Voluntarios y personal especializado participaron en la jornada, que busca trasplantar colonias de corales para recuperar estos organismos marinos.
SAN ANDRÉS.- En el marco del proyecto de restauración de corales, la corporación ambiental Coralina realizó las primeras jornadas de trasplante de corales ramificados Acropora cervicornis, utilizando la técnica de guarderías de cuerdas colgantes en diferentes sitios de Providencia y Santa Catalina.
Previamente se realizó una reunión preparatoria y se socializó el plan de trabajo con un grupo de voluntarios se desarrolló la jornada en dos periodos, con el fin de que se cumpliera bien todo lo programado.
El proceso, que tuvo una alta acogida, se inició con una invitación pública en las redes sociales institucionales, dirigida a buzos, pescadores, profesionales en el ámbito ambiental y la comunidad en general; en total, se inscribieron 24 personas entre voluntarios y personal de la Corporación.
En la primera jornada se obtuvieron más de 200 colonias de corales de una de las guarderías colgantes que tiene Coralina, las cuales fueron trasplantadas a un parche de coral cerca de Mikela Point y Basalt Key en inmediaciones de Santa Catalina.
En el segundo día se obtuvieron más de 300 colonias de la especie en mención de otra guardería colgante que estaba en muy buenas condiciones. Se hizo además el mantenimiento y limpieza de exceso de algas en otra de las guarderías de este tipo que tiene la Corporación.
El director de Coralina anunció que posteriormente se desarrollarán otras actividades similares y agradeció la participación de todas las personas que se vincularon a las dos jornadas, lo cual calificó como un valioso aporte a nuestra biodiversidad.
Los corales son animales marinos muy especiales. Se trata de un organismo marino formado por la asociación de una microalga, conocida como zooxantela y un animal (pólipo de coral).
Los corales tienen el esqueleto por fuera (exoesqueleto), al revés de nosotros, los seres humanos, que tenemos el esqueleto por dentro. A los que poseen exoesqueleto rocoso, formado de carbonato de calcio, se les conoce también como corales pétreos. El carbonato de calcio es el mismo material del cual están formadas las rocas calizas de los mogotes de la costa norte de Puerto Rico. Por eso, muchas veces se confunden los corales con piedras.
Los corales que tienen exoesqueleto flexible se llaman corales córneo o corales blandos. La forma ramificada de crecer de algunas especies da la impresión de ser plantas al estar bajo el agua.
La parte viva de los corales se conoce como el pólipo. Los pólipos tienen una estructura sencilla formada de 2 capas de tejidos y entre éstas hay un material gelatinoso. Cubriendo la parte viva del coral, hay una mucosa que es la que da la sensación de ser suave y babosa al tacto, por lo general son de color amarillento. Esta capa tiene un espesor de un milímetro o menos, algo así como el grueso de una uña. El resto del coral es el exoesqueleto.
Los corales se alimentan de animales muy pequeños que flotan en el agua y que atrapan con sus largos tentáculos. En los tentáculos, los corales tienen células urticantes llamadas nematocistos. Cuando otro animal toca el nematocisto, éste dispara un diminuto arpón que va agarrando a un tubo hueco a través del cual fluyen substancias tóxicas. Estas toxinas penetran al interior de la presa y pueden adormecerla antes de matarla y el pólipo la lleva a la boca para comérsela.
Una característica importante de los corales es su relación simbiótica con microalgas llamadas zooxantelas. Estas algas son microscópicas y son dinoflagelados que viven dentro de los tejidos de los pólipos. Como son algas, poseen un pigmento verde, la clorofila, que les permite sintetizar su propio alimento mediante el proceso de fotosíntesis. Los pólipos de los corales obtienen de las zooxantelas substancias indispensables para su crecimiento y las algas un lugar apropiado donde vivir.