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Bogotá, Noviembre 10 de 2011.- Como si el sol se hubiera aliado con los guardaparques para celebrar el Día de los Parques Nacionales, el Parque Natural Chingaza fue el escenario elegido para mostrar la dimensión del arduo trabajo que cumplen estos guardianes en las más de 12 millones de hectáreas que ocupan los 56 Parques del país, desde la Guajira hasta el Amazonas.

El 9 de noviembre de 1960 se creó el Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos, ubicado entre los departamentos de Huila y Caquetá, con una extensión de 700 hectáreas. En la actualidad abarca 9.000. Desde entonces, se institucionalizó esa fecha como el Día de los Parques Nacionales.

Chingaza, con 80.000 hectáreas, alberga no sólo una de las mayores fábricas de agua para llevarle a más de 8 millones de habitantes de la capital el preciado líquido, sino que además es el hogar de animales silvestres como el Oso de Anteojos -también conocido como el Oso Andino- símbolo de los Parques Nacionales Naturales.

Este parque, en forma de mariposa, como se puede apreciar en el mapa, alberga... especies y experiencias como las acumuladas por Carlos Lora, quien por espacio de 18 años estuvo en esta inmensa reserva. Él, quien hoy se desempeña como director territorial de la Orinoquia, encuentra muchas razones para seguir entregado al cuidado de las reservas naturales del país: “nos mueve el viento, la tierra y el agua”.

El agua que sale del macizo de Chingaza va a la estación de San Rafael y de allí se distribuye a toda la población bogotana. El agua de Chingaza se aprovecha también para generar energía, a partir del Guavio. La otra ala de la mariposa abarca buena parte del piedemonte llanero. Este parque va de 800 metros, su altura mínima, hasta los 3.300 metros sobre el nivel del mar.

Para guardaparques como Carlos Lora, un parque natural es un acuerdo social. Su frase lleva inmerso un mensaje que ellos propagan entre todos los visitantes a estos importantes ecosistemas. “Todos somos responsables de la conservación”. Lo dice como buscando aliados, toda vez que en la actualidad hay parques naturales que apenas cuentan con cuatro funcionarios. Cada guardaparque, según sus cálculos, tiene en promedio 12.000 hectáreas a su cargo. Sólo Chiribiquete, el parque con mayor extensión, alberga un millón 200 mil hectáreas. Son territorios que deben resguardarse de los cultivos ilícitos, del avance de la ganadería, de la tala indiscriminada, de las explotaciones mineras ilícitas, de los incendios forestales.

Ellos y ellas, sin armas, siguen concentrados en su tarea con un norte muy claro, tal como lo asegura Lora: Cuidan el 12% de todo el territorio nacional en medio de algunas de las principales dolencias que los aquejan por las extenuantes jornadas de caminatas y escaladas para cuidar los parques. Carlos, por ejemplo, tiene problemas de rodillas y articulaciones.

Es una tarea que no da tregua y que los mantiene alejados de sus familias la mayor parte del año, pues las distancias hacen que en lugar de viajar al menos cada ocho días, lo hagan sólo cada dos o seis meses, para reunirse con sus seres queridos.

Aun así, su vocación los hace fuertes y entregados a una tarea que se diluye en los nacimientos de agua y en los bosques que cuidan para tratar de mantener intacta nuestra ya diezmada biodiversidad.

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