Palmira, Valle, (Agencia de Noticias UN).- Siguiendo la ruta demarcada en 1957 por L. M. Roberts y colaboradores, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira están evaluando la diversidad y variación genética de razas criollas e indígenas de maíz en Colombia. Los objetivos generales del trabajo es conocer si estos materiales aún están presentes en el territorio nacional, y fortalecer el Banco de Germoplasma Nacional.
A mediados del siglo XX varios investigadores llevaron a cabo la colecta de maíz más grande en Colombia y Suramérica, estimando la existencia de 23 razas de esta especie en el país. “Esta fue una investigación muy valiosa, pero es necesario actualizar la información y conocer el estado actual de esta especie cultivada en los lugares que fueron georreferenciados por Roberts y sus colaboradores”, explicó la profesora de la UN en Palmira, Creucí María Caetano, líder del proyecto y del Grupo de Investigación en Recursos Fitogenéticos Neotropicales, Girfin.
“Hasta el momento se han visitado los departamentos que se ubican en el Caribe húmedo y seco, de los valles geográficos interandinos (Tolima, Huila y Valle del Cauca) y Andinos. Faltan tres departamentos por visitar. La idea es verificar la presencia del cultivo, colectar en caso afirmativo, y evaluar a través de las caracterizaciones realizadas si se tratan de las mismas razas encontradas en la década del 50”, afirmó César Augusto Posada Tique, estudiante de doctorado en Ciencias Agropecuarias con énfasis en Fitomejoramiento.
Para la profesora Creucí el proyecto es de suma importancia ya que el maíz está incluido por la FAO en la lista de los cuatro cultivos más importantes para la seguridad alimentaria mundial. Además, explica la investigadora, “es un alimento muy asequible, propio de las comunidades tradicionales”.
“Para nosotros como Girfin, la investigación está dirigida hacia el aprovechamiento y recuperación de estos y otros recursos fitogenéticos neotropicales. Sabemos que, por diferentes causas antrópicas y/o naturales, probablemente muchos agricultores tradicionales dejaron de sembrar sus variedades primitivas, criollas o indígenas, no solamente de maíz sino de otros cultivos. El interés es conocer si después de tantos años las razas de maíz conservan similar distribución geográfica a la observada hace más de 50 años”, planteó la profesora Creucí.
Entre algunos resultados preliminares, se ha encontrado que algunas de las accesiones colectadas actualmente conservan características similares a las observadas en las accesiones antiguas. Tal es el caso de las razas Cariaco y Costeño, encontradas en los departamentos de Córdoba y Sucre, en el Caribe húmedo colombiano. No obstante, describió César Posada, “hasta el momento podemos decir que al parecer los cultivos de maíz han sufrido una recomposición en la distribución geográfica debido a cambios en el uso del suelo. Además, en algunos casos puede que no se trate de las mismas razas de maíz, debido a que por procesos naturales o antrópicos el cultivo pudo evolucionar en algunas de sus características distintivas”.
Para iniciar el proyecto, los investigadores solicitaron muestras de accesiones de las 23 razas al Banco de Germoplasma del Centro de Mejoramiento de Maíz y Trigo, CIMMYT, en México, a través del apoyo de su programa para Suramérica, instalado junto al CIAT, en Cali liderado por el doctor Luis Alberto Narro.
“Estas muestras hoy se tienen en multiplicación, caracterización y conservación. Este germoplasma puede ser considerado como patrimonio de la nación, contribuyendo así a la conservación de razas criollas e indígenas de esta especie” afirmó Ediel Armando Revelo, estudiante de ingeniería agroindustrial, quien desarrolla su tesis de grado en el marco de este proyecto.