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De acuerdo con información dada a conocer por Proaves, esa es el área protegida más importante en las estribaciones del Chocó, toda vez que cuenta con más de 8.000 hectáreas de selvas tropicales, prístinas y excepcionalmente diversas donde se protege un sinnúmero de especies amenazadas y endémicas propias del pacífico colombiano.

En este oleoducto, en la ruta Amazonas-Tumaco en la costa del Pacífico, personas inescrupulosas extraen de manera ilegal el combustible, específicamente en lugares denominados El Barro, Mirador de Tajadas, Junín y La Guarapería, todos colindantes con la Reserva.

Aprovechando las facilidades que brinda la selva, el crudo se procesa en gasolina y se vende a los productores de coca para procesar la hoja de coca con el propósito de obtener pasta de cocaína, lo cual por un lado reduce los costos de la producción por lo que los beneficios son mayores y por el otro evadir el efectivo control de las autoridades que regulan el movimiento de gasolina,

El impacto ambiental que genera esta extracción se convierte en un problema que crece rápidamente, especialmente por los productos secundarios de la refinación rudimentaria e ilegal que generan las mal denominadas "cocinas" ya que dichos desechos son liberados directamente en los arroyos y ríos.

Trampas al paso del crudo

Frente a esta situación Ecopetrol y ProAves han unido esfuerzos para recuperar varias áreas que han sido dañadas por los derrames de petróleo. Ecopetrol ha cerrado algunos puntos utilizados para la extracción del crudo, mientras avanza con los procesos de recuperación y mitigación del impacto en las zonas donde ya se encuentran fugas.

Entre las medidas adoptadas se menciona el montaje de trampas en quebradas y ríos que permiten el paso del agua evitando que pase el crudo y sea más fácil su recolección. Así mismo, la tierra afectada es tratada con cal, que ayuda a recuperar parcialmente el suelo y la vegetación contaminada.

De acuerdo con Proaves, es importante resaltar la importancia de la generación, consolidación y fortalecimiento de alianzas estratégicas con organizaciones y con la comunidad, quienes con su compromiso contribuyen a detener el robo del petróleo y la recuperación del medio ambiente.

Mucha gente de las comunidades de El Barro, Mirador de Tajadas, Junín y La Guarapería han ayudado a localizar los derrames y han actuado con prontitud para mitigar los impactos ambientales, señaló la Ong.