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Bogotá, junio 14 de 2012.- De un total de 13.243 animales silvestres que han ingresado al Centro de Fauna entre 2008 y 2011, la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) reveló que cinco especies de aves, tres de tortugas, un mamífero y un reptil figuran entre las especies más traficadas en Bogotá.

El mayor número de animales incautados por la SDA, habitan sitios del Magdalena Medio Colombiano, la Costa Atlántica y los Llanos Orientales, señala el estudio.

Pericos y tortugas, mayores víctimas

El primer lugar es para el perico bronceado, una pequeña ave con plumaje verde y algunas manchas rojas que habita en las regiones Caribe, Andina y Pacífica, en selvas secas y bosques húmedos, y que se alimenta de flores y frutas. En promedio, al año son decomisados 400 de estos pericos en Bogotá, especie que se distribuye desde el sur de México hasta Venezuela.

La tortuga icotea del Caribe, apetecida por los traficantes en Semana Santa para comercializar su carne y huevos, ocupa el segundo puesto en la lista de la SDA. Esta tortuga de agua dulce con marchas naranjas es endémica de ríos y ciénagas de la Costa Atlántica de Colombia y Venezuela, y según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) está amenazada. Al año el Centro de Fauna recibe cerca de 350 individuos de esta especie.

Loros reales y tortugas

Otra ave ostenta el no muy apetecido tercer puesto de los más traficados. Se trata de la lora real, un “alado” verde de hasta 38 centímetros con pequeñas manchas amarillas, azules y rojas. Habita las selvas tropicales, llanos y bosques de Colombia, Perú, Brasil y Venezuela. 320 loras reales llegan al “hogar de paso” de la SDA cada año.

El cuarto puesto es para la tortuga morrocoy, que cuenta con un promedio de ingresos de 300 individuos al año al Centro de Fauna. En Colombia habita en bosques y sabanas del norte del Chocó, región Caribe y los Llanos Orientales. Es una especie terrestre que alcanza hasta los 37 centímetros de longitud, y cuenta con escamas en el caparazón de color naranja, amarillo y rojo. Se considera en peligro crítico de extinción.

Aves pequeñas

La cotorra carisucia, ave de 25 centímetros con plumaje amarillo verdoso, se encuentra en el 5 puesto. En el país vive en matorrales, manglares y selvas de sitios cálidos como el valle del Sinú, la Costa Atlántica, el Magdalena Medio, los Santanderes y la Orinoquia. Al año, son decomisados cerca de 280 animales de esta especie.

El lugar 6 es para el cascabelito, un ave con plumaje verde y manchas amarillas y azules que no supera los 13 centímetros. En Colombia habita en las regiones Andina y Orinoquia, principalmente en montañas y claros con árboles dispersos. Por su pequeño tamaño es apetecida para ser encerrada en una jaula como si fuera un animal doméstico. 100 individuos de esta especie llegan al año al Centro de Fauna.

Charapas en la lista

Con un promedio de 95 animales al año decomisados, la tortuga charapa se ubica en el 7 lugar del ranking. Habita en los ríos y lagunas de los departamentos del Caquetá, Putumayo, Amazonas y Meta. Alcanza hasta los 40 centímetros de longitud, y tienen un caparazón de color verde oscuro. En Colombia es considerada una especie en peligro de extinción, ya que son apetecidas por su carne y como mascotas.

Por su pequeño tamaño y parecido con los canarios domésticos, el canario costeño ocupa el 8 lugar. Esta ave con plumaje amarillo tiene un promedio de ingreso en el Centro de Fauna de 80 individuos al año. Habita en zonas de la Costa Atlántica, el Pacífico, la región Andina y la Orinoquia.

Mamíferos y culebras

En penúltimo puesto es para el mono tití gris, un mamífero de 22 centímetros que habita en el norte y centro de Colombia. Se caracteriza por tener una larga cola, que supera la longitud de su cuerpo. Su pelaje es café, con tonos plateados. 40 de estos micos, considerados en peligro de extinción, llegan al centro de fauna al año.

El “top 10” termina con la boa constrictor, una especie que vive en la cordillera de Los Andes, y los llanos del Caribe y el Pacífico. Se alimenta de aves, reptiles y pequeños mamíferos. No es venenosa, y alcanza un gran tamaño en su edad adulta. Al año se decomisan cerca de 20 boas en Bogotá.