Dos hembras de cóndor andino, provenientes del famoso zoológico de San Diego (California) fueron liberadas el pasado fin de semana en el Parque Regional Natural Siscunsí Ocetá en Sogamoso (Boyacá), como un nuevo aporte al Programa para la Conservación del Cóndor Andino en Colombia, que lidera la Corporación Autónoma Regional de Boyacá, Corpoboyacá.
Las dos hembras, que llegaron hace dos meses de Estados Unidos, permanecieron en cuarentena en el hogar de paso en el municipio de Soracá, muy cerca de Tunja, hasta ser trasladadas al sitio de su liberación, donde tuvieron un corto periodo de adaptación dentro de una jaula especialmente diseñada para este proceso.
A las dos aves les fueron instalados transmisores, a través de los cuales los guardacóndores podrán hacerles seguimiento para así conocer cuáles son los corredores montañosos en los que se mueven.
El cóndor, el ave voladora más grande del mundo, se encuentra catalogada como una especie en peligro de extinción. Entre algunas de las razones para llegar a esta situación crítica, un estudio del Ministerio de Ambiente señala que tradicionalmente, se han atribuido propiedades curativas a algunas partes corporales del cóndor andino, razón por la cual se le persiguió en algunas regiones. Algunas comunidades del sur de Colombia han creído que sus huesos molidos curan el reumatismo y la parálisis, el interior de su estómago para el cáncer, el corazón reducido a polvo para curar la epilepsia y los defectos cardiacos (Olivares, 1963; McGahan, 1973).
Otros factores han tenido una incidencia menor pero significativa en la desaparición de la especie: la contaminación de fuentes hídricas, la destrucción de su hábitat e incluso la cacería deportiva.
De acuerdo con el estudio en mención, aunque en principio podría pensarse que el establecimiento de grandes ganaderías extensivas resulta benéfico para la sobrevivencia del cóndor andino, éstas han sido la principal causa de extinción para la especie.
La razón es que la mayor parte de las ganaderías establecidas en los Andes se han localizado en sectores muy escarpados, donde las posibilidades para agricultura son mínimas; éstos sectores casi siempre han coincidido en el hábitat natural del cóndor andino. De ello resulta una relación muy directa del ganadero con los cóndores, los cuales son considerados erróneamente como una amenaza. Pero debido a esta creencia, el ganadero utiliza diversos métodos para exterminar los cóndores que se acerquen en busca de alimento.
Considerando que la tasa reproductiva de la especie es muy baja debido al prolongado cuidado parental de los polluelos y a las fluctuaciones en la disponibilidad de alimento en el medio natural para que su población se mantenga estable se necesitan igualmente tasas de mortalidad muy bajas. De ahí la gran relevancia de la incidencia humana en la conservación de la especie ya que cualquier daño, por mínimo que sea, puede ocasionar un efecto negativo e incluso irreparable.
Estas aves pueden llegar a vivir 60 años, a pesar 15 kilos y a medir más de tres metros de envergadura. Son monógamas, alcanzan la madurez a los siete años y ponen un huevo cada dos años, lo que dificulta una reproducción natural que garantice la multiplicación de la especie. Es por ello que se ha recurrido a convenios internacionales para que los polluelos que nacen en cautiverio en zoológicos como el de San Diego, se críen de tal manera que luego puedan ser reintroducidas en su medio natural, se adapten y puedan reproducirse naturalmente.
Con estas dos hembras se completa un total de 12 cóndores liberados por Corpoboyacá en las montañas boyacenses en los últimos cinco años, dentro de un programa que se considera como uno de los más exitosos en todo el mundo en lo que tiene que ver con la reintroducción de ejemplares de una especie nacidos en cautiverio y reintroducidos en su medio natural.
El científico colombiano Jorge Reynolds, quien fue el inventor del marcapasos hace 50 años, realizó junto con su equipo de trabajo un estudio preliminar del corazón de las dos hembras traídas del zoológico de San Diego.
La investigación del doctor Reynolds, tuvo como objetivo principal realizar tomas electrocardiográficas a dos ejemplares de cóndor andino para conocer el funcionamiento básico del corazón del ave voladora más grande del mundo, con el fin de analizar y comparar los resultados obtenidos con el sistema cardiovascular de los mamíferos.
La propuesta investigativa surgió del interés del Grupo de Trabajo en Cóndores de la Fundación Neotropical con el apoyo de Corpoboyacá y la Fundación Universitaria Juan de Castellanos, ya que desde hace 20 años se trabaja en Colombia para la conservación del cóndor andino y hasta el momento es mucho lo que se conoce sobre la especie en cuanto a su hábitat, alimentación, distribución, amenazas, reproducción natural y en cautiverio, entre otros aspectos, pero muy poco se conoce acerca del funcionamiento del sistema cardiaco del cóndor.
Se espera que la información científica resultante, pueda aprovecharse para contribuir en los programas de conservación del cóndor andino, no sólo en Colombia sino en otros lugares del mundo, mediante la publicación de los resultados para que sirva a quienes desde la biología, la medicina humana y veterinaria se interesen en obtener más conocimiento de estas aves.
