Colombia podría tener el primer atlas tomográfico del cocodrilo del Orinoco /Crocodylus intermedius), también conocido como caimán llanero, especie en alto riesgo de extinción y que la Universidad Nacional busca recuperar.
BOGOTÁ D.C.- Los 2,57 metros de largo del pesado cuerpo de la cocodrilo, no fueron impedimento para que un equipo investigador de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) le tomara la primera tomografía que se le hace a un individuo de esta especie, con el fin de elaborar el que también sería el primer atlas tomográfico de este gigantesco reptil en alto riesgo de extinción.
La cocodrilo llegó en la madrugada a la clínica veterinaria de la UNAL, a pocos metros de la Avenida Eldorado, en pleno centro de Bogotá. La habían trasladado desde la Estación de Biología Tropical Roberto Franco (EBTRF), en Villavicencio, donde permanecen en estanques algunos ejemplares de esta especie que la UNAL se ha propuesto recuperar con su estudio exhaustivo para el repoblamiento exitoso en ríos de la Orinoquia, como el Tomo, en el Parque Nacional Natural del Tuparro, y el Bita, también en el departamento del Vichada.
La “paciente”, que había sido víctima de un ataque por parte de un macho en celo, llegó atada, con las debidas restricciones de seguridad. El propósito del equipo médico de la UNAL, liderado por el profesor Carlos Moreno, era tratar de salvarla, por lo que fue instalada en un área especial de la Unidad de Rehabilitación y Recuperación de Animales Silvestres (URRAS). Se hidrató, se le proporcionaron medicamentos, pero la grave herida que sufrió y que le destrozó la mandíbula, hizo imposible su rehabilitación.
Por ello, el profesor Moreno decidió que antes de practicarle la eutanasia se podía pasar por el tomógrafo. Para introducirla en la cápsula, fue necesario hacer el examen por partes: primero, de la cabeza hasta la cintura, y luego, desde la cintura hasta la cola, dado su monumental tamaño.
El profesor Henry Meneses, experto en tomografía, fue el encargado de dirigir todo el procedimiento de escaneo. El equipo médico hizo el seguimiento respectivo de las imágenes y fue tomando nota tanto de tejidos blandos como duros. El procedimiento tardó alrededor de dos horas, en las cuales se fueron registrando en el computador -centímetro a centímetro- todos los detalles de la tomografía realizada. “En un país como el nuestro, con una especie de esta dimensión, que está a punto de desaparecer no por causas naturales, sino por la acción del hombre, lo mínimo que podemos hacer es conocerla al máximo”, menciona el profesor Moreno. Y agrega que procedimientos como la tomografía permiten definir todos los aspectos fisiológicos y patológicos intrínsecos a estos animales.
De manera simultánea, un equipo de patólogos tomaba muestras con el fin de realizar un atlas histológico, mediante el cual se estudia la composición, estructura y características de los tejidos orgánicos.
El trabajo integral de los investigadores de la UNAL alrededor del cocodrilo de Orinoco también incluye el área de anatomía, de ahí que una vez realizada la tomografía, el gigantesco reptil pasó a manos de estos especialistas, quienes entregarán el más completo estudio anatómico y topográfico del caimán llanero.
Y aunque se requieren al menos 3 tomografías de animales distintos, el profesor Moreno sigue en esta tarea que permitirá un trabajo más eficiente y efectivo en la tarea de reproducción y repoblamiento que se ha propuesto este equipo de salvamento de uno de los reptiles más grandes del mundo.
Liberaciones en el Vichada
Por lo pronto, se tiene prevista una liberación de 25 ejemplares en el río Tomo, en El Tuparro, hasta donde serán trasladados el próximo mes desde el parque natural Merecure, en Puerto López (Meta) después de haberse determinado sus óptimas condiciones físicas y genéticas para su liberación y reproducción.
Hoy, los investigadores de la UNAL esperan contar con el apoyo del Gobierno -para seguir adelantando investigaciones y liberaciones- y de la comunidad, para que no los vayan a atacar. “Un disparo -que puede valer menos de $10.000- a uno de estos animales liberados, acaba con una inversión millonaria de la Universidad, en el proceso para recuperar esta especie”, advierte el profesor Moreno.
En ese sentido, recuerda que una de las liberaciones programadas en el río Guajarro -Alto Vichada- se debió suspender porque se determinó que la comunidad no estaba preparada. En esta zona, menciona el docente, los resguardos indígenas tienen muchas necesidades, entre ellas la de la alimentación, de manera que un animal de estos puede ser visto como presa.
No obstante, luego de cumplir con la tarea de sensibilización, la organización internacional WCS se encuentra preparando el terreno óptimo para la liberación en esta zona.
Mercado mortal de pieles
El cocodrilo del Orinoco, que hizo historia a lo largo de unos 600.000 kilómetros en ríos de los Llanos de Venezuela y Colombia, sufrió el más agresivo ataque por parte de los comerciantes de pieles y huevos, que especialmente entre 1930 y 1960, cazaron más de dos millones de individuos, al punto de llevarlos prácticamente a su desaparición. De hecho, es considerado por la UICN (Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza), en peligro crítico de extinción.
En la actualidad, se calcula que sobreviven aproximadamente 250 adultos, que podrían habitar en el río Cravo Norte, en Arauca, y en el Guayabero, en Guaviare. Los investigadores consideran probable que en el Meta y el Vichada también queden algunos pocos ejemplares, pero sin mayores posibilidades de repoblarse.
Hasta el momento, el equipo investigativo de la UNAL ha realizado liberaciones de cocodrilos en áreas de Puerto Gaitán y de La Macarena, en el departamento del Meta.
De igual manera, desde la Estación Roberto Franco, que dirige el profesor Mario Vargas Ramírez, han sido trasladados varios ejemplares a parques ecológicos como Los Ocarros, en Villavicencio; Piscilago, de Colsubsidio en Nariño (Cundinamarca); al parque temático Hacienda Nápoles, en Puerto Triunfo y al parque agroecológico Merecure , en Puerto López (Meta), con el fin de educar a la comunidad en torno a la importancia de conservar especies silvestres como esta, que actúa como controladora biológica frente al sobrepoblamiento de otras especies y ayuda a mantener limpios los lechos de los ríos, lo que garantiza el alimento para otras especies.
Nadie garantiza la compleja recuperación del caimán llanero, pero el equipo de la UNAL sigue adelante en esta titánica tarea, que sería un referente para el mundo del quehacer científico en aras de la conservación natural.