Bogotá, junio 7 de 2012.- Como homenaje póstumo, el Congreso de la República aprobó la Ley “Gloria Valencia de Castaño”, que otorgará beneficios tributarios a los contribuyentes que realicen donaciones para la conservación de los parques nacionales naturales y de los bosques naturales del país.
El texto de la ley establece que” los contribuyentes que hagan donaciones a Parques Nacionales Naturales de Colombia, con el fin de financiar los parques y conservar los bosques naturales, de conformidad con el beneficio de financiación de parques naturales y conservación de bosques naturales, tienen derecho a deducir del impuesto de renta el 30% del valor de las donaciones efectuadas durante el año o periodo gravable”.
La norma aprobada establece que Parques Nacionales Naturales de Colombia debe destinar las donaciones al financiamiento del parque natural que indique el donante, informar anualmente sobre el uso de las donaciones realizadas y gestionar efectivamente el sistema de áreas protegidas para dar uso efectivo a la medida. En ningún caso las donaciones generarán derecho alguno sobre los parques naturales o áreas protegidas.
Bosques protegidos
En los parques nacionales se protegen más de 9 millones de hectáreas de bosques naturales, entre los cuales se encuentran los bosques húmedos tropicales en la Amazonia y el Chocó Biogeográfico; bosques montanos bajos en la Cordillera de los Andes, la Serranía de la Macarena y la Sierra Nevada de Santa Marta; bosques andinos y altoandinos en todo el Sistema Cordillerano; bosques inundables en tierras bajas de la Orinoquía y la Amazonía; bosques secos tropicales en algunas áreas del Caribe y manglares tanto en el Caribe como en la Costa Pacífica.
Estos bosques están afectados principalmente por la expansión de la frontera agropecuaria a nivel nacional, que ha transformado y fragmentado los paisajes de bosque nativo para dar paso a actividades productivas poco sustentables.
Por otra parte, prácticas de explotación de los recursos naturales, como la minería a cielo abierto y la extracción selectiva de madera, han ocasionado grandes afectaciones en diferentes ecosistemas de bosque, lo cual genera pérdida de biodiversidad, de hábitat para especies de fauna que dependen del bosque, y de atributos como composición, estructura y función de estos ecosistemas, con el consecuente deterioro de la oferta de bienes y servicios ecosistémicos necesarios para la sostenibilidad ambiental del territorio.
Con esta ley los contribuyentes pueden entrar a apoyar las acciones de conservación que frente a esta problemática Parques Nacionales Naturales de Colombia viene implementando, como la Restauración Ecológica con la participación y apropiación de actores locales. Además, con la estrategia de Manejo de Vida Silvestre, que apoya programas nacionales de conservación de especies de fauna priorizadas, como el oso andino y la danta.
Igualmente apoyar iniciativas de Sistemas Sostenibles para la Conservación, que consisten en el trabajo conjunto entre los parques y las comunidades presentes en las zonas aledañas a las áreas protegidas, con el fin de establecer prácticas de uso amigables con el medio ambiente.
Otro campo de acción puede ser el apoyo a procesos de Comunicación y Educación Ambiental, que buscan generar cambios de percepción de las comunidades y el público en general, hacia el medio natural con el fin de convertir acciones negativas en hechos que contribuyan al logro de los objetivos de conservación por los cuales son declaradas las áreas protegidas.
También se incluye la promoción de acciones de investigación que contribuyan a la toma de decisiones para el manejo de las problemáticas que afectan los ecosistemas de bosques presentes en las áreas protegidas, a través de alianzas interinstitucionales con la academia y centros de investigación, así como con la participación de las comunidades locales en el desarrollo de proyectos de investigación.
El Parque de Gloria
La Ley en mención además denomina al Parque Las Hermosas como Parque Nacional Natural Las Hermosas-Gloria Valencia de Castaño y dentro del año siguiente a la expedición de la misma, el Gobierno Nacional diseñará un programa especial de protección para esta área.
