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Aunque se alcanzó la cota para el vertimiento normal del embalse y cerca de 20.000 familias han retornado a sus hogares, EPM advierte que el estado de alerta se mantiene. Expertos académicos consideran que el riesgo de una inundación sigue latente.

 

MEDELLÍN.- Luego de alcanzar -en la madrugada del pasado jueves 24 de mayo- la cota 410 de la presa, lo que permite que el agua vierta naturalmente por los canales del vertedero y evitar un rebose en la hidroeléctrica de Ituango, quedan pendientes otras obras para minimizar el riesgo.

Estas consisten en continuar con el lleno prioritario de la presa, subiendo hasta la cota 415, como un seguro adicional para la protección de las comunidades vecinas del proyecto, lo cual cubriría el riesgo de una creciente que según la documentación histórica se presenta cada 100 años.

Según el último reporte de EPM, la siguiente meta está relacionada con tapar el túnel de deviación derecho, que ha presentado obstrucciones y destaponamientos, de manera natural, durante esta contingencia. Para ello, la empresa trabaja con sus especialistas, contratistas y un panel de expertos nacionales e internacionales en el diseño y movimiento de materiales para el avance de esta meta.

Otro objetivo prioritario es tapar el sistema auxiliar de desvío, que fue por el cual comenzó la actual contingencia el pasado 28 de abril, por un taponamiento natural; de esta manera se evitaria  una posible intempestiva salida de agua.

En alerta roja permanecen los corregimientos de Puerto Valdivia (municipio de Valdivia), Puerto Antioquia (municipio de Tarazá) y los habitantes de Cáceres, cuyas viviendas se encuentren en un rango de 200 metros de distancia de las riberas del río Cauca.

En alerta naranja están las comunidades de Tarazá y para quienes en el municipio de Cáceres habitan a más de 200 metros de distancia de las orillas del río.

En alerta amarilla se encuentran las comunidades ribereñas de Nechí, Caucasia y los municipios de los departamentos de Bolívar, Sucre y Córdoba en los cuales el río Cauca tiene influencia.

Retorno de damnificados

El director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, Carlos Iván Márquez Pérez, por su parte, señaló que de las 26.000 personas que evacuaron preventivamente, más de 19.000 ya retornaron a sus viviendas de manera ordenada. "Quedan alrededor de 5.000 personas en sitios seguros  a quienes vamos a seguir atendiendo y en donde nos vamos a concentrar. A estas personas que están protegiendo su vida se les informará oportunamente si hay cambios de alerta para ellos y sus zonas”.

El funcionario advirtió que pese al retorno de familias a sus viviendas en Cáceres y Tarazá, el  Gobierno Nacional mantiene sus capacidades instaladas en los diferentes municipios, como los albergues, las ayudas y demás que se dejan preposicionadas para cualquier efecto que pueda presentarse, dado que la alerta aún se mantiene. Desde el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo se tienen todas las capacidades para atender estos sitios, aseguró.
 
"Tenemos la posibilidad de recibir nuevamente a 6.500 personas, pero podemos recibir el doble, porque el escenario da para hacerlo y porque tenemos la capacidad de contar con miembros del SNGRD para administrarlo junto con la Policía y el acompañamiento del ejército en materia de seguridad y la complementariedad de todo el sistema”,concluyó.​
 
Alta presión sobre la infraestructura

De otro lado, expertos académicos en hidroeléctricas, sostienen que aunque Empresas Públicas de Medellín (EPM) hizo un gran esfuerzo para alcanzar la corona, o cota, para que el agua almacenada corra por el rebosadero, la presión sobre la infraestructura mantiene la incertidumbre sobre la normalización del funcionamiento de la hidroeléctrica.

Las aguas que se descarguen en el río Cauca alcanzarán una gran velocidad, lo que genera dudas respecto a si las obras del rebosadero y las de control de socavación en el lecho del río están en condiciones de operar. También surge el interrogante sobre la afectación que puede sufrir el vertedero al trabajar en forma continua durante un tiempo indeterminado.

“Aunque esta situación permitiría que el rebosadero o canal por el que se liberan los caudales mayores comience a operar cuando el embalse esté lleno, se deberían considerar algunos aspectos para evaluar si se podría garantizar la estabilidad del proyecto”, le dijo a la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional, el profesor Carlos Eduardo Cubillos Peña, de Hidráulica e Ingeniería de Ríos de dicha Institución.

Puesto que no se esperaba que el vertedero por donde debería salir el exceso de agua funcionara de manera inmediata, toda vez que su diseño está previsto para que opere en forma ocasional, otro de los interrogantes que plantea el docente es: ¿cuánto tiempo podrá soportar la actividad constante para evacuar las aguas almacenadas en las actuales circunstancias?

No bajar la guardia

Pese a la modificación del nivel de alerta, es muy importante que las comunidades ubicadas aguas abajo del proyecto tengan en cuenta: