Un estudio de la Universidad Nacional revela que las abejas tienen la capacidad de elegir las flores que les proporcionan mejor néctar a la hora de buscar su alimento.
BOGOTÁ D.C.- Las abejas del género Apis mellifera africanizadas tienen la capacidad de seleccionar la flor que le ofrece el mejor recurso a su alrededor para recolectar su alimento, con lo cual evidencian que pueden tomar decisiones económicas en el mercado floral.
La percepción del color en estos insectos no es igual al de los humanos, ya que para ellas está en constante cambio, a medida que se van acercando a la flor, señala Juan Carlos Hernández Peña, magíster en Ciencias - Biología, de la Facultad de Ciencias, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien adelantó este estudio, gracias a su permanente intéres en la cognición de los animales y el uso de la información en tareas como la toma de decisiones.
Su tarea investigativa consistió en hacer que más de 300 abejas, previamente marcadas e identificadas, llegaran a una zona experimental, la cual debían reconocer motivadas por alimento que, en este caso, eran soluciones azucaradas que imitaban el néctar.
En el lugar, ubicado en el apiario del departamento de Biología de la UNAL, se utilizaron parches de flores artificiales en los que se controló la distancia entre flores, la forma floral, la densidad de cada tipo floral y el volumen de solución azucarada ofrecido.
“Las abejas atienden a un sistema central de forrajeo que hace que salgan de la colonia en búsqueda de alimento y si encuentran algo rentable, se devuelven a dejarlo, pero luego vuelven al mismo sitio para aprovechar el recurso”, le explicó a la Agencia de Noticas de la UNAL el investigador, quien detalló que junto con su equipo de trabajo buscaban evaluar esa capacidad de tomar decisiones por parte de estos insectos, las cuales resultan más elaboradas frente a las reportadas en otros más complejos.
“En términos humanos, es como si una persona tuviera la opción de ir a la tienda A o la B, las cuales, aunque tienen fachadas similares, ofrecen diferentes productos, y el individuo escoge según la mayor oferta”, detalla.
Sin embargo, dicho comportamiento puede generar que estos insectos favorezcan a unas plantas más que a otras, influyendo en una polinización selectiva y no homogénea de todas las flores.
Las abejas tienen una distribución de labores en la colmena, dentro de las cuales se encuentran las responsables de salir a forrajear (buscar alimento), una actividad que es realizada por los individuos que ya han alcanzado la primera mitad de su vida.
Una abeja puede hacer un muestreo e ir a varios sitios en poco tiempo, por ejemplo, al salir de la colmena pueden forrajear en un radio de 4 kilómetros.“Ellas tienen la capacidad de generar memoria olfativa y de color, y cuando una abeja sale a explorar y se queda en un sitio específico al que vuelve en otra exploración, es porque reconoce ya el recurso. Ella puede aprender y recordar a dónde ir, lo que les permite no tener gasto de energía mientras vuela de forma errante buscando la mejor flor”, describe el magíster de la UNAL.
Si bien todas las flores ofrecen los mismos recursos, ya sea de néctar o de polen, no todas tienen la misma concentración, por lo que las abejas aprenden el color de la planta para la selección y preferencia en su tarea de recolección de alimento.
“Si el estudio se hubiese hecho con otros insectos, como las mariposas, no hay garantía de que vuelvan otra vez, cosa que sí hacen las abejas por su sistema central de forrajeo, y esta es una de las razones por las cuales estas son un agente de polinización favorable para el ecosistema, ya que vuelven al lugar donde encontraron una buena fuente de alimento con una oferta superior al resto”, destaca el investigador.