El Parque Nacional Natural Las Hermosas es un área de incomparable belleza de 125.000 hectáreas, y fue creado en 1977. Allí nacen cientos de ríos que, desde cumbres y lagunas, bajan por entre valles boscosos y sabanas hasta las poblaciones de Tuluá, Palmira, Buga y Chaparral.
El área protegida se encuentra en la cordillera Central, en el Macizo Colombiano, entre los departamentos de Tolima y Valle del Cauca; hace parte de los municipios de Rioblanco y Chaparral (Tolima) y de Palmira, Buga, El Cerrito, Tuluá y Pradera (Valle del Cauca). Por encontrarse en la región divisoria entre las macro cuencas del río Magdalena y del río Cauca, cuenta con numerosos ríos y complejos lagunares de origen glaciar que le dan una apariencia de colcha de retazos.
Se identifican allí cerca de 387 espejos de agua con tamaños que van desde menos de una hectárea hasta extensiones de 44 hectáreas. En el Valle del Cauca se reconocen tres grandes cuencas que tienen su origen en el Parque: las de los ríos Nimamaime, Tulúa y Bugalagrande. En el Tolima sobresalen los ríos Amoyá, Ambeima, Anamichú y Cambrín. Esta característica le otorga al Parque una gran relevancia por su riqueza hídrica y los servicios ambientales que presta a toda la región.
El visitante disfrutará de variedad de ecosistemas, producto de su ubicación en una franja altitudinal que va desde los 1600 hasta los 4200 msnm. Esto “sumado a condiciones climáticas, de suelo, geología y geomorfología, entre otras” determina su diversidad biológica.
Por otro lado, existen áreas de ecosistemas intervenidos de cultivos, pastos y vegetación secundaria. Al conservar un área importante de los páramos de la cordillera central, que funcionan como eficientes fábricas de agua, los ecosistemas son propicios para una gran diversidad de especies de fauna y flora.
En cuanto a especies de flora, las más sobresalientes son: la palma de cera (Ceroxylon quindiuense), el pino colombiano (Podocarpus oleifolius), el frailejón (Espeletia hartwegiana), el comino crespo (Aniba perutilis), el laurel chaquito (Ocotea heterochroma), la velita de páramo (Chuquiraga jussieui) el cedro negro (Juglans neotropica) y la curuba de monte (Passiflora tenerifensis), entre otras.
La fauna del Parque contiene una gran variedad de especies. Existen reportes recientes de oso de anteojos (Tremarctos ornatus), danta de montaña (Tapirus pinchaque) y puma (Puma concolor).
Otros mamíferos que se registran en el Parque son: el tigrillo (Leopardus tigrinus), el venado conejo (Pudu mephistophiles), el venado colorado (Mazama americana) y el venado cola blanca (Odocoileus virginianus); además, se pueden mencionar el mono aullador rojo (Alouatta seniculus), el mono nocturno (Aotus lemorinus) y la nutria (Lontra longicaudis).
La presencia humana en el Parque y su zona de influencia se remonta a miles de años de acuerdo con vestigios arqueológicos encontrados en Chaparral, que evidencian la existencia de poblaciones cazadoras recolectoras que usaron el páramo posiblemente como sitio sagrado, de caza y tránsito.
Los actuales habitantes han llegado desde otros departamentos. El resultado de esta mezcla de costumbres ha generado una cultura de montaña en la que los habitantes incorporaron sus métodos agrícolas y sus creencias sobre cómo convivir con la naturaleza.
Cómo llegar:
- Desde Tuluá: vía San Rafael - Puerto Frazadas - Alto de la Italia y Santa Lucía.
La Marina - La Moralia - Monteloro - Jicaramata - Santa Lucía.
- Desde Buga: vía El Placer - Jicaramata - Santa Lucía.
- Desde Palmira: vía Aují - Santa Luisa y desde aquí hacia Combia, Cabuyal o Teatino. Tenerife - Los Andes y Potrerillo - La Nevera.
- Desde Chaparral: Pando - Naranjal - San José de Las Hermosas y Espíritu Santo - La Marina - San Fernando.
- Desde Ibagué por Rioblanco: Santa Fe - Puerto Gaitán en la cuenca de Anamichú