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Bogotá, Julio 6 de 2012 (Unimedios).- Un extraño fenómeno se evidencia en distintas ciudades del mundo. Algunos árboles están muriendo por causas no especificadas que no corresponden a ningún orden natural hasta ahora estudiado.

En algunas especies de árboles, a lo largo y ancho del área metropolitana del Valle de Aburrá, se observan algunos síntomas de la enfermedad, e incluso se han encontrado especímenes muertos de una forma que podría calificarse como súbita. Este fenómeno ha llamado la atención del docente jubilado de la UN, León Morales.

Dado que esta situación se ha detectado en diversos lugares, esto hace pensar en una problemática creciente directamente relacionada con el aumento de la población, el mal uso de los recursos naturales, la disparada necesidad del consumo que se confunde con calidad de vida, y los fenómenos ambientales como el calentamiento global y la contaminación. La muerte súbita de árboles y palmas se convierte en un parámetro revelador a la hora de señalar los efectos de las actividades humanas en la naturaleza.

“Aquí en la Universidad como en el área metropolitana nos tocaba ver permanentemente árboles que empezaban a manifestar una muerte bastante sorpresiva que denominamos como muerte súbita, que presentaba algo distinto a la muerte natural de todo ser vivo”, cuenta Morales.

El fenómeno empezó a manifestarse en una serie de especies bastante importantes de la arborización urbana. Eso llevó a los académicos a plantear la necesidad de iniciar investigaciones para saber realmente cuáles o cómo es la interrelación de los posibles agentes causales del problema; si algo tenían claro es que no se trataba de una sola razón sino de todo un cúmulo de problemas.

Morales explica que han “encontrado muerte descendente, es decir, secamiento de las ramas superiores que no es lógico, pues se supone que estas son las más jóvenes y las más vitales del árbol, y no hay ninguna razón para que se empiecen a morir. A eso, se suma que los periodos de las plantas para refoliar (producir hojas nuevas) se demoran mucho tiempo, incluso, hay mediciones que apuntan a que los árboles están estancados en el crecimiento. Y en algunos hemos encontrado que el fenómeno es tan grande y masivo que los termina matando y hemos tenido que quitarlos de la ciudad”.

“La investigación que tenemos todavía es muy básica y preliminar. Hay algunas cosas adelantadas e identificadas como la roya de los pomos, los problemas de hongos, y los fitoplasmas que producen el “amarillamiento” letal en las palmas, pero falta mucha investigación porque no solo es un agente causal sino una combinación. No podemos descartar el más importante, porque hay que decir que el ser humano solo quiere dinero, se responsabiliza al otro, el egoísmo es total y es obvia la falta de compromiso con el planeta”, concluye el docente.