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El proyecto del ex presidente colombiano, de construir una ciudad autosostenible en el corazón de la Orinoquia, se quedó inconcluso. Apartes del capítulo escrito por el periodista Juan Pablo Calvás en el libro "Nos pintaron pajaritos en el aire".

 

¿Cuántas veces nos han dicho que el futuro de Colombia está en los Llanos Orientales?

Para los indígenas de la Orinoquia colombiana, Marandúa significa "el mensajero que trae buenas noticias desde la selva", pero a mediados de los 80 ese vocablo fue retomado por Belisario Betancur para bautizar su sueño de crear una gran ciudad del futuro en pleno corazón de uno de los departamento más apartados del centro del país y, por qué no decirlo, uno de los más olvidados por el gobierno de Colombia: Vichada.

Se podría decir que el proyecto Marandúa nace mucho antes de que Belisario llegar a la Presidencia de Colombia. Hay que irse hasta mediados de la década del 70, cuando el Banco Mundial quiso desarrollar en el Vichada un interesante proyecto de colonización, o incluso trasladarse aún más atrás, a 1971, cuando nació el centro experimental Las Gaviotas, en un terreno baldío ubicado en medio de esta tierra de todos y de nadie, que es al fin de cuentas la inmensidad de la altillanura colombiana.

Las Gaviotas es el producto genial de un inquieto joven de ascendencia franco-italiana, llamado Paolo Lugari, quien quiso crear una ciudad autosuficiente en el emplazamiento que años atrás había tenido el campamento para la construcción de la carretera de la Orinoquia (que, por supuesto, tampoco fue concluida) y que no eran más que unas casetas y galpones destartalados.

Lugari se propuso hacer de esa comunidad capaz de sobrevivir en medio del más absoluto aislamiento, sin necesidad de depender del resto del país. Y es así como con molinos de viento, paneles solares, cultivo de invernadero y bombas manuales, se conformó la que podría considerarse la primera comunidad autosuficiente y ambientalmente amigable del territorio colombiano. Mientras que en el resto del país los combustibles fósiles seguían siendo la principal fuente de energía en Las Gaviotas se consolidó un modelo que reducía al mínimo la generación de residuos y la producción de elementos contaminantes, al tiempo que se gozaba de la producción de alimentos, agua potable y energía eléctrica, a través de medios propios...

Al comienzo de su presidencia, Belisario viajó junto a Lugari al departamento del Vichada y llegaron a un lugar cercano al río Tomo, no muy lejos de donde estuvo ubicado el proyecto Tropicalia, del Banco Mundial. Estando allí, el expresidente tuvo una podera epifanía. El presidente recordó que en su juventud había visitado los Llanos Orientales y un chamán guahibo, que leía el humo del tabaco para prededir el futuro, mencionó al espíritu mensajero del viento de la selva y le dijo su nombre, que se quedó grabado en la memoria del futuro mandatario: Marandúa. Inspirado por ese recuerdo e influenciado por los resultados sorprendentes que Lugari le había mostrado en el centro Gaviotas, empezó a impulsar su iniciativa de ir hasta los vastos confines de la Orinoquia y Amazonia, para levantar una ciudad que, al igual que Brasilia, en el Brasil, fuera un nuevo centro administrativo del país creado sobre conceptos claros y modernos de diseño urbano, pero también con esa característica esencial del modelo Gaviotas, es decir, construido en completa armonia y respeto hacia la naturaleza...

La nueva urbe que soñaba Belisario sería la punta de lanza de un gigantesco proyecto para darle una nueva cara a la zona de frontera con Venezuela, pues con la construcción de Marandúa se completaría el Plan de Fronteras del gobierno generando nuevas dinámicas de desarrollo en zonas de la periferia, al tiempo que se conseguiría la creación de un nuevo polo agroindustrial clave para darle un fuerte sacudón a la economía nacional...

¿Que quedó del sueño de Belisario? Una base aérea, tal vez prueba del sino trágico de nuestro país, condenado a ver cómo lo único que sobrevive a las crisis son los estamentos de la guerra.

¡Lástima! Marandúa podría haber sido una verdadera ciudad del futuro y un ejemplo para el mundo entero en términos de sostenibilidad urbana. Colombia se habría adelantado décadas al mundo que hoy vivimos, amenazado por el calentamiento global...