Juan Roberto Paredes*
Las consecuencias del cambio climático nos han hecho reflexionar sobre la formas más adecuadas de producción de energía, ya que la manera tradicional de generación de electricidad a través de fuentes fósiles conlleva a la emisión de gases de efecto invernadero, además de tener un impacto en la polución del aire, suministro de agua, uso de suelos y otros efectos en el medio ambiente. Esta situación ha generado la pregunta sobre la posibilidad de tener un suministro de energía que sea 100% renovable, entendiendo por renovable las fuentes naturales no agotables y limpias como el sol, el viento, y el agua.
Ya varios estudios se han ocupado de esta pregunta, llegando a la conclusión de que un mundo 100% renovable es factible desde el punto de vista técnico y económico. Esta transición, por supuesto, no se logra de la noche a la mañana y los cálculos más optimistas, en este caso de investigadores de las Universidades de Stanford y de California, apuntan a que para el 2030 se podría cubrir la nueva demanda de energía mundial sólo con energías renovables y la demanda total en el 2050 de la misma forma. También encuentran que los costos de la energía para ese año serían similares a los actuales.
A una conclusión similar llega otro estudio reciente con una metodología totalmente distinta realizado por WWF Internacional en el que se asegura que el 95% de la demanda mundial de energía se podría cubrir en el año 2050 a partir de tecnologías renovables existentes hoy en día, donde el valor de los beneficios a largo plazo claramente supera los costos a corto plazo de las inversiones necesarias.
Si bien estudios de este tipo generan discusiones de carácter técnico sobre las suposiciones de fondo, uno de los aspectos que más se resalta en ellos es que las barreras más importantes son las de carácter social y político y no el grado de madurez de la tecnología. Además dejan claro que el nivel de acción actual no es suficiente para generar una transición de este estilo.
América Latina es ya de hecho una región con una matriz energética más limpia que la media mundial, aunque con marcadas diferencias regionales. Por otro lado el potencial en recursos renovables aún no explotados hasta el momento en la región supera en muchas veces las necesidades futuras. Por eso no sería aventurado pensar que aún con mayor razón en nuestra región podríamos disfrutar de una matriz energética totalmente renovable en un futuro. La pregunta entonces no será si la transición es posible o no, sino cuándo y a qué ritmo, y eso lo tendremos que determinar nosotros.
*Especialista en Energías Renovables, BID