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La fariña o mañoco, harina que se obtiene a partir de la yuca brava que cultivan comunidades indígenas de la Orinoquia y la Amazonia, es el ingrediente principal de un snack que busca darles alternativas económicas a los sikuani, ppoblación indígena asentada en el municpio de Mapiripán (Meta), priorizado en el Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial.

 

 

VILLAVICENCIO.- Manare, un pasaboca tipo achira, es el nombre del primer snack a base de farina o mañoco, que acaba de ser lanzado al mercado en el Meta, con el fin de prmocionar productos tradicionale sy ancestrales del territorio y para ofrecerles una alternativa productiva a la comunidad sikuani, resguardo Caño Ovejas, en el municipio de Mapiripán.

Este nuevo producto forma parte de un piloto de comercialización de fariña para la empresa La Catira en el Meta, la cual es reconocida en el segmento de la industria láctea, pero que ahora se encuentra desarrollando una nueva línea de snacks autóctonos de la región para promocionar la cultura local a nivel nacional e internacional. 

Como Mapiripán forma parte de los municipios priorizados en el Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) que tienen una planificación especial para implementar la Reforma Rural Integral (RRI) en Colombia, la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se alió con la Agencia Italiana de Cooperación (AICS), la Agencia de Renovación del Territorio (ART) y la Alcaldía de Mapiripán, para desarrollar una estrategia de desarrollo territorial sostenible para la reactivación económica y la integración social del municipio de Mapiripán.

Bajo esta iniciativa, 364 indígenas de (70) familias Sikuani del resguardo Caño Ovejas, integradas por mujeres, hombres, adolescentes y niños/as de cuatro comunidades del resguardo fueron convocadas para sembrar en conucos, cosechar unidos y compartir como pueblo sus sabores, tradiciones y gastronomía, a través de un Consentimiento Previo, Libre e Informado (CPLI).

En desarrollo de esta alianza se acordó la siembra de cultivos para seguridad alimentaria (tubérculos como la tabena) y yuca brava que tenía como objetivo su producción para la transformación para autoconsumo y venta de fariña en el municipio de Mapiripán, recuperar las semillas tradicionales de yuca brava y establecer un total de 12 h, construir una planta y a partir de las prácticas tradicionales, mejorar los procesos de transformación de la yuca brava en fariña y conformar una asociación de productores en el resguardo Caño Ovejas, para lo cual se conforma Asotimapi, Asociación de autoridades tradicionales indígenas de Mapiripán.

De esta manera, según informa la FAO, se ha hecho un proceso de producción de fariña con fines comerciales, combinando prácticas tradicionales y uso principalmente de equipos de fermentado y secado. Al obtenerse las muestras iniciales de fariña, la empresa La Catira solicitó conocer el producto para producir su snack y se inició el piloto de comercialización que busca darle sostenibilidad a la estrategia en el tiempo, dejando capacidad instalada en el territorio, para el desarrollo rural y la reactivación económica. 

Alimento ancestral

Para muchos pueblos indígenas de la Orinoquía y la Amazónica de Colombia, La yuca brava es un alimento ancestral que, a través un largo proceso artesanal, produce una harina gruesa apta para consumo humano, conocida como fariña o mañoco, un alimento que aporta carbohidratos, fibra y es libre de gluten. De ahí que este alimento resultara vital para la nutrición y supervivencia de los cuatro niños/as indígenas que tuvieron un accidente aéreo y desaparecieron en las selvas del Guaviare por más de 40 días, menciona la FAO.

El proceso de preparación de la fariña se inicia con la siembra y cosecha de la yuca brava en conucos, conocida también como yuca amarga. Luego, la raíz se descascara, se ralla y se exprime en una fibra de palma llamado “cebucan”. Después se cierne en una “balay” y se tuesta hasta que se forman pequeños granos de color amarillo. 

El consumo de fariña o mañoco no es exclusivo de las comunidades indígenas, porque las poblaciones que viven en las orillas de los ríos Meta, Guaviare y Amazonas les han comprado este alimento a los indígenas durante décadas, y ya hace parte de su dieta diaria, pues es un alimento que da un sabor muy especial a las comidas. 

Jaime Mañozca Ruíz, coordinador y líder de asociatividad y agroindustria rural de FAO Colombia, resalta que este proceso se desarrolla de manera eficiente y práctica, con una visión antropológica y étnica, respetando todas las costumbres y que puede servir para la nutrición de los niños/as y poblaciones de la Orinoquía y la Amazonía Colombiana.