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Los primates tití del Caquetá (Callicebus caquetensis) y el mono churuco colombiano (Lagothrix lugens), las ranas marsupial (Hemiphractus fasciatus) y de cristal (Nymphargus chami), así como el paujil piquiazul y el águila arpía, el tapir o danta, son algunas de las especies que podrían verse afectadas por la deforestación en Colombia.

 

Luego de conocer los núcleos de deforestación en el país, el Instituto Humboldt, a través de su Programa Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad, identificó al menos, 2.697 especies, de las cuales 503 son animales y 2,194 plantas, que podrían estar presentes en las regiones afectadas.

Los núcelos de deforestación identificados por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), se concentran en la Amazonia occidental (Caquetá, Guaviare y Meta), el Catatumbo (Norte de Santander), la región de Paramillo (Córdoba) y en el Chocó, áreas que reúnen alta diversidad de especies de flora y fauna.

Aunque los datos podrían subestimar la real diversidad biológica en riesgo por deforestación, la mayor alarma se presenta al considerar la alta proporción de especies endémicas y amenazadas que habitan estos ecosistemas.

Entre las casi 2.700 especies de flora y fauna con datos en estas regiones, dentro de las que se incluyen algunas emblemáticas,31 se reconocen en vía de extinción; de ellas, cinco están en la categoría Peligro Crítico (CR), seis en Peligro (EN) y 20 Vulnerables (VU). Cabe destacar que los núcleos de deforestación coinciden con la distribución limitada a nivel mundial de nueve especies de animales y 106 endémicas de Colombia. La situación es preocupante y crítica en Meta y Chocó, porque concentran un mayor número de especies únicas, 16 y 81 respectivamente.

Ejemplos de amenazas

Las especies que pueden acelerar su extinción local por el aumento de la deforestación en sus áreas de distribución son aquellas que dependen de selva húmeda y cobertura boscosa.

Entre las especies de plantas preocupan aquellas que, además de tener distribuciones pequeñas y baja densidad poblacional, son árboles maderables que constituyen el bosque, es el caso del abarco (Cariniana pyriformis), el almendro (Dipteryx oleífera), los laureles almanegra (Magnolia spp.), el comino (Aniba perutilis) y los cedros (Cedrela spp.).

En los núcleos de deforestación de la Amazonia occidental (Caquetá, Guaviare y occidente del Meta) se destacan como vulnerables especies de anfibios, entre ellos, las ranas arborícola (Boana nympha) y la venenosa (Ameerega hahneli), las cuales dependen de cobertura boscosa.

Entre los mamíferos la situación más crítica la presentan los primates tití del Caquetá (Callicebus caquetensis), descritos recientemente y restringidos a una pequeña zona de esta región, y el mono churuco colombiano (Lagothrix lugens). En el núcleo de deforestación que afecta las estribaciones del Parque Nacional Natural Paramillo, en el sur de Córdoba, preocupan los anfibios rana marsupial (Hemiphractus fasciatus) y rana de cristal (Nymphargus chami).

Entre las aves más afectadas en el sur de Córdoba podrían estar el paujil piquiazul (Crax alberti), que registra bajas densidades poblacionales y una distribución cada vez más reducida; le siguen las grandes rapaces, águila arpía (Harpia harpyja) y crestada (Morphnus guianensis), y la guacamaya verde (Ara ambiguus).

Un gran mamífero en peligro en Colombia por la pérdida de hábitat y la cacería localizada desde el sur de Córdoba y toda la selva del Pacífico es la danta o tapir (Tapirus bairdii); pero es, quizá, el tití bosque en su área de distribución –Urabá y el sur de Córdoba– y el tráfico de fauna.

Entre las plantas, y por fuera de los árboles maderables, la situación puede ser crítica para la palma Reinhardtia koschnyana. Algunas de las especies en riesgo en el sur de Córdoba se encuentran, además, en el núcleo de deforestación del sur del Chocó. En este sector del río Quito y alrededores sobresalen la rana dorada (Phyllobates bicolor) y las aves paujil chocoano (Crax rubra), gavilán plomizo (Cryptoleucopteryx plúmbea) y el mochilero del Baudó (Psarocolius cassini), un ave rara, en peligro y endémica de este departamento.

Una de la especies de interés es el bobito (Bucco noanamae), endémica de Colombia y restringida al Chocó y al Urabá antioqueño, originalmente descubierta en Noanamá, una población cerca a Istmina, justo en el centro del núcleo de deforestación del sur del departamento chocoano.

Por su parte, en el núcleo Catatumbo (Norte de Santander) sobresalen la rana marsupial (Cryptobatrachus conditus), de las microcuencas del piedemonte del Catatumbo, y el paujil moquiamarillo (Crax daubentoni), un pavón que ha perdido la mayor parte de su hábitat en Colombia y que además es objeto de cacería.

Así pues, con este reporte el Instituto Humboldt evidencia las potenciales consecuencias de los focos de deforestación, con respecto a la pérdida de especies del país. Además, es importante enfatizar en los cambios dramáticos en las condiciones ecológicas de los mencionados territorios, con posibles consecuencias irreparables sobre los servicios ecosistémicos, claves para el bienestar de los habitantes locales de estas zonas del país.   Asimismo, el Humboldt alerta acerca de la necesidad de acelerar los procesos de obtención de información biológica en campo, además de la consolidación y análisis de estos datos para determinar a tiempo las consecuencias de la deforestación en la biodiversidad, un hecho que reduce la capacidad de toma de acciones rápidas que eviten la pérdida de especies y el deterioro del bienestar de la población.