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Bogotá, Agosto 6 de 2013 (Unimedios).- Un estudio liderado por investigadores de la Universidad Nacional pone en evidencia que el caracol gigante africano se encuentra en las cinco regiones naturales de Colombia, en 112 municipios de 26 departamentos.

Producto de un convenio entre la Universidad Nacional de Colombia, a través del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, se viene adelantando el estudio de la invasión del caracol gigante africano y las hormigas cortadoras de hojas o arrieras en Colombia.

Los profesores de la Institución que lideran el proyecto, Édgar Linares y Fernando Fernández, presentan el estado de invasión del caracol gigante africano.

“Junto a nuestro grupo de investigadores realizamos un trabajo de campo en seis departamentos y reunimos información del resto del país, por medio de varias fuentes bibliográficas y museológicas, para ofrecer el panorama de lo que ocurre con estas especies”.

De acuerdo con los resultados se pudo establecer que la región Andina tiene más municipios con presencia del caracol (48) en comparación con las demás regiones: Orinoquia (29), Amazonia (21) y Caribe y Pacífica (5).

“La mayor concentración de municipios infestados se encuentran en el piedemonte de la cordillera Oriental, en las regiones de la Orinoquia y la Amazonia, y a lo largo de los valles interandinos de los ríos Magdalena y Cauca”, afirman los profesores de la Universidad.

Y destacan: “Los departamentos que más están sufriendo por su presencia son el Meta, Valle del Cauca, Putumayo y Caquetá, que enfrentan una invasión de docenas de miles de animales”.

Según Linares y Fernández las invasiones más grandes se encuentran en Buenaventura y en los municipios del piedemonte de la cordillera Oriental (Putumayo y Caquetá), con climas muy húmedos que favorecen la permanente actividad de este animal, “que pareciera no para de reproducirse”.

En otras regiones, “el verano los obliga a camuflarse entre vegetación, escombros, vasijas, solares abandonados y en las habitaciones de las casas, pero vuelven a reaparecer cuando regresa el invierno”.

Las autoridades ambientales de todo el país, desde los primeros registros de la invasión en 2010, han estado trabajando la mano con la sociedad para controlar la invasión. “Aun así, de tres municipios iniciales ahora tenemos más de cien”, manifiestan.

“Como bien lo explican diversos profesionales de las Corporaciones Autónomas Regionales (CARs), no tenemos ni personal ni recursos suficientes para enfrentar este flagelo”, dicen. Esta situación tiende a crecer y es comparable a la que sufren Brasil, Venezuela y Ecuador.

Riesgos

El caracol gigante africano invade más de 50 países y causa diversos impactos ambientales y sociales.

“Es una plaga polífaga que se alimenta de prácticamente todo: material vivo (plantas, líquenes y hongos), materia orgánica en descomposición (plantas, animales y basura), heces, derivados de plantas (papel y cartón) y paredes estucadas”, explican los investigadores.

En Colombia ha invadido el espacio cultural de las familias, de los pueblos y campos. Casas, jardines, huertas anexas, pequeños cultivos, los prados de juego de los niños, los cementerios y todo sitio donde pueda prosperar.

Tal y como lo describen los profesores: “Se hacinan por centenares y miles, y producen hedores que desmejoran la calidad de los lugares comunes de la sociedad”.

Además, “consumen y deprimen parte de la riqueza acumulada en años de esfuerzo familiar, al punto que se reduce la cantidad de recurso alimenticio antes abundante y ahora deteriorado, situación que no sufrían los habitantes de los campos”.

Los pequeños productores comienzan a perder parte de sus cosechas por la invasión masiva que afecta diferencialmente los cultivos.

Papayas, anones, cítricos, mangos, guayabas, plátano, yuca, aguacate, algodón, guanábanas, cactus, sábila, tubérculos, calabaza, maíz, ahuyama, sorgo, coco y hasta plantas aromáticas, son atacados. El impacto ha sido tal, que algunas personas han optado por talar o quemar sus árboles frutales para que los caracoles no vuelvan.

“El caracol gigante africano repta por el suelo y entra en contacto con desperdicios de basureros y escombros y ratas. En todos los casos, puede adquirir parásitos, bacterias y hongos y se convierte en vector de organismos que pueden afectar la salud de humanos, animales domésticos y ganados diversos”.

La incertidumbre sobre la presencia de cualquiera de estos organismos en los caracoles, debe bastar para generar un programa de control por los riesgos sanitarios derivados de la zoonosis.

Los investigadores de la Universidad hacen un llamado a la sociedad: “La invitación es para que no continúen transportando al caracol gigante africano, para que no crean que la baba rejuvenece y para que comuniquen a la autoridad más cercana sobre su presencia en la localidad y esta apoye su control”.

Situación actual

El próximo 8 y el 9 de agosto se presentarán resultados del convenio ante diversas instituciones: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Institutos de Investigación del Sistema Nacional Ambiental (SINA), Corporaciones Autónomas Regionales, Corporaciones de Desarrollo Sostenible, Instituto Colombiano Agropecuario, Corpoica, Unidades Ambientales Urbanas, Parques Nacionales Naturales, Policía Nacional de Colombia y Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales y Agrarios, en el Instituto de Ciencias Naturales de la UN.