Gigantes Extintos es la exhibición de 35 esculturas en cerámica, pinturas e ilustraciones de especies prehistóricas que habitaron Colombia y Suramérica, elaboradas por el artista bogotano Andrés Chaparro, ganador en la convocatoria Futuro y Biodiversidad 2017 del Instituto Humboldt.
BOGOTÁ D.C.- Entre las figuras que conforman la exhibición están animales temerarios por su tamaño y fuerza: el cocodrilo carnívoro más grande de la época del Mioceno; una tortuga gigante con un caparazón del tamaño de un mesa de ping-pong; la titanoboa, ejemplo espectacular de gigantismo en reptiles; pájaros apodados “aves del terror”; roedores enormes como un buey; o armadillos del porte de un automóvil pequeño.
El bestiario prehistórico que conforma la exhibición abarca 8 reptiles, 3 aves y 25 mamíferos, representados en modelos a escala que van desde titanes súpercarnívoros descomunales que tuvieron el tamaño de un bus de Transmilenio, cazadores letales que propinaban golpes como hachazos a sus presas utilizando largos picos, hasta herbívoros con colmillos de al menos un metro de largo, y otros, que aunque pesados, eran buenos trotadores en cortas distancias.
Entre los reptiles representados está la mayor especie de cocodrilos corredores terrestres, también carnívoros, y líderes de la cadena alimenticia; la familia de caimanes más grande hasta ahora conocida y que da indicios de la presencia de ecosistemas de ríos y humedales en la región amazónica, hace aproximadamente 15 millones de años; y serpientes con dos toneladas y media de peso y 13 metros de largo, que al igual que las constrictoras actuales, asfixiaban a sus presas enrollándose a su alrededor y ejerciendo una presión descomunal gracias a un cuerpo tan grueso como una ceiba.
Las figuras de aves incluyen pájaros terroríficos y corpulentos, que alcanzaban hasta dos metros y medio de altura, y surcaban los cielos aprovechando las corrientes de vientos provenientes del océano Atlántico sur, que chocaban con la entonces naciente cordillera de los Andes.
Y en los mamíferos se destacan animales semejantes a los elefantes, rinocerontes e hipopótamos actuales; roedores que se presume llegaron hace cerca de 50 millones de años durante el período Oligoceno, flotando en balsas naturales de vegetación ¡Desde África!; tapires rechonchos de cabeza gacha, enormes colmillos, cuyo peso apoyaban en la totalidad de la planta de sus patas traseras; felinos dientes de sable que desangraban presas con una letal mordida en la garganta; marsupiales parecidos a demonios de Tasmania del tamaño de una hiena, capaces de triturar huesos, robar comida a otros animales, oportunistas y carroñeros; perezosos y lobos gigantes, entre otros.
El proceso para llegar a la exhibición tomó un año, comenzando con la investigación en la literatura científica de las especies prehistóricas y los biomas que habitaron, luego con la selección de los animales, el boceto de los diseños anatómicos, la producción de pinturas, la documentación de las fichas que acompañaban cada figura, para finalizar con la elaboración de las piezas en cerámica, con dos cocciones en horno a 1150 grados centígrados, y luego los acabados.
Como criterio para elegir las especies, Andrés Chaparro tuvo en cuenta muestrear la mayor cantidad de familias posible e individuos con pesos alrededor de los 200 kilogramos o superiores, y un rango temporal que iba desde el Paleoceno hasta el presente.
Respecto a su proyecto, el artista aclara que “a pesar de que muchas especies se conocen bien por sus restos esqueléticos, con el material orgánico (partes blandas y tejido) ocurre distinto porque no se conserva; por lo tanto, parte de las reconstrucciones tienen que basarse en la anatomía ósea y muscular de los animales; pero en lo relacionado a los acabados y aspectos finales, que tienen que ver con el paleo arte, hay buena parte de libertad creativa (especulación)”.
Aunque la intención fue resaltar las especies colombianas, también se representaron otras que si bien no habían sido registradas para el territorio nacional, sin duda alguna estuvieron presentes durante el Gran Intercambio Biótico Americano (GABI) o vivieron en el sur del continente en el período conocido como Mioceno. Sobresalen los fósiles animales hallados en Santander, la Formación de la Venta (desierto de la Tatacoa) y el Cerrejón (La Guajira), así como “infaltables” de la megafauna suramericana.
La exhibición Gigantes Extintos fue uno de los dos proyectos ganadores de la convocatoria Futuro y Biodiversidad 2017 del Instituto Humboldt, que otorgó estímulos económicos por 10 millones de pesos para el desarrollo de iniciativas de tipo creativas/artísticas desde cualquier área del conocimiento, empírico o académico, para la reflexión en torno al futuro del patrimonio natural colombiano, la promoción de perspectivas innovadoras, y la aplicación de conceptos que involucraran a los ciudadanos en estos procesos.
Esta muestra hace parte de la oferta capitalina para la temporada de vacaciones, y todos los públicos pueden visitarla de manera gratuita del 13 al 27 de diciembre de 2018, en la Sala B de la Galería Crispeta, ubicada en la carrera 9 #61- 84, de lunes a sábado a partir de las 11:00 a.m. y hasta las 7:00 p.m.