Este pueblito boyacense, considerado patrimonio de Colombia, hizo un emotivo llamado a cuidar las abejas y otras especies, ante los peligros del calentamiento global.
MONGUÍ (Boyacá). - Un panal de abejas revoloteando por las calles coloniales del que es considerado el municipio más lindo de Boyacá, alerta sobre el peligro que se cierne sobre esta especie, una de las principales polinizadoras de las plantas que representan la seguridad alimentaria para la humanidad.
Los vecinos de los barrios San Antonio, Cuarto Centenario y Hatoviejo Alto hicieron gala de su ingeniosa creatividad y de una alta conciencia ambiental, para presentar ante habitantes del municipio y los cientos de turistas que llegaron a disfrutar de las Fiesta de los Reyes Magos, su más comprometido llamado a preservar nuestra naturaleza.
En otra de las comparsas preparadas especialmente para la fiesta mayor de Monguí, una hilera de pingüinos hizo huelga por el deshielo de los glaciares, que amenazan con su supervivencia y la de los seres humanos sobre la Tierra. La llamativa producción de este mensaje estuvo a cargo de la familia Patiño, quien se llevó las palmas por el gigantesco Oso Polar y el desfile de pingüinos.
El alcalde de Monguí, Edison Fabián Patiño, lideró las festividades.
Los mensajes de los hospitalarios habitantes de este municipio resguardado por el emblemático páramo de Ocetá -uno de los mejor conservados del país- es contundente: el planeta necesita de todo nuestro compromiso si queremos preservarlo y seguir disfrutando de su enorme riqueza natural.
En medio de un sol picante que ilumina la Basílica Menor y las calles coloniales adornadas por sus pintorescas casas tradicionales, fueron desfilando estas y otras lindas comparsas que año tras año se ingenian los fundadores del que es considerado el pueblo más lindo de Boyacá, ubicado a 97 kilómetros, partiendo de Tunja, la ciudad capital. El colorido desfile incluyó las comparsas de los diablos, de las katrinas mexicanas, de los gorilas, de los “bebedores”, de las damas de los años 30, en fin… todo un derroche de color y tradición.
El ángel de la Concepción, una celebración en vivo
La celebración de los Reyes Magos en Monguí se iluminó con el sol picante que por estos días predomina en este hermoso pueblito boyacense de familias tradicionales como los Sáenz, los Patiño -la familia del alcalde actual-, los Carreño, los Pongutá, entre otras, que participan activamente en los distintos eventos religiosos y recreativos con su alegría contagiosa, su amabilidad y el sentido de pertenencia a su bello terruño.
La fiesta religiosa fue otro de los momentos que cautivó la atención de habitantes y turistas: el sociodrama inició con el desfile de sus personajes, que partió desde el icónico puente de Calicanto, sobre el río El Morro hasta la plaza principal: los Reyes Magos con sus ofrendas, la guardia real, la Virgen María y San José con el Niño Jesús hasta el mísmisimo diablo recorrieron las empedradas calles coloniales de Monguí….
Monumento al balón, una de las actividades principales de los habitantes de Monguí, además de la apicultura y cultivos frutales
En la plaza principal se revivió la historia sagrada de la huida de los padres del niño Jesús desde Jerusalén hacia Egipto y todos los episodios que se vivieron con la visita de los Reyes Magos para hacer sus ofrendas al Niño Jesús hasta la llegada del Ángel de la Concepción que bajó en vivo al centro de la plaza con un mensaje que guardan en sus corazones los habitantes de Monguí, donde la devoción a la Virgen María -representada en la Virgen de Monguí- es una de las más antiguas tradiciones religiosas por influencia de la evangelización española. De hecho, cuenta la historia que el reconocido Puente de Calicanto -considerado Monumento Nacional- empezó a construirse a comienzos de 1600, para poder cruzar el río con los cargamentos de piedra para construir la Basílica que hoy es centro de atracción arquitectónica y religiosa.
Los monguiseños no solo vivieron su fiesta religiosa, sino que además disfrutaron de su música regional y de invitados especiales como el artista llanero Walter Silva, quien les regaló una velada especial de sus mejores composiciones: El chino de los mandados, Ya no le camino más y una nueva producción que el artista recomendó de manera especial: Mi padre, el camino y yo.
Culminada esta fiesta, el pueblo famoso también por sus fábricas de balones artesanales, elaborados, tal como reza el lema de una de ellas, “con tecnología de punta -a punta de aguja”- se quedó en el corazón de los miles de visitantes con sus legendarias callecitas, su hermoso paisaje natural y la calidez de las familias que lo habitan. Volveremos a Monguí…