Imprimir

Las últimas tecnologías de información satelital sirven de base para la metodología desarrollada en el primer mapa de vegetación natural que le entregará al país el Ministerio de Ambiente en coordinación con el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional. Esta herramienta será fundamental para procesos de restauración y rehabilitación de suelos del país degradados.

 

BOGOTÁ D.C., mayo 24 de 2022.- Con una metodología que aprovecha las últimas tecnologías de información satelital, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (Minambiente) en alianza con sus institutos adscritos y con la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), le entregará al país el primer mapa de la vegetación natural, el cual ofrece toda la información sobre las distintos tipos de bosques, pastizales, matorrales y vegetación de páramo, desde los primeros registros de los científicos Alexander von Humboldt y Francisco José de Caldas, hasta lo que se tiene en la actualidad.

Para acopiar esta amplia información, un equipo investigativo del Instituto de Ciencias Naturales (ICN), dirigido por el doctor Orlando Rangel-Ch., profesor y director del grupo Biodiversidad y Conservación del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), se dio a la tarea de recopilar los registros documentados sobre la vegetación natural de Colombia y los realizados en numerosas salidas de campo.

Esta información se viene consolidando en un sistema robusto de bases de datos que será administrado por el Instituto Humboldt (IAvH) y que estarán al alcance de cualquier colombiano que las quiera consultar, con el propósito de conocer la descripción detallada de la vegetación en determinada zona del país antes de realizar cualquier proyecto o intervención sobre estos recursos.

El biólogo, y magister en Geografía, Larry Niño, quien cursa su doctorado en Ciencias- Biología en la UNAL, autor de la metodología desarrollada para establecer la distribución geográfica de la vegetación del país, explica que es una aproximación tecnológica, desde Google Earth Engine, una plataforma abierta que utilizan los científicos y académicos, para estudiar y visualizar conjuntos de datos geoespaciales y que ha cambiado paradigmas en la forma como se acceden, procesan y analizan los datos provenientes de miles de imágenes satelitales.

Las imágenes multidimensionales en las que se fundamenta la cartografía a presentar se componen de tres sensores distintos: dos son tipo radar y uno óptico. Cada uno de estos sensores provee datos con distintas perspectivas para diferenciar y clasificar los tipos de vegetación, por medio de técnicas de inteligencia artificial, particularmente machine learning o aprendizaje de máquinas. “Un radar de banda L nos da información sobre características físicas del terreno donde se desarrolla determinada vegetación, por ejemplo, qué tanta humedad presenta o qué textura tiene; el radar banda C, indica propiedades fisionómicas de la vegetación, como qué tan denso es un bosque o qué tan abierto un pastizal; y los sensores ópticos nos proveen la respuesta espectral diferenciada de la vegetación a longitudes de onda del espectro visible e infrarrojo”, detalla el biólogo Niño.

Estos tres tipos de imágenes proveen alrededor de 11 bandas o porciones del espectro electromagnético que permiten clasificar, según sus valores digitales, los distintos tipos de vegetación y su distribución en el territorio nacional. “Hemos reunido muchos de los avances tecnológicos, lo realmente novedoso son los datos de entrada, cada uno de los cuales tienen una explicación, responden a un por qué y a un para qué”, menciona.

Palmo a palmo

El desafío temático de esta nueva herramienta tecnológica con la que contará el país es presentar en tablas la información de la vegetación caracterizada, especialmente por los biólogos, ingenieros forestales, geógrafos y ecólogos, sobre las especies de plantas que prevalecen en los diferentes tipos de vegetación y su área de distribución. “Lo que hacemos es diferenciar sobre el terreno los distintos tipos de vegetación a una escala mínima cartografiable de 5 hectáreas”, subraya el biólogo Niño, y agrega que de esa manera se determinan, por ejemplo, los cambios abruptos en la vegetación de la Orinoquia, donde se dan transiciones entre bosques y pastizales (sabanas).

En cuanto al desafío espacial, se logran establecer límites que definen hasta dónde va determinado tipo de vegetación, de acuerdo con la información eco-geográfica recabada en campo. El mapa, entonces, muestra la distribución de las unidades vegetales, caracterizadas de acuerdo con las especies dominantes y con la semejanza en la composición de las unidades de muestreo. “Con base en esos datos tratamos de desentrañar los patrones que están en la superficie de la tierra”, enfatiza.

Estas nuevas tecnologías tienen evidentes ventajas sobre los métodos tradicionales, en los que se debían descargar las imágenes y luego sí procesarlas. Ahora, con el Cloud Computing, se puede acceder a las imágenes requeridas sin necesidad de descargarlas y trabajar con ellas casi en tiempo real. “La velocidad de procesamiento ha aumentado de manera gigantesca, solo necesitas conexión a internet”, precisa.

