bien sea por su actividad herbívora o por los daños estructurales que ocasionan en el suelo en ambientes rurales y semirrurales”. Esta información orientará futuras estrategias de monitoreo y control.
Las hormigas arrieras o cortadoras de hojas cumplen un papel dual en los ecosistemas. “Por un lado es positivo, pues enriquecen el suelo con concentración de nutrientes; por otro, pueden ser severas plagas locales al diezmar algunos cultivos, como cítricos, pastos y flores”. En la mayoría de los cultivos en Colombia se considera como la plaga más representativa.
“Poseen colonias grandes en tamaño y en número de obreras y soldados, y su hábito de cortar hojas frescas y otros tipos de vegetación para sus cultivos de hongos justifica su nombre común. Las hojas cortadas se utilizan como alimento de un tipo de hongo, que es del que finalmente se nutre la colonia”.
En la revisión de la literatura, los profesores de la UN encontraron que investigadores colombianos reportaron que en el departamento del Caquetá se puede perder hasta un 98% de la producción de un potrero de pasto Andropogon gayanus por causa del daño que producen las arrieras. Se hallaron potreros con una densidad de hormigueros de 5.000 por hectárea.
Las hormigas cortadoras son difíciles de controlar debido a su flexible biología, que incluye mecanismos físicos y de comportamiento que les permiten soportar la acción de todos los productos químicos o biológicos, además de métodos mecánicos y culturales que se han utilizado para su erradicación o control.
Asimismo, el profesor Linares sostiene: “Aunque el control químico pareciera ser prometedor, la mayor parte de los insecticidas han sido prohibidos debido a su amplia toxicidad no selectiva. Por lo tanto, es necesario producir métodos alternativos de control en cada una de las regiones del país”.
Grandes riesgos
Otra problema se debe a que las hormigas cortadoras de hojas pueden construir nidos de hasta cinco metros de profundidad y más de diez metros cuadrados de diámetro, lo que desestabiliza los suelos; por ejemplo, hunde parques, edificaciones y produce daños en vías y carreteras.
Por ejemplo, señala Linares: “En Bugalagrande se ha documentado el registro de un parque que se vino abajo muy cerca de un jardín infantil, y no es el único reporte, hay una persona que esta documentando todo en el país; es el señor Abel Lozano, que recorre varias zonas colombianas y documenta en video y fotografía todo lo relacionado con este insecto”.
Los sistemas de riego también se afectan por la presencia de nidos en los cultivos e, incluso, la heterogeneidad del suelo pone en riesgo al ganado, al hacerlo más vulnerable a caídas y fracturas.
Una estrategia de control indirecta e importante es la captura y consumo de la casta reproductiva de las arrieras, manifiesta Linares.
“La reina es la llamada hormiga culona y se encarga de la iniciación de la colonia. Las reinas son objeto de consumo local e internacional. Es una opción que permite, además, reducir la formación de nuevos nidos y aportar un alimento rico en proteína a la dieta”.
Los datos presentados por el profesor hacen parte de los resultados del convenio entre la UN y el MADS sobre el estudio de la invasión del caracol gigante africano y las hormigas cortadoras de hojas o arrieras en Colombia.