Bogotá, Agosto 18 de 2011.- Morrales de colores, caritas sonrientes, sorprendidas, mamás ansiosas... Ese era el cuadro que ofrecía un pequeño espacio del aeropuerto Eldorado, donde un grupo de 50 de los mejores estudiantes de los municipios más pobres de Cundinamarca se disponían a iniciar el primer viaje aéreo de su vida y algo aún más emocionante para ellos: su primer encuentro con el mar.
Gracias a un convenio de la gobernación de Cundinamarca con la Fundación Aviatur, niñas y niños de municipios como Topaipi, Yacopí, Útica y San Francisco, recibieron la noticia más agradable del año: Habían sido seleccionados para ir a Isla Gorgona, por una semana con el fin de disfrutar del mar y conocer de primera mano una de las grandes reservas del país, paso clave para valorar nuestras reservas naturales en toda su dimensión.
El secretario de Educación de Cundinamarca, Alvaro Díaz, asistió personalmente a despedir a los niños: “ustedes tienen la mejor oportunidad, aprovéchenla, pero tengan cuidado con el mar”.
Luego, las recomendaciones de la profesora coordinadora del grupo: no se traigan pedazos de coral ni tampoco el caracol para la mamá, lo que es de la isla dejénlo allá, para que los demás visitantes disfruten de esta biodiversidad.
Acomodados en el piso, vieron también el video de Gorgona -sus características, su riqueza natural: la lagartija azul, las aves migratorias, mantarraya, los peces trompeta, las ballenas jorobadas, el pez loro, el pez globo, la variedad de serpientes.
Después de la teoría recibieron gorras y camisetas de excursionistas. Todo listo. El vuelo partía a las 11 a.m. y ellos ya se sentían a bordo. “Siento una alegría muy macha, mirar lo bonito que es el mar.... yo no conocía ni el aeropuerto. El viaje más largo que había hecho era a Neiva, dijo antes de partir Mariana Laguna, una niña de 13 años, orgullosa de haber sido elegida como una de las mejores estudiantes de su colegio, en el lejano municipio de Topaipí, donde cursa octavo grado. Era la misma felicidad que embargaba a las madres que viajaron hasta Bogotá para despedir a sus hijos: me siento muy contenta, con ganas de que mi hijo conozca, viva la experiencia y la comparta con sus compañeritos”, manifestó Olga Lucía Martínez.
Para que tal sueño se hiciera realidad, la Secretaría de Educación firmó un convenio con la Fundación Aviatur, para llevar inicialmente 100 estudiantes de los llamados Municipios del Milenio, que son los más pobres del departamento. Este primer grupo es de 50 y más adelante viajará otro grupo igual, manifestó el doctor Díaz. “Se escogieron niños ejemplares por comportamiento y dedicación a sus estudios”, comentó el funcionario al informar que para este proyecto la Secretaría hizo una inversión de $100 millones.
La selección fue por méritos académicos y buen comportamiento. “Con ayuda de la profe de Ecología hicimos un proyecto sobre el manejo de los recursos hídricos”, comentó Raúl Felipe Benavides, de 12 años, quien parece contar el tiempo para embarcarse en el ansiado viaje. Y es que al igual que Luis Fernando Murillo tenía muchas expectativas: “quiero viajar en lancha y bucear, conocer la fauna marina”.
Murillo, de 11 años y quien cursa grado 7 en el colegio Manuel Murillo Toro de Utica, trabajó con su profe en un proyecto PRAE. Hacíamos campañas de ahorro de energía y agua. Una campaña similar adelantó Laura Yizeth Murillo, repartiendo volantes y haciendo otras actividades.
Destino pedagógico
El plan de llevar a estudiantes de colegios de bajos recursos comenzó en Bogotá. Bajo la administración de Lucho Garzón se llegó a un acuerdo con la Secretaría Distrital y así se logró que menores de instituciones distritales viajaran a Gorgona, uno de los Parques Nacionales Naturales que tiene en concesión la compañía turística Aviatur.
El proyecto comienza en el marco del programa Ciudad-Escuela, no como el viaje paseos, sino como una expedición pedagógica. La propuesta era desarrollar un proceso pedagógico en el que Gorgona se convierta en la Isla Ciencia de Colombia y un gran proyecto científico de Latinoamérica. Para lograrlo, se cuenta con toda la belleza natural que ofrece este destino y con el contexto histórico desde la cultura precolombina que la habitó, el período en el cual fue una isla prisión hasta 1982 y posteriormente el haber sido declarado Parque Nacional Natural.
La autosostenibilidad forma parte de la tarea educativa con los niños. Desde que llegan, ellos pueden apreciar cómo, a pesar de las comodidades que ofrece en términos hoteleros, se hace un manejo ecológico. Calentadores solares, manejo de aguas residuales y de residuos sólidos. “La compañía ha hecho una inversión inmensa para ofrecerle a los turistas todo el confort, pero de manera armónica y ambientalmente sostenible”, manifiesta Alita Quintero, líder de este proyecto y una de las más entusiastas promotoras de las expediciones infantiles. Recuerda también que el señor Bessudo ha montado un museo en el que rescata parte de los muebles y otras piezas que dan cuenta de la historia de la isla.
“Es una expedición de cinco días, cuatro noches, en donde los niños, primero, conocen el mar, tienen una caminata ecológica que los sumerge en parte de la biodiversidad de la isla. Se les muestra el manejo de basuras y de energía en la isla. Repasan con los guías la historia de este exótico lugar. Tienen una inducción hacia el careteo, primero en la piscina natural de agua dulce con que cuenta Gorgona y luego en el mar, lo que les permite apreciar la fauna y en general la riqueza marina”.
Al final, los niños deben reconstruir lo aprendido a través de guías pedagógicas especialmente preparadas para evaluar los conocimientos de los pequeños expedicionarios. “No se busca que regresen expertos en biodiversidad y autosostenibilidad, pero sí que afiancen sus conocimientos”, concluye Alita.