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El presidente francés, Emmanuel Macron, y líderes de la Unión Europea, China, India, Japón, Corea, Rusia y Estados Unidos abrieron nueva era energética con el inicio oficial del ensamblaje de la máquina ITER, el proyecto científico más grande del mundo para replicar el poder de fusión del Sol, que proporciona luz y calor y permite la vida en la Tierra.

 

El lanzamiento de la fase de ensamblaje ITER es posible gracias a la llegada de componentes de todo el mundo (haga clic para ver el video) en los últimos meses, lo que demuestra la voluntad de los 35 países socios del proyecto de unirse de manera duradera en su lucha común contra el cambio climático.

La planta en ITER producirá alrededor de 500 megavatios de energía térmica. Si se opera continuamente y se conecta a la red eléctrica, equivaldría a cerca de 200 megavatios de energía eléctrica, suficiente para aproximadamente 200,000 hogares.

"Felicito sinceramente el Proyecto ITER", señaló Shinzo Abe, primer ministro de Japón. "Creo que la innovación disruptiva desempeñará un papel clave para abordar los problemas mundiales, incluido el cambio climático y la realización de una sociedad sostenible libre de carbono", destacó.

Fusion, que proporciona energía limpia y confiable sin emisiones de carbono, es seguro, con cantidades mínimas de combustible y sin posibilidad física de un accidente de fuga con fusión, explican los expertos.

El combustible para la Fusión, que se encuentra en el agua de mar y el litio, es lo suficientemente abundante como para abastecer a la humanidad durante millones de años. Una cantidad del tamaño de una piña de este combustible equivale a 10.000 toneladas de carbón.

Se espera que el costo de construir y operar una planta de fusión sea similar al costo de una planta de fisión nuclear, pero sin los grandes costos y el legado a largo plazo de la eliminación de desechos.

Cuando termine ITER, se espera que demuestre que el poder de fusión se puede generar de manera sostenible a escala comercial, señala el informe de Naciones Unidas.

Los 35 países socios de este proyecto -la UE más el Reino Unido y Suiza, China, India, Japón, Corea, Rusia y Estados Unidos, representan más del 50% de la población mundial y más del 80% del producto interno bruto mundial, han agrupado su vasta experiencia y recursos para construir el primer dispositivo de fusión de investigación a escala industrial.

Francia es el país anfitrión, en tanto que la Unión Europea con el Reino Unido y Suiza es el miembro anfitrión, financiando el 45% del costo de ITER. Cada uno de los otros miembros, Estados Unidos, China, Japón, Rusia, India y Corea financian el 9%.

Alrededor del 90 % de las contribuciones de los miembros de ITER se realizan en especie, lo que agrega complejidad internacional a una máquina ya multifacética, llamada Tokamak  (fusión por confinamiento magnético), que estará compuesto por más de 1 millón de componentes.

Desde la década de 1950, cuando se desarrolló por primera vez en la Unión Soviética el concepto de Tokamak ), la investigación sobre la energía de fusión ha sido un área de amplia colaboración internacional.

En los últimos meses, en preparación para el ensamblaje de la máquina, han comenzado a llegar a Francia componentes gigantes de primera clase, en muchos casos con un peso de varios cientos de toneladas cada uno y más de 15 metros de largo. Las piezas son la culminación de más de 5 años de fabricación en fábricas, universidades y laboratorios nacionales de todo el mundo.

Los componentes Tokamak deben cumplir especificaciones muy estrictas. Deben llegar a Francia a tiempo, de acuerdo con un calendario complejo. "Construir la máquina pieza por pieza será como armar un rompecabezas tridimensional en una intrincada línea de tiempo", explica Bernard Bigot, director General de ITER.

"Todos los aspectos de la gestión de proyectos, la ingeniería de sistemas, la gestión de riesgos y la logística del ensamblaje de la máquina deben funcionar junto con la precisión de un reloj suizo", agrega. 

Al final de este período, en diciembre de 2025, los científicos e ingenieros de ITER lanzarán "First Plasma", el evento inicial que demuestra la funcionalidad de la máquina.

Las plantas de energía de fusión no tienen carbono; No liberan CO2. Pero el beneficio de la fusión para la lucha contra el cambio climático depende de qué tan rápido se instalen estas plantas de fusión.

Más del 70% de las emisiones de carbono provienen del uso de energía; y más del 80% del consumo de energía proviene de combustibles fósiles.

"Si la energía de fusión se vuelve universal en complemento de las energías renovables, el uso de electricidad podría ampliarse en gran medida, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte, los edificios y la industria", predice el doctor Bigot. "Permitir el uso exclusivo de energía limpia será un milagro para nuestro planeta", subraya.

El montaje de la máquina ITER llevará 4,5 años.