En un estudio realizado en la laguna de La Cocha (Nariño), investigadores identifican cuatro conductas de estas aves como parte su comportamiento social, según el tipo de canto y vocalización.
Los cantos del cacique montano norteño (Cacicus chrysonotus leucoramphus), una especie que en el mundo solo habita en los relictos de bosque tropical distribuidos en los Andes, entre los 2000 y 3600 metros sobre el nivel del mar, y una de las más de 1.900 especies de aves registradas en Colombia, reflejan cuatro conductas, catalogadas como vigilancia, alerta, defensa territorial y cortejo.
Estos son los principales hallazgos de un estudio realizado por seis científicos en la Laguna de la Cocha, en el departamento de Nariño, un humedal declarado de importancia Ramsar y que está asociado a ecosistemas de bosque montano.
El cacique montano, Cacicus chrysonotus, es una especie que habita el bosque montano húmedo y bosque de niebla, que se distribuye ampliamente a lo largo de la zona andina, desde Venezuela hasta Bolivia, entre 2000 y 3600 m s. n. m. La subespecie, C. chrysonotus leucoramphus tiene la mayor parte de su plumaje negro con parches amarillos en las alas. Los machos adultos presentan un mayor tamaño que el de las hembras y tienen el iris azul, mientras que el de los juveniles es marrón oscuro.
La evidencia obtenida indica que C. chrysonotus leucoramphus utiliza diferentes tipos de señales acústicas dentro de los diferentes contextos de su comportamiento social. Las vocalizaciones emitidas están asociadas con alguna conducta específica y una señal puede ser utilizada en más de un contexto conductual, posiblemente para reducir el costo energético de producción y optimizar su sistema de comunicación, señala el estudio.
Para el estudio, que describe por primera vez el contexto social en el que se asocian las vocalizaciones y conductas en esta especie, se tomaron registros acústicos y conductuales de la especie en cuatro localidades de los Andes de Nariño. Se registraron seis tipos de vocalizaciones asociadas a por lo menos una de las tres categorías conductuales identificadas (vigilancia, alerta y defensa territorial), y una vocalización registrada en un único evento de cortejo.
Vocalizaciones con valores más altos de ancho de banda y modulación de frecuencia resultaron asociadas a defensa territorial, mientras que vocalizaciones con valores bajos de ancho de banda y poca modulación cumplieron funciones de vigilancia y alerta. Los resultados indi-can similitudes en el comportamiento vocal y social con respecto a estudios en otras especies como Cacicus cela y C. haemorrhous. C. c. leucoramphus utiliza vocalizaciones específicas en un determinado contexto conductual, pudiendo algunas de ellas ser reutilizadas en varios comportamientos.
Los muestreos, realizados entre septiembre y diciembre de 2018, abarcaron las localidades de El Motilón, El Romerillo, Santa Rosa y Santa Teresita, sitios ubicados entre los 2800 y 3200 metros sobre el nivel del mar. “En cuatro colonias de anidación logramos monitorear 11 machos adultos. Cada una fue monitoreada durante jornadas de 12 horas, desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde, para un muestreo total de 144 horas”, cita el artículo en Biota Colombiana.
Los científicos realizaron grabaciones acústicas y registros conductuales de las aves empleando dos grabadoras portátiles con micrófonos condensadores unidireccionales. En total obtuvieron 221 vocalizaciones de los 11 machos adultos.
El artículo, titulado “Vocalizaciones asociadas al comportamiento colonial de Cacicus chrysonotus leucoramphus en Colombia”, fue elaborado por los investigadores David Alejandro Guaitarilla, Juan Pablo Ortiz-Pérez, Jhon Jairo Calderón-Leytón, Carlos Mauricio Trujillo-Torres y Ronald A. Fernández-Gómez, de la Universidad de Nariño; junto con Miguel A. Gómez-Martínez, de la Universidad Veracruzana.
“En las aves, el medio acústico representa el método de comunicación más utilizado dentro del contexto social. Las vocalizaciones presentan estructuras acústicas variadas y funciones específicas como alerta grupal, competencia por territorios y cortejo”, afirman los expertos en un artículo publicado en la revista Biota Colombiana.