Bogotá, Marzo 3 de 2010.- Con el fin de contribuir a mejorar la seguridad alimentaria, la generación de ingresos, la nutrición y la salud de la población más pobre y vulnerable de las ciudades colombianas, más de 10 instituciones acaban de crear el Grupo Interinstitucional Colombiano de Apoyo a la Agricultura Urbana y Periurbana (GIAUP), cuya Coordinación Ejecutiva estará a cargo de Corpoica.
Entre los beneficiados figuran madres cabeza de hogar, desplazados, desempleados, jóvenes, adultos mayores y grupos de productores urbanos y periurbanos, con los cuales se trabajará en la generación y diseminación de tecnologías, herramientas y métodos de trabajo sostenible y alternativo de utilidad a la agricultura urbana y periurbana.
La investigadora de Corpoica, Blanca Arce, PhD., liderará el proceso de constitución del Grupo, del cual harán parte las universidades del Rosario, Los Andes, Santo Tomás, Nacional de Colombia, Corporación Universitaria Minuto de Dios, el SENA, la asociación Agro ambientalistas, la ONG IPES (Promoción del Desarrollo Sostenible), empresa Urbanikos, entre otras.
“Corpoica jugará un papel muy importante en la generación de innovaciones tecnológicas, principalmente en la generación y difusión de tecnologías agropecuarias apropiadas para el medio citadino y periurbano que conlleven a reducir la pobreza urbana, contraer el desempleo, mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y por último, mitigar el impacto del calentamiento terrestre y el cambio global”, explicó la investigadora.
La Corporación ha generado un gran número de tecnologías en hortalizas usando un enfoque participativo a través de métodos e instrumentos convencionales y nuevos, que fueron desarrollados para ser usados en áreas rurales. Su adaptación al medio urbano está en sus primeras etapas, y la mayoría de estos desafíos todavía persisten.
La trascendencia de la agricultura urbana
La acelerada urbanización en los países marginales, que duplica la media mundial, compromete seriamente la disponibilidad de tierras cultivables, fuentes de agua, reservas forestales y en general la biodiversidad local.
Esto ejerce una gran presión en la oferta, costo y calidad de los alimentos. En las zonas urbanas la población gasta un 30% más de alimentos que en las áreas rurales, mientras los indicadores de consumo de frutas, hortalizas y proteína animal no llegan al 35% de lo mínimo recomendado.
En Colombia, ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y la totalidad de ciudades caribeñas la población urbana más pobre invierte casi un 60% de sus ingresos en alimentos, en tanto que la ingesta de frutas y hortalizas no llega a los 30 gramos diarios, cuando la OMS establece un mínimo de 56 gramos; a manera de ejemplo, un ciudadano alemán consume un promedio de 150 kg de verduras al año
Un estudio revelado por la Universidad Nacional en septiembre pasado reveló los alarmantes índices de contaminación con metales pesados de las hortalizas frescas que se consumen en Bogotá. Esto mismo puede decirse de los lácteos, frutas y tuberosas que ingresan a la ciudad con residuos de coliformes, trazas radiactivas y cadaverinas
La agricultura urbana y periurbana, AUP, alimenta alrededor de 900 millones de personas en el mundo con unos 220 millones de productores, especialmente en África (la mitad del área cultivada), Asia y América Latina. En Colombia se estima que existen unas 10.000 unidades productivas estables, de las cuales 3.500 se encuentran en Bogotá, beneficiando un total de 120.000 personas
La AUP con sistemas de producción sostenibles y alternativos, contribuirán al suministro de alimentos frescos y transformados saludables, de calidad, con baja huella de carbono y ambiental, al ahorro de agua, una mejor gestión de los residuos orgánicos, la protección de la biodiversidad local y el mejoramiento de la cadena de valor por medio de bioempresas y bionegocios
En la Agricultura Urbana y Periurbana convergen modelos productivos de bajo costo e implementación, las que permiten la producción continua de alimentos en poblaciones urbanas pobres y tierras aledañas a asentamientos urbanos. La posibilidad que un número considerable de familias pobres produjese parte de sus propios alimentos, en su casa o en áreas aledañas, sería un logro que permitiría aumentar en forma significativa el impacto.
La primera actividad, producto de la agenda de trabajo del GIAUP, es la implementación y desarrollo de cursos y talleres teórico-prácticos que se dictaran en el módulo piloto de Agricultura Urbana y Periurbana del Centro de Investigación Tibaitatá, de Corpoica.