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Bogotá, julio 12 de 2012.- El científico colombiano e investigador de la vacuna contra la malaria, Manuel Elkín Patarroyo, consideró que los argumento presentados en su contra, a través de la acción popular que pidio revocarle la licencia que le permitía usar los llamados micos nocturnos en su investigación contra la mala, no son verídicos ni consistentes.

El doctor Patarroyo advirtió que apelará el fallo judicial del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, el cual revocó la licencia que le permitía usar micos de la especie “Aoutus Nancymaae” en su investigación de la vacuna contra la malaria.

“Teníamos permiso para investigar en cinco años a cuatro mil micos, y no como han afirmado que hemos sobrepasado los 800”, afirmó Patarroyo al diario caleño.

Patarroyo señaló que todo ello carece de evidencia científica y concluyente, en la que se pudiera constatar que los micos usados para la investigación provenían de Perú y Brasil.

“No estoy trayendo micos. Los recibimos de los mismos indígenas”, afirmó Patarroyo al expresar que el instituto solicitó los especimenes que fueron capturados y no cazados como fue expuesto inicialmente y añadió que “todos los micos viven y fueron capturados en el país”.

Una acción popular fue la que originó el fallo emitido y en ella se presentaron entrevistas realizadas a indígenas de la zona. Al respecto, Patarroyo indicó que “las entrevistas que fueron presentadas al tribunal carecen de argumento y veracidad” , y añadió que fueron efectuadas en zonas donde el instituto no desarrolla investigación alguna.

Basando su posición en dos resoluciones presentadas por las autoridades indígenas, el científico reveló que las palabras de los indígenas entrevistados “han sido tergiversadas porque ellos no hablan español y ha sido la parte demandante la que ha traducido el mensaje” , indicó.

El Instituto se cierra

Manuel Elkín Patarroyo se mostró preocupado por los alcances y las repercusiones de este fallo, pues considera que las investigaciones de la malaria se frenaron totalmente, por lo que el instituto deberá cerrarse desde es viernes.

Según el doctor las repercusiones son nefastas, porque si bien es cierto que en el mundo, tres mil millones de personas viven en el área de influencia de la malaria, de esa cifra 200 millones desarrollan la enfermedad y de ellos, cada año mueren dos millones, de los cuales millón y medio son niños.

Patarroyo señaló que la investigación en micos de la especie “Aoutus Nancymaae”, era vital para el desarrollo de la vacuna, porque el sistema inmune del mico es igual que el de los humanos.