Medellín, 5 de noviembre de 2008 -Agencia de Noticias UN- Según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC, cerca de un 86 por ciento de los suelos del país están afectados por procesos de erosión. Solucionar este problema y generar mayor productividad es un trabajo del que se ocupa el profesor Ramiro Ramírez Pisco, de la Escuela de Geociencias de la UN en Medellín.
El investigador aprovecha elementos orgánicos, químicos y biológicos para mejorar la estructura del suelo y asegurar su sostenibilidad. Es decir, que cumpla con la conservación de una de las principales características: la estructura.
El suelo debe mantener sus agregados para proveer de agua y nutrientes a las plantas, así como permitir la presencia de hongos, bacterias y otros organismos que aseguren su equilibrio ecológico.
La recuperación del suelo es una tarea de vital importancia por tratarse de un recurso que hasta el momento es considerado como no renovable. Además, es un trabajo básico que debe hacerse para la producción de cultivos, la obtención de alimentos, de fibras y de biocombustibles, entre otros productos.
Este es un trabajo fundamental para la humanidad. Así lo indica el hecho de que en algunas partes de África, América Latina y Asia, los suelos pobres han estancado el desarrollo de la agricultura y por ende de sus comunidades.
En Colombia se ha llegado a un estado de degradación física de los suelos, en el cual los cultivos no responden a la aplicación de fertilizantes y otros requieren de altos costos energéticos para alcanzar las cosechas, generando sobre costos de producción.
El ingeniero agrónomo Ramírez explica: “Iniciamos la investigación con el uso de materiales orgánicos que mejoraran la estructura. Luego, se incluyó el hierro y los microorganismos, entre ellos las bacterias calcificantes, los hongos capaces de generar micorrizas y a partir de éstas aportar proteínas al suelo, como son las glomalinas”.
De esta forma, se acumulan materiales orgánicos en el suelo, que además de ayudar a la creación de una adecuada cama de siembra para la producción de cultivos incrementan la captura de carbono.
Esta técnica de recuperación reúne elementos físicos, químicos y biológicos, entre ellos el hierro, microorganismos y otros compuestos. Estos elementos no solo ayudan a dar una adecuada estructura al suelo, sino que también incrementan la presencia de calcio, de fósforo e inciden en la disminución de la acidez.
De acuerdo con esta investigación, un proceso de recuperación de suelo puede tardar entre cinco y diez años, dependiendo el grado de deterioro en el que se encuentre el territorio.