Orinoquia y Andes, entre pastizales y frailejones

A la fecha, el equipo investigador ya cuenta con toda la información de la vegetación de Colombia y tiene sistematizada y “espacializada” la de la Orinoquia y la zona Andina (cordillerana). Entre los hallazgos más importantes, se destaca que el modelo ha clasificado el 46 % de la región Andina y el 73 % de la Orinoquia como porciones del territorio cubiertas por vegetación natural.

Se resalta que fueron cartografiadas 52 alianzas/formaciones para los bosques de la región Andina, en un área aproximada de 13,5 millones de hectáreas, las cuatro unidades boscosas con mayor extensión, con el 44 % de los bosques andinos, corresponden a aquellos agrupados en las formaciones (alianzas fitosociológicas) Chamaedoreo pinnatifrondis - Sloaneion brevispinae, los bosques de Calatolo costaricensis - Wettinion kalbreyeri, de Billio roseae - Quercion humboldtii y de la formación (alianza) Wettinio fascicularis - Colombobalanion excelsae.

En la región paramuna se diferenciaron 48 alianzas/formaciones en una extensión aproximada de 1,7 millones de hectáreas, con predominancia de tres formaciones con el 40 % de la vegetación paramuna, particularmente. Predominan tres formaciones con el 40% del cubrimiento de la vegetación, particularmente los frailejonales agrupados en la unidad del Espeletio colombianae - Calamagrostion effusae, los matorrales bajos del Acaeno elongatae - Hypericion phelli y los pajonales del Calamagrostio bogotensis - Arcytophyllion nitidi

En la Orinoquia fueron cartografiadas 24 alianzas/formaciones de bosques con una extensión aproximada de 7,4 millones de hectáreas, donde predominan los bosques mixtos de la alianza Attaleo maripae - Iryantherion laevis que agrupa bosques y palmares que representan el 49 % de las áreas boscosas. En cuanto a los pastizales naturales, se diferenciaron 20 alianzas/formaciones en cerca de 9,6 millones de hectáreas, las cuatro unidades con mayor extensión, con el 45 % de los pastizales, corresponden a los de Paspalo pectinati - Axonopion aurei, los de Axonopo aurei - Trachypogonion spicati, los de Paspalion carino – pectinati y los de Rhynchosporo barbatae - Axonopion ancepitis

Sobre la Amazonia y el Pacífico

 

Por su parte, los demás institutos de investigación vinculados al proyecto, tales como el Instituto Amazónico de Investigaciones de la Amazonia SINCHI, y el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico John Von Neumann, vienen adelantando el trabajo correspondiente a las zonas de la Amazonia y Pacífico, respectivamente.

“Hemos estado trabajando como hormiguitas para responder a este trabajo tan robusto, menciona Luz Astrid Pulido Herrera, doctora en ciencias – Biología de la UNAL, para quien este desarrollo es muy importante, porque es la base de cualquier estudio sobre la vegetación del país. “Hemos realizado un manejo muy cuidadoso y riguroso de los datos, un trabajo muy bien fundamentado”, observa.

 

Víctor Alfonso Villamizar Mateus, geólogo de la Universidad de Pamplona, con maestría en Geociencias de la UNAL, señala que ha apoyado el trabajo especialmente en la parte de geomática, para complementar y precisar los datos que lo requieran, además de organizar documentos, las paletas de colores y demás herramientas gráficas.

“El mapa es realmente novedoso con tecnología de punta que nos ayuda a tener más información sobre la biodiversidad del país para tomar las decisiones adecuadas en materia de conservación de coberturas silvestres y ecosistemas vulnerables”, destaca Nicolai Ciontescu, ecólogo de la U. Javeriana y aspirante al título de Magíster en Geomática.

 

Desde su punto de vista, toda esta información que el profesor Rangel ha ido recopilando desde hace muchos años se podrá aprovechar con este mapa, que se constituye en una valiosa herramienta para complementar esa enorme experiencia de campo gracias a los sistemas de información geográfica que permite articular estos datos.

 

Para el profesor Rangel, el mapa de vegetación tendrá aplicación en diferentes escenarios, particularmente en lo relativo a la toma de decisiones para la utilización sostenible de la biodiversidad, la conservación y la preservación de la enorme riqueza que representan nuestros bosques, selvas y diversos tipos de vegetación.

El mapa de vegetación de Colombia, un proyecto interinstitucional liderado por el ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa, es el punto de partida para adelantar muchos otros trabajos ambiciosos de monitoreo de la vegetación del país, en temas como qué se ha perdido, qué le queda al país, qué tipo de vegetación existiría si no se hubiera cambiado la cobertura original y, además, cuáles especies plantar en proyectos de restauración, rehabilitación o recuperación de los ecosistemas.